Entrevista

Miguel Ángel Robles: «Difícilmente en una guerra nos da igual quien gane»

«El nacionalismo es el ejemplo más claro del colectivismo insolidario», asegura el autor de «Philosofers»

El periodista y escritor Miguel Ángel Robles
El periodista y escritor Miguel Ángel RoblesF. Rubiales Choquet

Quizás sea deformación profesional, pero a mis niños les insisto machaconamente en que afilen el arma más poderosa del ser humano: la pregunta. Como herramienta excepcional de transformar la sociedad, su deambular en la misma y como oportunidad de dejar un mejor legado. Y sobre interrogantes existenciales, el periodista Miguel Ángel Robles pregunta a toda la plana mayor de la filosofía universal, en una especie de actualización de «La Escuela de Atenas». Su libro «Philosofers» concentra respuestas inmortales a preguntas de hoy.

¿Las preguntas son más importantes que las respuestas?

Son muy importantes las preguntas, sobre todo aquellas cuyas respuestas tememos. Y más importante aún es una actitud abierta a las respuestas que no queremos o no esperamos escuchar. Como decía Montaigne, sólo de la contradicción se aprende.

Usted en ‘Philosphers’ tira del refranero, que eso sí que es un tratado filosófico, y se hace un ‘Juan Palomo’. Entrevista y responde por 42 filósofos.

Me invento las preguntas, pero las respuestas son de ellos. Incluso literales de sus obras. Ponerlas en forma de conversación es sólo una argucia para conectarlas con la actualidad y que así brillen más.

¿Por qué la filosofía es clave para entender el mundo de hoy?

Porque sin la filosofía, sin el legado de autores como Constant, Montesquieu, Mill, Tocqueville o Marx, no se puede entender cómo hermanan el liberalismo y la democracia, hasta qué punto la separación de poderes es relevante para la libertad del pueblo incluso cuando el gobierno está en sus manos, de qué forma la libertad de expresión y de pensamiento mejoran la vida pública, cómo una sociedad pujante hace que los individuos sean más grandes y los gobiernos más pequeños y por qué las libertades cobran sentido real cuando se garantizan mínimas condiciones de vida.

Le propongo la prueba del 9 con temas de actualidad. ¿Qué filósofo daría respuesta a la amnistía?

La ley y su aparato represivo son el reverso de las libertades. Eso lo podemos leer en Locke, de quien también podemos aprender que el poder legislativo, aunque represente a la mayoría, tiene como límite aquel que viene marcado por el bien común y no puede atribuirse el poder de gobernar por medio de decisiones arbitrarias y cambiantes. También recomendaría la lectura de Popper, quien nos advertía de una de las peores confusiones políticas actuales: la que identifica colectivismo con altruismo e individualismo con egoísmo. Y como ejemplo de colectivismo insolidario, citaba el nacionalismo.

Al mundo entre guerras con el que desayunos todos los días.

Tomás de Aquino, Tomás Moro, Erasmo… El lector encontrará en mi libro una amplia nómina de autores beligerantes sólo con la polarización, representantes del mejor espíritu europeo: el de la ponderación, la conciliación, los matices y el centro. Pero conviene no olvidarse de la advertencia de Orwell: la guerra es el mal, pero en ocasiones es el mal menor. Difícilmente existe un conflicto bélico en el que nos dé igual quién gane.

La sostenibilidad y el futuro del planeta.

Convocaría a Anna Arendt, frente a los negacionistas, para que nos alerte del peligro de transformar verdades factuales o apoyadas por la ciencia en simples opiniones, rebatibles a través de verdades alternativas. La filósofa alemana afirmaba que la libertad de opinión es una farsa a menos que discutamos sobre una base común.

Inteligencia Artificial.

Marcusse veía en la tecnología el instrumento para una futura liberación del hombre, pero sabía que, en la práctica, es un instrumento de dominación y el vehículo habitual para la utilización de las personas como objetos. No podemos separar la tecnología del uso que se hace de ella. Si permitimos que las empresas que desarrollan estas tecnologías, y sus ingenieros de datos, decidan cómo vivimos, será en su propio beneficio, no en el nuestro.

Las medidas verdades como la peor de las noticias.

Las medias verdades… y todas esas misiones y valores que hoy alimentan el relato. Como decía Schopenhauer, sólo los actos dan cuenta de nuestras intenciones. Lo que hacemos es lo que somos. El énfasis en el propósito es un despropósito. Debemos volver a los hechos.

Estos sí que son influencers. Y viendo lo que vemos, «solo sé que no se nada». Habrá que seguir preguntando.

Y sobre todo cuestionándonos aquello que se nos presenta como seguro e inevitable. Todos los días deberíamos recordarnos lo que decía Nietzsche. Pensar críticamente es pensar a la contra. Y pensar a la contra es atacar las ideas, nunca a las personas.