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Evolución

Descubierto un canto universal entre aves para alertar sobre parásitos

Una alarma universal contra los parásitos de nido que combina, por primera vez, instinto y aprendizaje para coordinar la defensa

El resultado final es la protección colectiva de sus nidos larazon

Las raíces de nuestro complejo lenguaje podrían ser mucho más humildes de lo que imaginamos, ancladas no en la genialidad abstracta, sino en reacciones instintivas que compartimos con otras especies. La idea de que la cultura y el aprendizaje florecen a partir de un sustrato biológico común ha sido durante mucho tiempo un pilar teórico en la evolución. Ahora, un descubrimiento en el mundo de las aves proporciona un modelo tangible y sorprendente de cómo pudo haber ocurrido. Este principio se observa incluso en el ámbito doméstico, donde el maullido de los gatos ha evolucionado específicamente para comunicarse con los humanos, adaptando un instinto básico a una nueva forma de interacción.

De hecho, esta hipótesis ha cobrado una fuerza inesperada gracias a la identificación de lo que parece ser el primer ejemplo conocido de una señal de alarma que, aunque se aprende, se fundamenta en un instinto compartido por múltiples linajes animales. Los científicos han destapado un fascinante sistema de comunicación que trasciende fronteras geográficas y barreras entre especies, ofreciendo una ventana única a las primeras etapas de la colaboración vocal.

El hallazgo se centra en un curioso gemido, una vocalización casi idéntica que utilizan más de una veintena de especies de aves en cuatro continentes para alertar de un enemigo común: los parásitos de nido, como los cucos. Estas aves depredadoras intentan depositar sus huevos en nidos ajenos para que otros los críen, una conducta que se ha observado en redes complejas de interacción, tal y como han publicado en Animals News -- ScienceDaily.

Un instinto compartido que se convierte en lenguaje

En este sentido, el mecanismo que permite esta comunicación universal es una brillante combinación de herencia y aprendizaje. Por un lado, las aves muestran una predisposición innata a investigar cuando escuchan este particular sonido, una curiosidad grabada en su herencia genética. Es una respuesta instintiva que actúa como cimiento para todo lo que viene después.

Por otro lado, a través de la experiencia directa, los pájaros asocian ese gemido con la amenaza real del parásito. Al confirmar el peligro, no solo refuerzan la conexión, sino que aprenden a reproducir ellos mismos la vocalización para advertir a sus vecinos. El resultado final es la protección colectiva de sus nidos, ya que al emitir la señal, las aves de los alrededores se congregan y acosan al intruso en un frente común hasta forzar su retirada y asegurar la supervivencia de sus crías.