Perros
Los perros son auténticos cazadores de moscas, pero esto podría poner su vida en peligro
¿Instinto o un riesgo real? Descubrimos por qué lo hacen y si hay motivo para la preocupación
Es una imagen común en muchos hogares españoles: nuestro perro, de repente, salta al aire persiguiendo un zumbido invisible para muchos de nosotros. La mosca se convierte en la presa del momento, despertando un instinto cazador ancestral que, a pesar de la vida doméstica, sigue muy presente en nuestros amigos de cuatro patas.
Este impulso no responde necesariamente al hambre, sino a una combinación de su predisposición innata como cazadores oportunistas y, en ocasiones, a una simple forma de entretenimiento. Los perros jóvenes o aquellos con mucha energía pueden encontrar muy estimulante esta pequeña "caza menor" como un juego.
Ante esta escena, muchos dueños se preguntan si permitírselo entraña algún peligro real para su salud. Si bien la imagen puede resultar poco higiénica para nosotros, la respuesta a si comerse una mosca es seguro no es un simple sí o no, depende de diversos factores a tener en cuenta.
¿Es realmente peligroso comer moscas?
Generalmente, si un perro se come una mosca de forma ocasional, no hay por qué alarmarse. Aunque estos insectos pueden haber estado en lugares poco limpios, el ácido gástrico del perro suele ser lo suficientemente potente para neutralizar la mayoría de bacterias o patógenos comunes que puedan portar, según apuntan desde 20minutos.
El verdadero peligro, y uno de los más importantes a considerar, radica en que la mosca haya estado en contacto con insecticidas químicos. Si el insecto ha sido rociado con algún producto, especialmente los no formulados para uso en hogares con mascotas, la ingestión puede acarrear consecuencias graves e inmediatas para el animal.
Más allá de las moscas, no todos los insectos son inofensivos. Abejas y avispas son un riesgo obvio por sus picaduras dolorosas, especialmente en la boca o la garganta. Otros, como las aparentemente inofensivas mariquitas, pueden segregar sustancias irritantes, mientras que cucarachas o mosquitos pueden transmitir enfermedades.
Incluso criaturas que no asociaríamos directamente con el peligro, como caracoles, babosas o lombrices, pueden ser portadores de parásitos internos, como el gusano pulmonar. La ingesta de estos invertebrados puede derivar en infestaciones parasitarias serias.
Hay una diferencia entre un perro que caza una mosca real y otro que muerde al aire sin motivo aparente. Este comportamiento obsesivo y repetitivo, a veces llamado "síndrome de atrapar moscas fantasma", puede ser indicativo de problemas de salud, neurológicos o conductuales que requieren evaluación veterinaria.
Para minimizar riesgos es importante evitar el uso de insecticidas químicos en el entorno del perro. Si se utilizan, deben ser productos seguros para mascotas y aplicados en zonas inaccesibles para el animal. Además, proporcionar suficiente ejercicio y estímulo mental reduce la probabilidad de que cazar insectos se convierta en un pasatiempo por aburrimiento.