Maltrato infantil

Más de 3.300 niños sufrieron maltrato y abusos sexuales en su entorno familiar

Los avisos por malos tratos han aumentado un 25% desde 2016. Tres de cada cuatro menores que sufren violencia sexual son chicas

La cifra es escalofriante, principalmente por lo que esconde: 3.320 niños sufrieron maltrato en Andalucía durante el año 2018 y esa es solo la realidad superficial, que corresponde a los casos detectados por las autoridades. «Estamos hablando de casos reales conocidos, probablemente la estimación sea más alta, igual que pasa con la violencia de género. La violencia sexual en menores es la que más oculta está y solo se ve la punta del iceberg», apunta Antonia Rubio, directora general de Infancia de la Junta. Las denuncias que llegan a través del sistema de información sobre maltrato infantil de Andalucía (SIMIA) lo hacen mayoritariamente desde los servicios sociales (un 86%) y el resto a través de colegios y la sanidad pública. Cada año va en aumento: en 2017 fueron 3.135 notificaciones frente a las 2.654 registradas en 2016 y las dos mil del año anterior. Las denuncias han sufrido un repunte desde esa fecha, ya que en 2014 se avisó de casi 2.700 casos y de más de tres mil en 2013. Ante este panorama, cabe preguntarse los motivos. ¿Hay más casos o se detectan más? «Creo que cada vez la sociedad está más concienciada de que la atención la infancia es un concepto público, que la crianza de los hijos no depende solo de los padres», apunta Rubio.

La Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación clasifica según la tipología y gravedad los malos tratos: pueden ser agresiones físicas, maltrato emocional, negligencia en el cuidado o violencia sexual, según los parámetros establecidos, que diferencian entre leve o moderado y grave. En los casos graves es cuando interviene el servicio de protección de menores, apartando provisionalmente a los niños de su entorno familiar. El extremo de la retirada se complementa con un «trabajo con los progenitores para intentar su regreso» y si no es posible en el plazo de un año, se buscan alternativas de acogimiento para los pequeños.

En 2019, se atendieron más de 1.700 casos de abuso sexual en programas específicos de valoración y tratamiento en Andalucía, de los que 1.300 correspondieron a nuevas víctimas, según datos facilitados por la Dirección general de Infancia, que destaca que «más del 78% son niñas y los más vulnerables son los menores con discapacidad». Respecto a la edad, la responsable del departamento apunta que «cuando más se detectan casos de violencia sexual es entre los 10 y los 14 años. No quiere decir que haya ocurrido en esa edad, si no que es cuando tienen capacidad de verbalizarlo y son los propios niños los que lo comunican».

Para Rubio, esta es la tipología más complicada de detectar, por eso desde la Consejería apuestan por prevenir. «La violencia sexual está muy atrapada dentro del secretismo del entorno familiar de los niños. Es la tipología de maltrato menos visible y los mecanismo psicológicos que intervienen ahí hacen que el niño no lo pueda contar», lamenta. A priori, «el maltrato físico es más visible» porque pueden detectarse hematomas, fracturas o signos que revelen a primera vista que el menor está siendo maltratado. Los avances en este sentido se centran en «acompañar la hoja de notificación SIMIAde un instrumento denominado ‘Valórame’, que permite a través de escalas establecer criterios técnicos estandarizados para valorar que existe un maltrato sobre los menores y la gravedad». Los distintos epígrafes permiten a los expertos concluir si existe riesgo para los niños y acelerar la actuación.

Una campaña para prevenir: «Secretos que duelen»

Las situaciones de abuso sexual en niños suelen tener un elemento común: el silencio que se establece en torno a unos hechos que suelen cometer personas de confianza del niño, ya sean de la propia familia o de su círculo cercano. Según datos del Consejo de Europa, se estima que 1 de cada 5 menores en Europa es o será víctima de alguna forma de violencia sexual antes de cumplir la mayoría de edad. Entre el 70 y el 85 por ciento de los casos, la víctima conoce al autor de los abusos.

Para prevenir y aflorar una realidad que permanece oculta, la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación inició en noviembre la campaña «Secretos que duelen», en colaboración con la Fundación Márgenes y Vínculos. A través de una guía y una completa página web ofrece información a los adultos sobre cómo actuar para detectar si existen abusos y cómo educar a los pequeños para evitar que les ocurra. En este sentido, detalla que «lo habitual es que las víctimas no lo cuenten, por miedo, vergüenza o lealtad hacia el abusador», pero hay signos de alarma que pueden detectarse.

La guía concreta tres «reglas de oro» para educar a los niños: explicarles que su cuerpo les pertenece, que nadie puede tocarles sin su consentimiento y que si se sienten mal con un «secreto» que alguien aunque sea cercano les dice que debe guardar, deben contarlo a un adulto con el que tengan confianza.