Entrevista

Enrique Acosta, dibujante: «Hay que ser muy exigente con la verdad»

El recién galardonado por la Asociación de Empresas de Publicidad de Sevilla ve necesario «un control deontológico y leyes que exijan» un control de los mensajes

Enrique Acosta, junto a su obra
Enrique Acosta, junto a su obraLa Razón

Dibujante, ilustrador, diseñador, pintor, profesor. Un profesional de la intuición y la curiosidad. Enrique Acosta Naranjo es el artesano creativo tras diseños que forman parte de nuestro imaginario colectivo, como el del SAS o la propia Canal Sur. Acaba de recibir el premio a la trayectoria por la Asociación de Empresas de Publicidad de Sevilla. Aboga por practicar una publicidad justa, sostenible y solidaria.

Estudios hablan de que por el sumidero de nuestra memoria pasan al día 6.000 impactos publicitarios y que solo quedan en la memoria unos dieciocho. Qué estrés para un creativo…

Una verdadera locura. Teniendo en cuenta que la publicidad persigue tres objetivos fundamentales: impacto, diálogo y una feliz venta.

Con la llegada de las nuevas tecnologías y redes sociales, hay una sensación de publicidad invasiva muy grande. A ver si van a matar a la «gallina de los huevos de oro».

La publicidad tiene su grandeza y sus debilidades. Ha sobrevivido desde la antigüedad hasta nuestros días, superando guerras, crisis económicas, etc. Ahora, con los avances de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial cada vez más invasiva, hay que ser muy exigente con la verdad de la información. Por eso es bueno que haya control deontológico y leyes que exijan la veracidad de los mensajes. El publicista tiene hoy el reto de practicar una publicidad justa, sostenible y solidaria.

A través de la publicidad, tal y como usted la entiende, ¿cómo se puede captar la atención?

Cabe distinguir entre la creatividad estratégica, que busca su lugar en el mercado, y la creatividad expresiva, que es la que da fuerza al mensaje por la vía emocional. Captar la atención del público, a veces, puede discurrir por caminos inesperados que tenemos que descubrir los creativos. Por suerte contamos con técnicas y teorías muy sofisticadas para acertar.

Acaba de recibir el premio de la Asociación de Empresarios de la Publicidad de Sevilla por su trayectoria.

Desde la Escuela Primaria ya presentaba dotes artísticas que se fueron alimentando día a día hasta mi integración en una empresa de publicidad. Después vino la publicidad como una actividad dinámica que me permitió adquirir una formación, una metodología y la posibilidad de cambiar de registro a menudo. Por otra parte, el diseño surge de todo esto como una necesidad de recogimiento, una necesidad de expresarme en síntesis sin intereses exclusivamente comerciales. En mi trabajo está la suma de todo lo que soy o todo lo que he aprendido hasta ahora: la metodología del diseño, el rigor en la factura, la capacidad de conceptualización de la imagen. Y, sobre todo, la intuición o la capacidad de imaginar imágenes fruto de mis propios sueños.

Trabajó en la misma agencia con Dalí.

Salvador Dalí ha sido un claro ejemplo de cómo el arte y la publicidad penden puentes para conseguir un relato, una conversación con la colectividad, adaptándose a las necesidades comunicativas de la sociedad de masas.

Tras el logo de Canal Sur, La Bienal de Flamenco o el SAS está su mano. ¿Cómo es ese trabajo de sintetizar en un logo o símbolo, ambas dos, miles de sentimientos, nobles propósitos, ventas?

Yo diría que el proceso creativo se puede simplificar en los siguientes pasos. Primero, la ideación, la conceptualización y la conversión del concepto en imágenes y palabras. Luego la estrategia cromática, la jerarquía espacial, el valor de la imagen icónica o verbal y su proporcionalidad en el espacio compositivo. Esto acompañado de otros recursos y técnicas publicitarias aplicadas a la singularidad de la campaña publicitaria.

Tiene eso mucho de poeta, orfebre, artesano. La paradoja del ejercicio íntimo para conquistar al gran público.

Si me lo permite, prefiero contestar esta pregunta con una frase que me escribió Laura A. Ignacio en su análisis crítico a mi trabajo expositivo (Casino de la Exposición 2015): «Enrique era un artesano con las manos y un intelectual con las ideas».

Cierto. Mientras otros cambian de canal o pasan página, se toman el descanso para picar u otras necesidades, me lo imagino «en su momento» de ver los anuncios. ¿En cuál de ellos le hubiese gustado participar? Su preferido.

Se me viene a la cabeza la campaña que hizo Young & Rubicam (en los años 80) para la compañía Iberia, donde se anunciaba la vuelta a casa del Guernica de Pablo Picasso. Para mí fue muy emocionante.

A modo de «arte final». La Inteligencia artificial, ¿socio o suplantador?

Por supuesto es un complemento, aliado para determinadas tareas. Yo llevo conviviendo con avances tecnológicos revolucionarios varias décadas.