Astronomía
Un manuscrito de la Edad Media revela la explosión de una estrella que se repetirá en 2024
Un estudio de una universidad americana relaciona el suceso que recogió un abad alemán sus escritos con un fenómeno astronómico que volverá a tener lugar el próximo año
Hace 806 años, en el año 1217, un monje alemán llamado Abbott Burchard, que en ese entonces lideraba la Abadía de Ursberg, tuvo un encuentro celestial que dejó una marca imborrable en la historia de la astronomía. En una noche estrellada, el monje dirigió su mirada hacia el cielo y quedó cautivado por un asombroso espectáculo: una estrella, que generalmente tenía una apariencia tenue, brillaba de manera excepcionalmente intensa y persistente.
Abbott Burchard no dejó pasar este evento sin documentarlo, y lo registró minuciosamente en la crónica de ese año. En sus escritos, el monje describió la experiencia como una "señal maravillosa" y destacó que este misterioso objeto celeste, ubicado en la constelación de la Corona Boreal, "brilló con gran luz durante muchos días".
Este antiguo manuscrito medieval es el primer testimonio conocido de un fenómeno espacial raro que se conoce como nova recurrente. En este proceso astronómico, una estrella muerta, conocida como enana blanca, absorbe materia de una compañera más grande hasta que llega a un punto crítico y expulsa esta materia violentamente, provocando destellos de luz intensa que se repiten en intervalos regulares.
Un estudio reciente llevado a cabo por el astrónomo Bradley E. Shaefer, de la Universidad Estatal de Louisiana, sugiere que la 'estrella maravillosa' mencionada por Abbott Burchard podría haber sido T CrB, una nova recurrente ubicada en la constelación de la Corona Boreal. Esta estrella experimenta un drástico aumento en su brillo durante aproximadamente una semana cada 80 años. A pesar de su periódico resplandor, este fenómeno solo ha sido documentado científicamente en dos ocasiones: en 1866 y 1946. Se espera, por tanto, que el próximo estallido de esta estrella se produzca en 2024.
El artículo de Shaefer argumenta que tanto el registro de Bouchard en 1217 como otro documento similar de 1787 son los primeros avistamientos conocidos de la nova recurrente T CrB. Sin embargo, surge la pregunta de cómo podemos estar seguros de que esta 'estrella maravillosa' es realmente T CrB y no otro fenómeno celeste, como una supernova o un cometa. Shaefer descarta estas posibilidades, ya que si hubiera sido una supernova, sus restos todavía serían visibles hoy en día, como lo es la famosa Nebulosa del Cangrejo, resultado de una supernova que estalló en el año 1074 y que sigue siendo observable desde casa con telescopios convencionales.
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