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Hamburgo, la puerta de Alemania

La segunda ciudad germana sorprende al viajero por su alma marítima y su encanto vanguardista, que aúna historia y diversión.

Vista de la Plaza Römerberg, que fue reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial
Vista de la Plaza Römerberg, que fue reconstruida tras la Segunda Guerra MundialDreamstimeDreamstime

«Llevo unos diez años en Hamburgo y me siento como en casa», podríamos decir que esta frase dicha por un conocido cantante, Andrew Eldritch, refleja el espíritu acogedor con el que Hamburgo recibe no solo a los que van a ser sus futuros habitantes, sino también a los turistas que viajan hasta allí para descubrir todos los encantos de la que es la segunda ciudad más poblada de Alemania, solo por detrás de Berlín. Enorgullecida de su pasado, cuyos orígenes se remontan al año 808, Hamburgo se muestra ahora como una ciudad cosmopolita y moderna, con rincones muy diferentes entre sí, pero formando un conjunto armónico que han hecho de ella una de las ciudades más atractivas para el viajero.

Empezaremos nuestro camino por el que es uno de los símbolos más reconocidos de la ciudad: el puerto de Hamburgo, el más grande del país. El pasado marítimo y la esencia de esta gran urbe se concentran aquí mejor que en ningún otro sitio, no en vano es conocido como «la puerta al mundo de Alemania». Fue inaugurado hace ya diez siglos, en concreto en 1189, y se ubica en la desembocadura del río Elba, en el mar del Norte. Entre las visitas recomendables que hacer aquí está el Mercado de Pescado (Fischmarkt), es el mercado más tradicional y en él puedes encontrar, además de pescado fresco, comida marina, verduras o frutas, pero también ropa, recuerdos y, por supuesto, cerveza. Es una cita ineludible acercarse hasta él los domingos por la mañana, con el maravilloso fondo del río Elba. Aún en el puerto, muy recomendable es la visita de los barcos-museo, como el velero Rickmer Rickmers o el buque de carga MV Cap San Diego. También es muy recomendable pasear por el Puente Flotante y luego cruzar el Túnel del Elba, que conecta con el distrito de Steinwerder, y que por la noche se convierte en un mágico escenario gracias a las luces de la ciudad.

Muy cerca del puerto, se encuentra la Ciudad Almacén o Speicherstadt, incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Fue construido entre 1883 y 1927 para permitir a los barcos descargar sus mercancías directamente en los almacenes a través de un sistema de poleas y es, a día de hoy, una de las atracciones turísticas más transitadas de la ciudad por su belleza arquitectónica y su valor histórico; se ha convertido en una de las zonas más instagrameables, ya que desde aquí pueden hacerse fantásticas fotografías. Aquí además encontraréis salas de exposición y museos, algunos tan peculiares como el Museo de las Miniaturas —en él están expuestas en miniatura representaciones fantásticas, pero también recreaciones de acontecimientos de la historia de Alemania, como la caída del Muro de Berlín— y el Museo de las Especies, entre otros como el propio Museo de la Ciudad Almacén y el Museo Marítimo Internacional.

Su casco histórico, el corazón de la ciudad

Nos trasladamos ahora al casco histórico, la parte más antigua de Hamburgo y la más bella de toda la ciudad. En nuestro recorrido nos detenemos en la Plaza del Ayuntamiento, famosa por acoger uno de los mercados navideños más especiales del mundo; en ella se alza el majestuoso ayuntamiento, un edificio neorrenacentista alemán en cuyo interior se mezclan diferentes estilos. El acceso al vestíbulo es gratuito, al igual que a su patio, donde se puede ver una de las fuentes más bonitas de Hamburgo, aquella que representa a Higía, la diosa griega de la salud, y que se construyó en conmemoración de la gran epidemia de cólera que azotó en 1892 a esta ciudad alemana. A pocos metros del ayuntamiento, merece la pena detenerse también en la Iglesia de San Pedro, la más antigua de la ciudad.

Panorámica del skyline de la ciudad atravesada por el río Main
Panorámica del skyline de la ciudad atravesada por el río MainDreamstimeDreamstime

Seguimos nuestro camino para encontrarnos con el Trostbrücke, uno de los puentes más bonitos y antiguos que podemos ver en toda la ciudad; aquí se encuentran las esculturas del conde Adolf III y el obispo Ansgar. Un paseo por el casco histórico de Hamburgo quedaría incompleto si no se caminara por una de las calles más famosas, la de Deichstrasse, el lugar donde se originó el Gran Incendio de 1842, y hoy día una de las zonas más pintorescas, con bastantes bares y restaurantes, ideales para probar la gastronomía del lugar y embriagarse de la atmósfera de la mágica ciudad de Hamburgo.

Imprescindibles en una visita a Hamburgo

Una visita a esta ciudad alemana no sería lo mismo si no se visita el edificio de la Filarmónica del Elba; diseñada por el estudio de arquitectura Herzog & De Meuron, de esta construcción contemporánea sobresale su fachada vidriada, la cual está cubierta de 1.100 paneles que simulan el efecto del mar. Merece la pena subir hasta su mirador, que puede hacerse de forma gratuita, para contemplar las vistas del puerto. La misma tranquilidad que ofrece esa experiencia la podemos encontrar paseando, en pleno centro de Hamburgo, alrededor del famoso Lago Alster, que, formado por dos lagos artificiales, es uno de los símbolos más representativos de la ciudad. Continuando con esta temática de planes para los amantes de la tranquilidad y la relajación, nos trasladamos al parque y jardín botánico Planten un Blomen, cuya belleza es capaz de sobrecoger al espectador, especialmente su jardín japonés, el más grande de toda Europa. Hay que destacar que esta ciudad se caracteriza por tener un buen número de parques y jardines, no en vano ganó el título de Capital Verde de Europa en 2011.

Alejado de la tranquilidad que depara los lugares antes mencionados, se encuentra Sankt Pauli, el barrio rojo de Hamburgo, sinónimo de vida nocturna y fiestas. Una de sus calles más animadas es la de Reeperbahn, que cuenta no solo con clubs nocturnos, sino también con una cantidad muy importante de bares y discotecas; otra de las más conocidas es la calle Herbertstrasse, en la que los menores, y curiosamente también las mujeres que no se dedican a la profesión, tienen prohibido el paso. Más allá de ello, uno de los sitios por el que es más famoso este barrio es por la Plaza de los Beatles, conmemorando que este grupo tocó allí antes de ser tan famoso.

Por todo lo descrito, Hamburgo es de esas ciudades que merece la pena visitar para empaparse de esa magia y ese aire romántico y marítimo que la hace tan especial. Recorrer sus lugares más emblemáticos y envolverse con esa atmósfera tan particular es algo que, en definitiva, todo viajero debería experimentar al menos una vez en la vida.