Gramática y ortografía

¿Se dice "bendito" o "bendecido"? Desentrañando el misterio con la RAE

Ambas palabras son correctas, aunque con matices distintos

Agua bendita
Agua benditaRedes sociales

La eterna disyuntiva entre "bendito" y "bendecido" ha desconcertado a más de uno en el ámbito del lenguaje. Sin embargo, la Real Academia Española (RAE) ha lanzado luz sobre este dilema lingüístico, asegurando que ambas palabras son correctas, aunque con matices distintos.

De acuerdo con el Diccionario panhispánico de dudas, ambas palabras están vinculadas al verbo "bendecir". La RAE especifica que el participio de "bendecir" es "bendecido", y esta forma es la única aceptada "en la formación de los tiempos compuestos".

Así, podemos emplear "bendecido" en situaciones como cuando queremos expresar acciones pasadas o estados que perduran en el tiempo, por ejemplo:

El agua fue bendecida por el sacerdote antes del bautizo.

Por otro lado, la palabra "bendito" tiene un origen interesante, ya que proviene del participio latino "benedictus". En la actualidad, se utiliza exclusivamente como adjetivo y sustantivo. Para hacer uso de "bendito", es necesario encontrar el contexto adecuado, como en la siguiente situación:

El sacerdote guardaba en su bolsillo un pequeño frasco con agua bendita.

Es crucial recordar que los participios son formas no personales de un verbo, y se dividen en dos categorías: regulares e irregulares. En este caso, "bendecido" sigue la norma como participio regular, mientras que "bendito" se revela como una joya lingüística al conservar su esencia latina.

En medio de este aparente conflicto de definiciones, es importante destacar que la clave para discernir entre "bendito" y "bendecido" radica en comprender el contexto. Ambas palabras tienen su lugar legítimo en el español, y su elección dependerá del matiz que deseemos transmitir en cada situación.

En conclusión, la RAE nos brinda la certeza de que tanto "bendito" como "bendecido" son opciones válidas. Ahora, equipados con este conocimiento, podemos abordar con confianza la riqueza de nuestro idioma, utilizando estas palabras con la seguridad de hacerlo correctamente.