Opinión | «Tornaviaje»

Presupuestos

Carlos Pérez-Ariza: Las cuentas del gobierno se arrastran sobre 2024 desde 2023. Con tantas elecciones seguidas se han hecho un lío. “Sin presupuesto no se puede gobernar” (Sánchez, dixit)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la votación de la Ley de amnistía
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la votación de la Ley de amnistíaEduardo ParraEuropa Press

Rápidos, expeditos con la «mala ley» de amnistía, pero lerdos con las cuentas. Ese primer paso da pie al segundo, pero los amiguetes catalanes, por la misma causa, han adelantado sus elecciones. ERC no puede seguir gobernando sin presupuestos. Sánchez sí. Hay normas presupuestarias para poder gobernar, pero si no salen los números a tiempo se dejan los caducados. Tienen la caja franca de los fondos New Generation y tiran porque les toca. Suma y sigue.

La gresca no cesa en las Cortes. Los de Venecia piden consenso más amplio, menos prisas, pero sus canales venecianos no son vinculantes. Bolaños, el ministro gozoso, abraza a los venecianos como aquel mercader. Los presupuestos pueden esperar, la amnistía no.

El patio político da más giros que las novelas de Agatha Christie. Sánchez, con su «mala ley» semi cogida, se enfrenta a tres procesos electorales que le puede dar nuevos disgustos, como el que lleva en el rostro desde las gallegas. Catalanas nada claras para su Illa de las mascarillas; europeas con un promisorio horizonte popular nada halagüeño para él. Tal vez los posts etarras de Otegui, le den una alegría de esas que se tragan con un par de copas.

Otra sorpresa la da en el Madrid de Lavapiés el ex coleta Pablo Iglesias. Tras dejar la primera trinchera política, ha encontrado el Cielo en la Tierra abriendo la taberna Garibaldi.

Al final, se ha convertido en un empresario capitalista de la hostelería. Hay que recordarle a su muy admirado Ernesto ‘Che’ Guevara: «Quien no vive como piensa, termina pensando como vive». Que tenga precaución con sus tabernarios, no vaya a caer en el olvido del alcohol.

Los que tienen el mismo escaso presupuestos son los españoles. Con unos precios de alimentos, luz, agua e impuestos varios, que no bajan ni a tiros, se han hecho expertos en estirar los mismos fondos para llegar a fin de mes. Esos ciudadanos sí que saben cómo cuadrar cuentas sin que les entre dinero fresco europeo.