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Buenos Aires, seductora y apasionada, así es la capital de Argentina
Tango, asados, fútbol y mucho más definen a esta metrópoli gigantesca que enamora a todos los viajeros

Es una ciudad que, sin saber muy bien por qué, atrae irresistiblemente. Como escribió Jorge Luis Borges: «Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso». Sin duda, si lo que se busca es un destino arrebatador, que haga vibrar, Buenos Aires es un acierto seguro.
Muy cambiante y con una energía creativa arrolladora sumada a una vida nocturna electrizante, tradiciones únicas, riqueza arquitectónica y sublime gastronomía, esta urbe es una de las más emocionantes del mundo. Solo poder caminar por su emblemática Avenida Corrientes, eterna alegoría de la bohemia repleta de teatros, librerías, bares, música y tango en su acera, es por sí solo suficiente motivo para visitar Buenos Aires.
Como uno de sus principales imprescindibles, situado en el cruce de la Avenida 9 de Julio, corazón artístico y cultural de la ciudad, y la Avenida Corrientes, espera el icónico Obelisco. Se alza imponente y parece querer arañar el cielo; no en vano, esta es «la ciudad de la furia».
De soberbia pureza geométrica, terminación en forma de pirámide y casi 100 años de existencia, el Obelisco se ha convertido en una postal de Buenos Aires para el mundo. Como dato, este histórico monumento está a punto de marcar «un antes y un después» en la visita a la capital argentina, y es que se están realizando obras en su interior para que un ascensor panorámico lleve a un mirador que se está instalando en su cúspide. Arriba, cuatro ventanas permitirán disfrutar de una vista privilegiada en todas direcciones. Sí, se espera que esté inaugurado este primer semestre del año, ¡tomen nota de esto!

Resulta una ciudad casi infinita
Su plaza más famosa, la Plaza de Mayo, es otro obligado por lo que representa y por los hechos históricos de los que ha sido testigo. Considerada el centro político de Argentina, en ella se celebran manifestaciones todas las semanas. Una de ellas es conocida mundialmente: la de las Madres de la Plaza de Mayo. Aquí, en uno de sus frontales, se encuentra la Casa Rosada, epicentro del poder presencial argentino y escenario grabado en la memoria de muchos por las apariciones en el balcón de Evita Perón a finales de la década de los 40. Balcón desde donde Madonna cantó «Don't cry for me Argentina» durante el rodaje de la película Evita en 1996.
A tan solo dos kilómetros se encuentra un barrio porteño moderno y exclusivo que bien merece un paseo, Puerto Madero. Tres kilómetros de muelle repletos de restaurantes, rascacielos y un impactante puente que es una obra donde el arte, la simbología y la ingeniería se unen: el Puente de la Mujer.

Los 48 barrios que conforman Buenos Aires constatan que es una ciudad casi infinita. En algunos parece que se ha detenido el tiempo y fomentan la topofilia, ese vínculo afectivo que a menudo se da entre el viajero y el lugar. Palabras mayores son algunos como La Boca, Palermo y Recoleta. Pero uno de los mejores que se adaptan al adjetivo y gentilicio porteño es el barrio de San Telmo.
Tocado por la épica del tango y la bohemia, San Telmo palpita. Atrapa con reclamos identitarios como el mercado de antigüedades de los domingos, el mercado de San Telmo y algunos bares calificados de Bares Notables como «La Poesía», refugio de intelectuales, artistas, poetas y escritores en la década de los 80. Tomar algo en alguna de sus antiguas mesas es sentir con fuerza que cuando acabe el viaje siempre se va a volver a Buenos Aires, y es que amar a una ciudad consiste en regresar a ella aun cuando se conoce de sobra.
Como pincelada para despedir este pintoresco barrio, y teniendo en cuenta que el diseño de autor es inherente a San Telmo, una recomendación es visitar la galería-tienda de la consagrada diseñadora de moda argentina Min Agostini, conocida por «El Secreto de San Telmo». Su fachada es muy discreta y no anuncia nada, pero al flanquear su puerta de hierro recibe un sorprendente local abierto y diáfano en el que tanto la interesante galería de arte como el elegante showroom no dejan dudas de que el contraste entre lo «invisible» de la entrada y el espacio artístico que da la bienvenida es parte del sello de las prendas de Min Agostini: sutileza, feminidad y arte.
Arquitectura inspirada en poesía
En esta ciudad en la que cada rincón tiene algo que ofrecer no faltan bellos palacios que se erigen como la memoria viva de su historia. Quizás el más misterioso, exótico y monumental sea el bellísimo Palacio Barolo.

Arquitectura inspirada en poesía, en concreto en la Divina Comedia de Dante. Al igual que el poema el edificio se divide conceptualmente en Infierno, Purgatorio y Paraíso. Ingresar en el hall es adentrarse en el Infierno custodiado por siniestras esculturas de dragones y serpientes. El Purgatorio abarca desde el piso 1 hasta el 14 y durante las visitas guiadas relatan que, a medida que se sube, las almas se limpian de los pecados para así llegar puras al Paraíso.
Hasta el piso 14 llevan los ascensores, luego seis pisos por escaleras. Llegar al mirador resulta increíble, ya que se compone de balcones alrededor de la torre con vistas 360º al microcentro porteño desde sus 100 metros de altura. Lo corona un faro al que se puede acceder en la visita guiada y en el que el vidrio que forma su estructura evoca a una bola de nieve de esas que venden en las ferias y que al mirarlas fascinan; estar ahí arriba, en el interior de esa «bola», es una experiencia única.
Lo cierto es que los atractivos de la capital argentina apenas caben en un artículo de prensa, ni siquiera en el tango más largo del mundo. Es un enigma la totalidad de lo que esta metrópoli gigantesca ofrece. O una pregunta sin respuesta. Más allá de sus monumentos emblemáticos, de sus históricos barrios y majestuosos palacios, Buenos Aires tiene algo intangible que enamora. ¡No dude en incluirla en su lista de destinos para este 2025!
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