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Sociedad

La «Andalucía vacía» se hace fuerte con el alquiler de corta duración

La comunidad andaluza es la segunda en volumen total y gasto, acumulando 810 millones de euros en municipios rurales

El turismo rural se ha convertido en vía de salvación para muchos pueblos Manuel OlmedoLa Razón

Todo tiempo pasado fue anterior. El paradigma del turismo ha cambiado. De la agencia de viajes y los anuncios en el Cambalache se ha pasado a la inmediatez de internet, con sus inconvenientes –como la conversión en parques temáticos de los cascos históricos– y sus ventajas. El alquiler de corta duración a través de las plataformas se ha convertido en un aliado en la lucha contra la despoblación. Los alquileres de corta duración canalizan más de 5.500 millones hacia el comercio local de la España rural y Andalucía es la segunda comunidad en volumen total y gasto. Según datos del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, Andalucía acumula 51.470 solicitudes en el registro de alquileres de corta duración y el 95,97% son turísticos. En Andalucía, 20.950 solicitudes se encuentran activas, 25.370 son provisionales y 5.150 han sido revocadas. Las solicitudes son mayoritariamente de alquiler turístico y se encuentran en las provincias de Málaga, Sevilla y Cádiz.

Un estudio elaborado por Afi (Analistas Financieros Internacionales) revela el fuerte impacto económico y social del alquiler turístico de corta duración en los municipios más pequeños. También pone de manifiesto cómo el modelo turístico que representan los alquileres de corta duración «democratiza el acceso al turismo, permite desestacionalizar y dispersar el flujo de visitantes, y lleva oportunidades de desarrollo económico donde no llega el turismo tradicional».

El estudio destaca cómo la oferta turística de los alquileres de corta duración se consolida como motor económico clave para la España rural, con más de 13 millones de turistas en 2024 alojados en alquileres de corta duración situados en municipios de menos de 10.000 habitantes. El gasto directo generado para esas localidades fue de 5.563 millones de euros. Este flujo turístico está favoreciendo particularmente a los comercios locales. Del gasto total, 3.200 millones fueron canalizados directamente a actividades como restauración, ocio, cultura y comercio minorista.

Andalucía, segunda comunidad con mayores ingresos, acumula 810 millones de euros en municipios rurales. Los viajeros que se hospedan en alojamientos de corta duración en Andalucía convierten a los pueblos de esta comunidad en los segundos que mayores ingresos perciben: casi dos millones de turistas se hospedaron en un alquiler de corta duración en pueblos de menos de 10.000 habitantes generando el citado gasto de aproximadamente 810 millones en municipios rurales. Su estructura de gasto combina peso equilibrado en restauración, ocio y otros gastos. Andalucía es la segunda comunidad en gasto en restauración (165 millones) y ocio (119 millones), destacando el consumo local. La comunidad andaluza es también una de las más fuertes en crecimiento internacional rural (+193%), muy por encima de la media española (78%).

Los municipios rurales de Andalucía, Cataluña, País Vasco y Valencia lideran el crecimiento de turistas internacionales en viviendas de corta duración. El crecimiento andaluz en municipios muy rurales es de un 193% y en localidades de menos de 10.000 habitantes, de un 102%. El informe también destaca el papel del anfitrión como prescriptor de comercio local. El impacto positivo del gasto turístico en pueblos pequeños no es casual, sino que se ve amplificado por el elevado porcentaje de viajeros que reciben recomendaciones directas de sus anfitriones sobre restaurantes, tiendas y actividades cercanas.

Esta conexión personalizada entre visitante y territorio convierte cada alojamiento en una oficina de turismo de proximidad, fomentando el consumo en comercios que, de otro modo, pasarían desapercibidos para el viajero. Es una cadena de valor corta, efectiva y local, que posiciona al anfitrión como actor estratégico en la dinamización rural.

El informe pone el foco en un hecho clave: los municipios rurales aún tienen un enorme margen de mejora en su peso turístico total, particularmente en lo que se refiere a la atracción de visitantes internacionales. Aunque el número de turistas ha crecido de forma sostenida desde la pandemia, 2024 marcó un punto de inflexión con el estancamiento del turismo doméstico hacia las zonas rurales, que por primera vez dejó de crecer. Mientras que los municipios no rurales ganaron un 170% más de turistas extranjeros desde 2021, entre los municipios muy rurales este porcentaje solo llega al 78%. Es decir, aunque el peso de los turistas extranjeros en el turismo total ha crecido en los municipios rurales desde 2021, lo ha hecho con menos fuerza que en los más grandes. Esto subraya la necesidad de diversificar la demanda internacional hacia los pueblos.

Los municipios rurales que han incorporado alquileres de corta duración han experimentado un aumento del 14% en el número de visitantes, especialmente en aquellos sin oferta hotelera tradicional. El impacto es aún mayor entre los turistas extranjeros: la disponibilidad de estos alquileres conlleva un incremento del 36% en visitantes internacionales en los pueblos rurales. Mientras que el 75% de los pueblos rurales carecen de hoteles, más de la mitad ya cuenta con al menos un hogar destinado al alquiler de corta duración.