
Perros
¿Collar o arnés, qué es lo mejor para mi perro? Pocos lo saben, pero es muy importante saber elegir
La elección entre collar y arnés para el paseo diario del perro es un debate que va mucho más allá de la estética, implicando factores de salud, seguridad y control que todo propietario debería tener en cuenta

Para ciertas razas de perro, el debate entre collar y arnés es un asunto zanjado antes de empezar. Los canes braquicéfalos, como el bulldog o el carlino, sufren de dificultades respiratorias congénitas, y cualquier presión sobre su tráquea supone un riesgo para su salud. Lo mismo ocurre con las razas de tamaño pequeño, cuya fragilidad en la zona del cuello desaconseja por completo el uso del collar tradicional como método de sujeción durante los paseos. De hecho, un collar inadecuado puede provocar o agravar problemas serios, por lo que es crucial entender qué significa que un perro tosa y cuándo debe ser motivo de alarma.
Asimismo, la elección del arnés se impone en el extremo opuesto: con los perros de gran envergadura y fuerza, o con los cachorros que todavía están aprendiendo a caminar con correa. En estos casos, el arnés proporciona al dueño un control mucho más firme y seguro sobre los movimientos del animal, minimizando los tirones bruscos y facilitando un adiestramiento más positivo y menos lesivo para ambos. Utilizar la herramienta correcta es fundamental, pero también lo es aplicar las técnicas de refuerzo adecuadas, evitando el error común que muchos cometen cuando el perro se porta bien.
De hecho, la principal ventaja del arnés reside en su diseño, que distribuye la tensión de la correa de manera uniforme por el tórax y la espalda, liberando de cualquier tipo de presión la delicada zona del cuello. Esta cualidad, fundamental para prevenir lesiones traqueales, es una de las razones de su creciente popularidad, una idea que comparten desde Kiwoko.
El collar, relegado a un uso muy específico
Por otro lado, el clásico collar no ha desaparecido, sino que ha visto redefinido su papel. Su utilidad hoy se centra en ser el portador permanente de su placa de identificación dentro de casa, garantizando que el animal esté siempre localizado. Para el paseo, su uso queda limitado a perros con un adiestramiento impecable, que caminan con calma junto a su dueño y no tiran en absoluto de la correa.
En este sentido, hay actividades en las que el arnés se convierte en un elemento insustituible. En prácticas deportivas como el senderismo o el canicross, donde el perro necesita libertad de movimiento y un soporte ergonómico, un arnés deportivo específico garantiza la comodidad del animal durante el ejercicio intenso y prolongado, algo que un collar jamás podría ofrecer.
En definitiva, la elección ha dejado de ser un dilema estético para convertirse en una decisión basada en el bienestar y la seguridad. Aunque no son herramientas excluyentes y pueden coexistir, la balanza se inclina claramente hacia el arnés como la opción principal para la inmensa mayoría de paseos y actividades, mientras que el collar mantiene su vigencia como un práctico accesorio de identificación.
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