Mascotas

Si tu gato no para de 'hablar', este es el motivo, y tiene mucho que ver con su evolución como especie

La ciencia avanza en la comprensión de nuestros compañeros felinos, desvelando por qué algunos gatos no paran de maullar y otros prefieren el silencio

Pensaba que estaba teniendo un bonito momento con su mascota, pero era un gato naranja
Pensaba que estaba teniendo un bonito momento con su mascota, pero era un gato naranjaEngin AkyurtPexels

Los gatos muestran una notable diversidad en sus patrones de comunicación. Desde el felino silencioso al 'hablador' constante, esta disparidad en el comportamiento vocal siempre ha intrigado a sus dueños. Una investigación internacional reciente sugiere que la clave podría estar en sus genes.

El estudio, en PLOS One, vincula un gen concreto con pautas de comportamiento como el ronroneo, la vocalización o la agresividad. Un avance considerable para la etología felina.

Un gen ancestral, clave en la personalidad felina

El protagonista es el gen receptor de andrógenos (AR), que regula la respuesta a hormonas como la testosterona. En el cromosoma X, este gen ancestral ya se vinculó a rasgos como la impulsividad o la extroversión. Su particularidad radica en una secuencia interna variable en repeticiones (polimorfismo).

Menos repeticiones implican mayor sensibilidad a los andrógenos, influyendo notablemente en el comportamiento.

De esta manera, el equipo de Yume Okamoto (Universidad de Kioto) analizó el ADN de 280 gatos castrados. Sus cuidadores completaron un cuestionario sobre ronroneo, vocalizaciones y agresividad hacia desconocidos.

Así resultados fueron consistentes: gatos con una versión más corta del gen AR (menos repeticiones) ronroneaban más. En machos, esta variante se vinculó a un maullido más frecuente para pedir atención. En hembras, la misma variante se asoció a mayor agresividad hacia extraños. Los gatos con la versión más larga del gen, menos activa, tendían a ser más silenciosos. La variante larga del gen, más inactiva, fue más común en gatos de raza, seleccionados por su temperamento dócil. Esto sugiere una posible presión indirecta de la cría selectiva en la evolución de estos rasgos.

El hallazgo va más allá de la curiosidad. La variante 'comunicativa' del gen está también en felinos salvajes como el lince, cuestiona que los gatos domésticos solo evolucionen hacia mayor sociabilidad y apunta a la adaptabilidad de la especie como una cualidad de calado. En entornos urbanos, la vocalización clara puede ser crucial para obtener recursos, potenciando rasgos de expresividad vocal en algunos gatos.

Sin duda, el hallazgo tiene implicaciones prácticas. Entender las predisposiciones genéticas permite crear entornos más adecuados, mejorando el bienestar general del gato. Los gatos con la variante larga del gen AR, al vocalizar menos, podrían ocultar malestar, exigiendo una observación más atenta. Este análisis genético también podría aplicarse en programas de conservación o rescate, facilitando hábitats apropiados y la reducción del estrés.

La genética no es el único factor determinante en el comportamiento felino; experiencia, entorno y socialización son también importantes. Pero estudios como este son de calado para desentrañar una parte considerable del rompecabezas. La riqueza de personalidades felinas responde a una combinación única de genes, historia y contexto.