Confrontación política
«Reconstruir» la sanidad sin médicos, ni nuevo modelo y todos en contra
Moreno logra desmontar por ahora a una oposición que cae en sus propias incoherencias, pero ve cómo se agota el tiempo para arreglar su talón de Aquiles
D e la sesión de control de ayer en el Parlamento andaluz se extraen dos lecturas principales: la primera, que la sanidad pública va erosionando día tras día al ejecutivo de Juanma Moreno y el tiempo para enderezar el rumbo se le está agotando; la segunda, que la actual oposición permanece subyugada por la acción del Gobierno de España, en su vertiente izquierdista, y maniatada en la ultraconservadora por posicionamientos del siglo pasado.
Moreno sale casi indemne en el cuerpo a cuerpo con todos los portavoces del arco parlamentario. Ya lo hacía con Juan Espadas y con Ángeles Férriz en la bancada socialista y no cambia con la interinidad de María Márquez, porque todo lo razonable que puede resultar su discurso se desmonta por el pasado y el presente de la «nueva ama» del PSOE-A, María Jesús Montero. ¿Cómo recibir lecciones de quien aplicó la recetas que todavía hoy se están sufriendo en el Servicio Andaluz de Salud? Aun así, la idea de la reconstrucción sanitaria, sin médicos suficientes, ni un cambio de modelo provoca un malestar evidente en la ciudadanía. El sábado pasado fueron 20.000 personas las que se echaron a las calles en Sevilla. La alarma está encendida,
Y le costó a Moreno responder a la «emergencia sanitaria», como la calificó Inma Nieto (Por Andalucía), o a las promesas incumplidas que recordó José Ignacio García (Adelante). A este último lo despachó poniendo en duda su «andalucismo», asegurando que «a quien apoya es a Puigdemont» y sus imposiciones en inmigración al Gobierno cuando no comparte la interposición andaluza de un recurso de inconstitucionalidad por el reparto de migrantes: «Por una cuestión de dignidad no podemos pasar por ese atropello; solidaridad, sí; pero con recursos suficientes». Le dolió a Moreno que el líder de Adelante haya reconocido abiertamente que hará lo que sea para que deje de ser el presidente de la Junta y, pese a ello, lo felicitó por su «política útil» al sacar adelante en el Congreso la ley para la gratuidad de gafas y lentillas a menores de edad.
A la portavoz de la coalición de Sumar en la región, Por Andalucía, Moreno tampoco le respondió a la cuestión sanitaria y se agarró al tema de mayor actualidad: «Le parece normal que todos los informativos hablen de los aranceles, pero le molesta que lo haga yo. Si usted no está en la realidad de Andalucía es un problema suyo». El presidente eludió las referencias directas a las diligencias abiertas en los juzgados por los contratos del SAS, peor hizo un repaso rápida por corrupción del Gobierno de España, «su Gobierno», en cuyo «pleno corazón» están pasando cosas muy graves. «Como feminista que es, ¿qué le parece lo de las señoritas contratadas? ¿No tiene nada de que decir?», le cuestionó en referencia al goteo de informaciones oscuras de la «trama Koldo».
El jefe de ejecutivo sí respondió con dureza a las críticas de la portavoz socialista, María Márquez, que le había recordado, tras las manifestaciones del pasado sábado, que «el que pierde la calle, pierde el Gobierno» y lo había acusado de «no importarle el sufrimiento de la gente».
Moreno aseguró que el Gobierno andaluz está «reconstruyendo la sanidad del enorme destrozo que dejó el PSOE», tras reprocharle Márquez que él era «el responsable de que la salud se haya convertido en el segundo problema de los andaluces» y de haber incumplidos promesas a la ciudadanía. Además, le preguntó si tiene una estrategia para que los cuatro responsables del SAS imputados «no tiren de la manta».
El presidente aseguró respetar a la ciudadanía que se manifiesta libremente, pero lamentó que la manifestación del sábado pasado fuera politizada y monopolizada por el PSOE. «¿Qué pintaba en ella la consejera que más daño hizo a la sanidad andaluza?», se preguntó, al tiempo que aseguraba que María Jesús Montero y los políticos del PSOE presentes en la protesta habían hecho «un flaco favor a quienes quieren una sanidad mejor en la que estamos trabajando». Márquez llegó a criminalizar la gestión sanitaria al preguntar «dónde está el dinero de los enfermos andaluces que se investiga en los juzgados», mientras Moreno permanece en una «sala vip». «La soberbia le sacará de San Telmo», vaticinó la socialista, que leyó la carta viral de una mujer que relata las vicisitudes de su pareja a quien le han detectado un tumor cerebral y cuya operación tuvo que ser suspendida dos veces por cuestiones técnicas. Ante ello, Moreno recordó que en Andalucía se ejecutan 500.000 actos sanitarios al día y que en ocasiones se producen errores, pero por ello «no se puede ensuciar el buen nombre de quienes se vuelcan en favor de la sanidad». «Puedo entender sus necesidades electorales, pero usted roza el populismo» y aquí, en Andalucía, a la señora Montero «se la conoce bien»: fue quien recortó 1.500 millones a la sanidad andaluza siendo consejera, la que «echó a la calle» a 7.500 sanitarios o la que «permitió el pago de sobresueldos»: «¿Ese es el modelo que quieren los andaluces que vuelva?». Moreno recordó al PSOE que tiene un «problema de coherencia» porque no puede generar ilusión una candidata que fue la consejera que «más daño infringió a la sanidad en la historia de Andalucía».
Todo ello sin ocultar que Andalucía tiene problemas con la sanidad porque nadie se preocupó de planificar lo que pasaría cuando miles de médicos se jubilasen.