Movimiento social

Las madres de Conil se organizan contra la droga como en los años 90

Solicitan recursos y ayudas públicas para que sus hijos puedan reinsertarse y acusan al municipio de esconder esa realidad tras el "paraíso turístico"

La iniciativa recuerda a los movimientos vecinales de madres que en los años 90 se organizaron en muchos barrios de España para combatir el impacto devastador de la heroína
La iniciativa recuerda a los movimientos vecinales de madres que en los años 90 se organizaron en muchos barrios de España para combatir el impacto devastador de la heroínaFrancisco Jiménez SaladoAgencia EFE

Más de una decena de madres de Conil (Cádiz) unidas por la adicción a las drogas que sufren sus hijos o familiares han creado la asociación Horizontes de Esperanza para buscar recursos y redes de apoyo con los que afrontar una problemática que, según denuncian, golpea con fuerza a la juventud del municipio.

La iniciativa recuerda a los movimientos vecinales de madres que en los años 90 se organizaron en muchos barrios de España para combatir el impacto devastador de la heroína.

Tres décadas después, las mujeres de esta asociación Conil reviven una situación similar: "Queremos proporcionar recursos y redes de apoyo emocional para acabar con la soledad e incluso la estigmatización que sufrimos", explica Antonia Moreno, presidenta del colectivo.

La trabajadora social Sol Hueso, impulsora del proyecto, alerta de que "el índice de droga aquí es muy grande. Hay una problemática social muy grave, sobre todo entre la juventud, y no hay ningún recurso eficaz. El centro de atención a drogodependientes solo atiende un día a la semana".

"Cuando una persona entra en la adicción se mete en un infierno, y no podemos permitir que esto siga pasando en un pueblo que se vende como un paraíso turístico, pero que esconde esta otra cara", añade la trabajadora social.

Las madres se reúnen una vez por semana en un espacio cedido por el Ayuntamiento en la Casa de la Cultura y han conseguido también un puesto en el mercadillo semanal, donde venden ropa de segunda mano para recaudar fondos. Además, trabajan en la puesta en marcha de una mesa de coordinación con entidades, AMPAS e instituciones para afrontar de forma conjunta la problemática juvenil.

Mari, argentina residente en Conil, conoce de cerca la crudeza de las adicciones: "Mi hermano murió por el tema de la droga, lo he vivido desde prácticamente que tengo uso de razón. En este pueblo mucha gente vive de la droga, entonces por eso no les interesa que desaparezca, porque hay familias que se benefician de ella y la policía sabe dónde está".

Pepi, otra de las integrantes de la asociación, relata el drama de tener que denunciar a su propio hijo: "Al principio lo llevaba bien, pero luego empezó a agredirme, a quitarme todo, a vender lo que tenía en casa. Un día me golpeó con la puerta y lo denuncié, le dieron una orden de alejamiento pero volvió a casa a los cuatro meses. Se vio tan agobiado que él mismo pidió ingresar en un centro. Ha mejorado mucho, pero ha recaído, y aquí no hay seguimiento. Debería existir un apoyo real para quienes intentan reinsertarse".

Carmen, otra madre, dice que ya no le quedan lágrimas después de haberlo pasado tan mal y lamenta la falta de recursos públicos: "Mi hijo se ha metido heroína y de todo. Estas personas necesitan un psicólogo, alguien que esté pendiente de ellos aunque sea una vez a la semana, y un centro donde los tengamos ocupados. El Ayuntamiento debería darles un trabajo, aunque sea de media jornada, para que no caigan otra vez".

Susana, que llegó desde Suiza tras pasar muchos años en Argentina, incide en la necesidad de apoyo profesional y colectivo: "Una madre puede hacer todo para ayudar a sus hijos, pero hay cosas que las tiene que llevar un profesional. Es muy necesario que estemos unidas y necesitamos un respaldo para todas estas madres".

La hoja de ruta de Horizontes de Esperanza incluye talleres educativos sobre prevención, asistencia social, psicológica y jurídica, así como campañas de concienciación ciudadana. También buscan alianzas con centros especializados y reclaman que se visibilice una realidad que, como subrayan, "queda oculta tras la postal turística de Conil".