Viajes
Escapada a Bergen, puerta de entrada a los fiordos noruegos
El icónico muelle de Bryggen, con sus coloridas casas de madera, es una ventana al pasado comercial de la ciudad noruega y una imagen de postal de belleza incontestable
Podría decirse de ella que es una ciudad de cuento de hadas, y es que, rodeada de montañas, fiordos y paisajes de una belleza única, este paraíso escandinavo envuelve en la extraña y mágica sensación de estar inmerso en un mundo encantado. Con esta carta de presentación, resulta muy tentador conocer Bergen, ¿no cree?
Sin duda, esta ciudad noruega es una acertada opción para hacer las maletas y disfrutar de un viaje muy especial durante las vacaciones de verano, cuando las temperaturas son un poco más agradables sin llegar a ser cálidas y los días más largos. Además, durante estas fechas se celebran algunos festivales, como el Tysnesfest, que tiene lugar del 10 al 14 de julio en la encantadora isla de Tysnes a las afueras de Bergen, o el concierto de Bruce Springsteen el 21 de julio. Citas que son complementos a una ciudad ya por sí con muchísimos encantos.
Imposible hablar de Bergen sin mencionar su icónico muelle de Bryggen, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este antiguo muelle hanseático, con sus coloridas casas de madera réplicas de las originales del siglo XVIII, es una ventana al pasado comercial de la ciudad y una imagen de postal de belleza incontestable. Pasear por sus estrechos callejones y descubrir tiendas de artesanía, museos y restaurantes es algo imprescindible. De la misma forma, es recomendable visitar el pequeño pero muy interesante Museo Hanseático, con el que es posible trasladarse a épocas pretéritas donde los mercaderes hanseáticos dominaban el comercio marítimo.
Como un esencial en el encantador puerto de Bergen, se encuentra el Mercado de Pescado, ideal para sumergirse en el ambiente local y degustar en sus puestos los productos típicos de la ciudad. Lo cierto es que entrar aquí es una experiencia única: los vivos colores de los mariscos y pescados frescos preparan al paladar para disfrutar de una auténtica fiesta gastronómica.
Pero más allá de estos conocidos atractivos turísticos, Bergen esconde rincones especiales que merecen ser visitados. Para empezar, perderse por los estrechos callejones de Nordnes es una delicia. Este barrio, con la Iglesia Nykirken del siglo XIII como su principal monumento, ofrece una mezcla encantadora de casas de madera antiguas, calles empedradas y vistas al mar. Es un lugar perfecto para pasear sin rumbo, descubriendo pequeñas galerías de arte, cafés acogedores y rincones verdes donde relajarse.
Otro lugar escondido, y muy curioso, es el Museo de la Leprosería de Bergen, uno de los pocos de su tipo en Europa. Este museo, ubicado en el antiguo Hospital de San Jorge, ofrece una visión fascinante de la historia de la lepra y de cómo se trataba a los enfermos en siglos pasados. Es un espacio que invita a la reflexión y ofrece una perspectiva diferente de la historia de la ciudad.
Para los amantes de la naturaleza, una visita al Arboretum y Jardín Botánico, situados en una zona idílica de Milde, es muy recomendable. A poco más de 20 kilómetros del centro de Bergen, alberga una impresionante colección de plantas de todo el mundo, así como senderos que serpentean a través de bosques y a lo largo de la costa. Es un oasis de tranquilidad donde se puede disfrutar de la paz y la belleza del entorno natural.
Y para una romántica despedida de la ciudad, nada mejor que una vista panorámica de ella subiendo al Monte Fløyen en el funicular Fløibanen. Aunque esta atracción es bastante popular, lo que muchos no saben es que una vez en la cima, hay numerosos senderos menos transitados que llevan a través de bonitos paisajes y ofrecen vistas espectaculares del fiordo y las montañas circundantes.
Excursión a Rosendal
Bergen es el punto de partida ideal para explorar los fiordos noruegos, no en vano se le conoce como la «puerta a los fiordos», y es que desde ella es posible visitar fácilmente algunos de los más famosos, como el de Sognefjord o el de Lysefjord, un poco más alejado. Pero también sirve como base para descubrir otras encantadoras localidades de Noruega. Un ejemplo de ello es el pueblecito de Rosendal, al que puede llegar cómodamente en el Hardanger Express Boat, un pequeño crucero que, además de ser un medio de transporte, permite contemplar unas extraordinarias vistas al fiordo Hardanger.
El mayor atractivo de Rosendal, además de su entorno natural, es la Baronía de Rosendal, un palacio del siglo XVII con espectaculares jardines y rosedales que en primavera y verano lucen en todo su esplendor. Es un espacio para relajarse y disfrutar de una experiencia slow travel, de la misma forma que lo es caminar y entrar en contacto con los bellos paisajes que rodean esta localidad noruega, sin olvidar el mirador de Sjethaug, un balcón natural que ofrece las mejores vistas sobre el pueblo y el fiordo.
Aprovechando la escapada a Rosendal, es interesante visitar el Parque Nacional de Folgefonna, el cual alberga tres glaciares, incluyendo el que es el tercero más grande del país; y el lago Myrdal, donde puede dar un paseo en kayak y completar un maravilloso día en otro lugar de cuento de hadas.
No hay duda, si se quiere escapar de lo común y descubrir algo realmente especial, Bergen resulta una elección magnífica no solo por sus impresionantes paisajes, sino por la calidez de sus gentes y su acogedora atmósfera. Sí, es un destino perfecto para vivir unas bonitas y diferentes vacaciones.
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