Sociedad
Un hogar donde recuperarse de la enfermedad y de vivir en la calle
Córdoba cuenta con 12 viviendas para personas sin techo que están convalecientes o en estado terminal
Luis tiene 48 años y arrastra más de 20 viviendo en la calle. Las secuelas son visibles porque no tener un lugar donde refugiarse quita años de vida. Alrededor de 30, aseguran las organizaciones especializadas en el sinhogarismo. Aunque el VIH que padece Luis está en fase avanzada, «quiero seguir luchando por mi vida». Y esas ganas las ha recuperado gracias al programa de Viviendas para la recuperación de la salud que la ONG Hogar Sí ha desplegado en Córdoba, Murcia y Madrid.
El objetivo es básico: garantizar el derecho a la salud de las personas sin hogar y eso es imposible en un entorno tan hostil como la calle. Estas viviendas están ideadas como un espacio de seguridad, descanso y estabilidad para las personas sin recursos que padecen enfermedades graves, crónicas o en fase terminal que necesitan cuidados paliativos. También para aquellos que han recibido el alta hospitalaria y se encuentran en un periodo de convalecencia médica.
«Yo salí el 9 de octubre de pagar 24 años en la calle y me derivaron aquí. ¿Para qué? Para empezar a ser yo, no lo que era antes», relata Luis desde una de las viviendas que Hogar Sí tiene en Córdoba. «Me han dado un techo, me han ayudado a salir adelante de la depresión que tenía y tengo, me han ayudado a ir al psiquiatra, a proporcionarme los fármacos que necesito», prosigue. Luis no solo ha ganado calidad de vida gracias a la atención especializada, en el plano médico y social, proporcionada desde esta ONG. También la dignidad suficiente para volver a enfrentarse al mundo «y poder vivir como una persona normal». «He cambiado toda mi vida y quiero que mi familia lo sepa, que se miren unos a otros y digan con lo que ha sido, lo que ha cambiado y cómo está empezando a vivir», comenta.
Para acceder a estas Viviendas para la recuperación de la salud, explican desde Hogar Sí, es necesario que las personas manifiesten su deseo de incorporarse al proyecto y que cuenten con el apoyo de su centro de Servicios Sociales de referencia. Además, dentro de las especificaciones del perfil, se detalla que no deben padecer enfermedades infectocontagiosas al tratarse de un recurso convivencial, ni tampoco enfermedades mentales. Además, se requiere que sean personas autónomas, que puedan valerse por sí mismas y, sobre todo, que estén motivadas para conseguir autonomía tras su convalecencia, si bien aclaran que en el caso de aquellos que estén en cuidados paliativos «la motivación no será un criterio evaluable».
El programa cuenta con un equipo interdisciplinar para responder a la atención integral de las personas en su proceso de inclusión social, compuesto por una coordinación y profesionales de trabajo social, enfermería, psicología, terapia ocupacional y auxiliares sociales y sociosanitarios. Se trabajan desde cada mirada específica, las siguientes áreas de intervención: salud; funcionamiento y dependencia; socio relacional; desarrollo personal, acceso a bienes básicos; ocio y tiempo libre; y ciudadanía y participación.
El servicio de Córdoba cuenta con 12 plazas, de las que ocho son estatales. Para las personas convalecientes, el tiempo mínimo de estancia es de 3 meses y «la baja del servicio no está vinculada con el alta médica, sino con la mejora en todas las áreas de intervención», recalcan desde la entidad. Para aquellos en cuidados paliativos no hay un tiempo mínimo ni máximo.
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