Opinión/ Méritos e Infamias

De Manu a Manuel

"Entre Manu Sánchez y Manolo Barrios transita una generación y media, que es la que supo tomar el testigo de los que hicieron posible el sueño de que los andaluces decidieran ser españoles de primera clase de una vez por todas"

Manu Sánchez en la gala del 28F
Manu SánchezEP

Con su espontaneidad, Manu Sánchez nos conquistó el corazón el viernes a los andaluces. Nos lo dejó encogido, para entendernos todos. Por su entereza, humanidad y generosidad; ya lo supimos en LA RAZÓN hace unos meses cuando le entregamos nuestro mayor reconocimiento y ahora este puente del 28-F más.

Creo que Manu Sánchez no necesita tener ochenta años, ni haber vivido el franquismo, ni que le hubieran dado con la porra los grises, ni haber portado la bandera original de Blas Infante, como hicieron sus nietos, para colgarla del Ayuntamiento de Sevilla. Porque todo eso, como a tantos andaluces de bien, los honestos, sencillos y sabios, lo guarda en su cuerpo como parte de la masa de su sangre.

Así que Manu Sánchez ya se encuentra afortunadamente en vida en esa galería de andaluces ilustres que hacen patria con inteligencia y naturalidad. En sus emocionadas palabras se acordó del profesor Pérez Orozco que tanto nos ilustró sobre la riqueza del habla, o las hablas andaluzas, de la que tenemo que sentirnos orgullosos. Tanto, que experimentemos vergüenza cuando algún andaluz cambia su acento para parecer no sé sabe qué.

Como Manu se acordó de él, yo lo hago también con el escritor y periodista Manuel Barrios, que tanto hizo por Andalucía y tanto escribió desde el compromiso de sentirse parte del legado que sembró el propio Infante. No creo que ninguna de sus obras no cuente con el profundo andalucismo de la reivindicación de un pueblo sabio y digno desde la Antigüedad.

Entre Manu Sánchez y Manolo Barrios, que podría ser su abuelo y que este año tendría un siglo de vida andaluza, transita una generación y media, que es la que supo tomar el testigo de los que hicieron posible el sueño de que los andaluces decidieran ser españoles de primera clase de una vez por todas y además por referéndum. Cuando a Barrios le rondaba la Canina lo entrevistamos y una de sus lúcidas conclusiones fue reconocerse, en una síntesis, “profundamente andaluz”. Así me gusta recordarlo cada 28-F, refundando este amor sin concesiones por Andalucía, disfrutando de los frutos que él y otros sembraron, confirmando que permanece vivo en la emoción y la sabiduría andaluza de Manu Sánchez.