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El chihuahua adicto a la cocaína que ha conmocionado a la ciencia: es todo un prodigio de la ciencia

Un chihuahua ha sobrevivido a una ingestión de cocaína con síntomas cardíacos atípicos, desafiando las respuestas habituales a la droga

Chihuahua
ChihuahuaPixabay

Los dueños de animales domésticos saben de sobra el riesgo que supone para sus mascotas ingerir sustancias tóxicas. La vigilancia constante es clave, pero a veces, pese a todos los esfuerzos, ocurren accidentes. Un caso reciente y particular ha puesto de manifiesto la complejidad de estas situaciones.

Precisamente, un Chihuahua macho de dos años se ha convertido en el protagonista de un inusual incidente documentado en la ciencia veterinaria. El pequeño can presentaba un cuadro clínico atípico, con letargo, la lengua fuera de la boca, pupilas dilatadas y membranas mucosas azuladas. Lo más desconcertante fue su bradicardia, un ritmo cardíaco inusualmente lento, que difiere de la reacción habitual a ciertas sustancias.

Ante este escenario, la dificultad para determinar la causa era considerable. Tras una serie de análisis exhaustivos en un hospital veterinario, una prueba de orina confirmó la presencia de cocaína en el sistema del animal, junto con trazas de fentanilo. La cantidad estimada de la droga, que pudo haber sido ingerida o inhalada, ascendía a 96 miligramos.

Un diagnóstico inesperado y su revelación

Con todo, este hallazgo suscitó una gran sorpresa entre los propietarios del Chihuahua, quienes afirmaron no disponer de medicamentos recetados, sustancias controladas o drogas ilegales en su domicilio, tal y como se recoge en un artículo de Arstechnica sobre el caso. Esta declaración añade un halo de misterio a cómo el perro pudo acceder a estas peligrosas sustancias.

En este sentido, la singularidad de este caso radica en la reacción fisiológica del animal. Mientras que la cocaína se asocia comúnmente con un aumento considerable de la frecuencia cardíaca, este Chihuahua exhibió una respuesta contraria y ralentizada. Esta particularidad subraya la complejidad de los efectos cardiovasculares de la cocaína en los cánidos y resalta la necesidad de investigación adicional en este campo.

Afortunadamente, la rápida intervención de los veterinarios fue clave para la recuperación del pequeño paciente. Tras la administración de atropina y epinefrina, los síntomas del perro remitieron progresivamente, logrando una recuperación completa. Como medida preventiva para evitar futuras ingestiones, se aconsejó a los dueños que el can utilizara un bozal de cesta cuando no estuviera bajo supervisión directa.

Asimismo, la documentación de casos como este resulta de calado notable para la medicina veterinaria. Este tipo de informes son cruciales para proporcionar ejemplos del mundo real, capturar escenarios clínicos que estudios más amplios podrían omitir y mejorar los protocolos de emergencia y tratamiento. Los expertos hacen hincapié en la importancia de que los dueños de mascotas sean completamente honestos con los veterinarios sobre cualquier posible exposición a sustancias, ya que esta información es vital para salvar la vida del animal sin que haya lugar a juicios.