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28-F
Este 28 de Febrero se celebra el Día de la Comunidad Autónoma de Andalucía. La bandera andaluza es una de las más reconocibles de España. Se compone de tres franjas: verde, blanca y verde, todas del mismo ancho. Se la conoce como “la blanca y verde” -denominación a la que ayudó una canción del granadino Carlos Cano- pero también como “arbonaida”, que significa lo mismo en una antigua lengua romance andalusí denominada aljamía. La primera Mezquita de Al-Ándalus fue la de Algeciras y se denominó “las arbonaidas”, por las diversas banderas de los pueblos de la península.
Éstas son algunas otras curiosidades históricas de la bandera andaluza, cuyo día se celebra oficialmente también el 4 de diciembre.
La bandera institucional de Andalucía se diferencia de la nacionalista en que la primera lleva el escudo de hércules y la segunda una estrella roja de cinco puntas en alusión a la lucha obrera. La enseña extendida y reconocible es la institucional. Sus colores representan la pureza y la esperanza.
En el estudio “Los símbolos en el Andalucismo Histórico, Trayectoria de nuestra bandera, escudo e himno” del historiador Jesús P. Vergara Varela se señala que “está comúnmente admitido que fue en la Asamblea Regionalista de Ronda de enero de 1918 el lugar en el que vieron la luz la bandera y el escudo de Andalucía. Fueron precisamente algunos andalucistas históricos, como el propio Blas Infante, quienes atribuyen a la cita rondeña su aprobación, aunque lo cierto es que aún no contamos con las actas que supuestamente habrían de levantarse en dicho evento. Por su parte, el himno de Andalucía nació en 1933 durante la Segunda República, tal como recogió en una publicación la Junta Liberalista de Andalucía, heredera de los Centros Andaluces. Sea como fuere, lo que sí es innegable es que los símbolos andaluces cuentan hoy con la oficialidad, el recorrido histórico y el reconocimiento popular más que suficientes como para no dudar de su innegable legitimidad, hasta el punto de que alrededor de medio centenar de municipios les han hecho referencia a la hora de elaborar los suyos propios”.
El autor de la bandera fue Blas Infante, considerado el padre de la patria andaluza en el propio Estatuto. Infante, un notario de Coria del Río al que mandó fusilar Queipo de Llano, aludió para elegir los colores al estandarte de la dinastía andalusí de los Omeyas, que era verde; y el blanco provendría del perdón entre el pueblo almohade. Popularmente, el verde representa la esperanza y el blanco, la paz.
Unos colores que además aparecen combinados en estandartes como el de Colls (s. XI), el que ondeó en la Giralda de Sevilla tras la victoria de la Batalla de Alarcos (1195), en los incautados a Boabdil en la Batalla de Lucena (1483) —aparecidos en el escudo del II Conde de Cabra—, los de los barcos de los “Viajes Andaluces” de Colón (1499-1502) —aparecidos en el lienzo Virgen de los Mareantes (1531-1536) de Alejo Fernández (véase pag. 26), y vueltos a utilizar durante la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929) y que Juan Álvarez Ossorio insinúa que los andalucistas identificaron como representativos de Andalucía—, el enarbolado por el IX Duque de Medina Sidonia y el morisco Tahir al Hor en su historiográficamente controvertido complot (1642), o las banderas supuestamente utilizadas según cierta historiografía durante las revoluciones llamadas Gloriosa (1868) y Septembrina (1873) —en las que al verde y al blanco se les suma el negro y el rojo—; aunque parte de esta continuidad cromática responde más a construcciones historiográficas posteriores que a la tenida en cuenta por el propio Andalucismo Histórico”, se recoge en “Los símbolos en el Andalucismo Histórico, Trayectoria de nuestra bandera, escudo e himno” del historiador Jesús P. Vergara Varela.
La figura de Heracles o Hércules se relaciona mitológicamente con Andalucía. Cuenta la leyenda que Hércules viajó la isla de Eritea, ahora entre Cádiz y San Fernando, y que para recordar ese “trabajo” se levantaron las dos columnas con su nombre y que separan África y Europa, los límites del mundo conocido hasta entonces.
A los pies de Hércules, esta leyenda que resume la aportación del Hércules andaluz a la superación mundial de las fuerzas de la Vida: ‘Betica-Andalus’. Este escudo deberá ser orlado por el lema del Centro Andaluz: ‘Andalucía para sí, para España y la Humanidad’, por haber sido el Centro Andaluz la Institución que ha venido a desenterrar en la Historia los valores espirituales andaluces en lo Pasado”. La más antigua de las versiones, y de la que sí tenemos constancia fotográfica, es la que presidió la cita rondeña, conservada hoy en El Museo de la Autonomía de Andalucía ubicado entre las localidades sevillanas de Coria y Puebla del Río, en el que se encuentra la Casa que Blas Infante construyó entre 1931-1933 y en la que fue detenido en agosto de 1936. Ésta cuenta con varias particularidades: el Hércules y los leones —símbolo de la inteligencia dominando la fuerza de la naturaleza— se muestran dentro de una cuartela con las figuras a la manera de la heráldica gaditana, y la filacteria o banda inferior muestra, además de dos únicas franjas horizontales en lugar de las tres de la bandera, una primera versión del lema, con “Andalucía PARA sí”, en lugar del “POR sí”. Un lema que más adelante algunas agrupaciones regionalistas y liberalistas volverán a modificar sustituyendo el “para España” por un “para Iberia”. En las publicaciones regionalistas podemos ir encontrando numerosas versiones, unas más libres que otras. La definitiva nace de la mano del ilustrador coriano Andrés Martínez de León, casi con toda seguridad antes de 1925 por la rúbrica usada en la plancha original aún conservada.
Y la primera vez que se edita oficialmente es en el cartel “Raza brava”, obra del pintor gaditano Francisco Hohenleiter Castro, ateneísta y por entonces cercano a los círculos regionalistas, que resulta ganador del concurso de carteles anunciadores de las fiestas primaverales de Sevilla organizado por su Ayuntamiento en 1934, de mayoría del Partido Republicano Radical, de entre cuyos militantes se cuentan muchos regionalistas, y siendo presidente de la Diputación Hermenegildo Casas, principal impulsor del proceso estatutario en la provincia. Como anécdota, la Comisión Organizadora de la Asamblea Regional Andaluza celebrada en Córdoba en 1933, y cuyo cometido principalmente es echar a andar el proceso estatutario, regala un álbum conmemorativo al Círculo de la Amistad de dicha ciudad en cuya portada no aparece el escudo del Hércules y los leones, sino una composición de los ocho escudos provinciales, orlada por una rama de alcornoque y otra de olivo, sostenida por las alegorías de la Ciencia y del Trabajo, y coronada por la corona mural republicana. En su parte superior aparece la leyenda “Asamblea Regional Andaluza”, por lo que podría tratarse quizá de una composición meramente decorativa más que de una propuesta firme de escudo, ya que es la única vez que aparece en la historia del Andalucismo Histórico”, se apunta “Los símbolos en el Andalucismo Histórico, Trayectoria de nuestra bandera, escudo e himno” del historiador Jesús P. Vergara Varela.
Esta incipiente popularidad de la bandera también provoca la aparición en la prensa de más de una docena de propuestas vexilológicas alternativas, tanto de sectores afines como detractores de la autonomía. Propuestas que incluyen la inclusión de colores como el azul, el amarillo o el rojo, de figuras heráldicas como el sol, o incluso abogando directamente por su sustitución por el pendón de Fernando III el Santo; aunque bien es cierto que la mayoría de ellas tan sólo responden a cuestiones particulares de los autores firmantes de los correspondientes artículos más que a proyectos políticos tangibles”, señala el historiador Jesús P. Vergara Varela en la publicación del Centro de Estudios Andaluces.
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