Naval
“Bravo Zulú” para el buque escuela de la Armada Juan Sebastian Elcano
Un total de 227 futuros oficiales de la Armada Española han regresado este jueves al Puerto de Cádiz
Una ceremonia de abrazos, besos, lágrimas de emoción y orgullo ha recibido hoy a los 227 futuros oficiales de la Armada española que han regresado hoy al puerto de Cádiz tras cinco meses de navegación a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano.
El bergatín goleta, el barco más emblemático de la Armada -también conocido como el “embajador flotante” de España- ha concluido este mediodía en el puerto de Cádiz, del que partió el pasado 12 de febrero, su 94 crucero de instrucción.
Un viaje que ha estado dedicado especialmente a conmemorar el quinto centenario de la primera vuelta al mundo, comandado en su última parte, tras la muerte a mitad de travesía de Fernando de Magallanes, por el marino vasco a cuyo nombre está dedicado el actual buque escuela de la Armada.
Por ello, este año en su recorrido el Juan Sebastián Elcano se ha detenido en lugares relacionados con la que es considerada la mayor gesta náutica de la historia.
Atenas, Italia, Barcelona, Cabo Verde, Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos, Santander, Francia, A Coruña y Marin (Pontevedra) han formado parte de un itinerario que ha incluido una travesía de 29 días por el Atlántico.
Tras escuchar del mando del barco el “Bravo Zulú”, las felicitaciones que en el código naval quieren decir “bien hecho”, los 73 guardamarinas alumnos de la 424 promoción del Cuerpo General de la Armada y los 154 infantes de marina que han recibido su instrucción en este crucero, han descendido del buque escuela de cuatro palos, junto a la dotación de 180 marinos del barco.
Bajo un sol y un calor de justicia, numerosos familiares, con gorros, abanicos, paraguas, globos y carteles les esperaban.
“No se puede describir con palabras este viaje”, decía Juan Miguel Rodríguez, de 26 años y vecino de San Fernando (Cádiz), que asegura que ninguna escuela naval enseña tanto como una travesía de este tipo y que el día más difícil fue “el primero, en el que me despedí de mi familia”.
A bordo realizan parte de la formación del plan de estudios de tercer curso de la carrera, en materias como Navegación, Astronomía, Meteorología, Táctica Anfibia, Seguridad y Protección. Pero sobre todo aprenden lo que es “el trabajo en equipo”, explicaba Juan Miguel Rodríguez, mientras sus padres, hermanos, primos y amigos le abrazaban emocionados.
En el barco además hay tiempo para otras cosas, como relataba a su llegada Rosa Armario, de Rota, al bajarse de Elcano, mientras su familia la recibía al grito de “La Shakira del barco”.
“Un día estaba cantando en la cubierta, y el brigada de la banda de música me escuchó y me invitó a ensayar con ellos”, contaba ella, que con esta banda ha actuado a lo largo de periplo en lugares como la embajada de Puerto Rico.
Porque, en cada una de sus paradas, el Juan Sebastian Elcano se convierte en “un trocito de España que navega” y, como tal, representa al país.
En este crucero, el tercero y último que dedica a la conmemoración del quinto centenario de la primera vuelta al mundo, ha llevado a bordo dos medias botas de Tío Pepe “Estrella de los Mares”, unos vinos “de ida y vuelta” que la empresa vitivinícola González Byass embarcó para recuperar una tradición de hace siglos.
Durante la navegación, factores como la temperatura, la presión y, sobre todo, el vaivén continuo de las olas del mar, han afectado a la crianza del vino y mejorado su organolepsia.
Ahora, a su llegada, serán degustados a bordo del barco esta tarde, antes de que el velero vuelva al muelle de La Carraca, en San Fernando, donde el Juan Sebastian Elcano se someterá a las revisiones necesarias para alistarse el próximo año en un nuevo crucero de instrucción, con sus 3.151 metros cuadrados de superficie de velas.
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