Humillante

Huye con la nariz sangrando, semidesnudo y sin cartera: así humillan a este caco en vía publica

"Era un poco escurridizo y se escapó. En ese momento, un vecino alertado por sus chillidos le cogió y le pegó un par de galletas"

Centro de Zaragoza
Centro de ZaragozaCreative Commons Google-Flickr

Celia, la valiente propietaria de un conocido bar en el corazón de Zaragoza, se ha convertido en la protagonista de una insólita historia de valentía tras frustrar personalmente un intento de robo en su establecimiento durante una reciente madrugada. El incidente culminó con el ladrón huyendo por la calle en un estado de semi-desnudez, dejando tras de sí tantas pruebas que hicieron especialmente fácil su inmediata identificación.

El suceso se desencadenó cuando Celia, al salir de su bar en torno a las 4:00 de la mañana, se percató de la presencia de un hombre con actitud sospechosa, vestido con un chándal y una gorra, que merodeaba la entrada. Se trataba del colaborador del caco que ya estaba dentro: vigilaba y protegía la fechoría desde fuera del establecimiento.

"Habían desencajado la puerta y, no se cómo, uno de ellos..."

El instinto de Celia la alertó: al acercarse, vio con sus propios ojos que la puerta había sido forzada. "Habían desencajado la puerta y, no se cómo, uno de ellos entró. Cuando le vi estaba intentando forzar la máquina registradora con dos cuchillos y también con un sacacorchos", explica esta en 'Hoy Aragón'.

En lugar de ceder al pánico, la aguerrida hostelera maña reaccionó con una mezcla de ira e increíble frialdad. Se abalanzó contra la puerta, cerrando el paso al asaltante, y comenzó a gritar pidiendo ayuda a la policía y alertando a los vecinos. La confrontación física escaló rápidamente cuando un vecino, que pasaba por la zona, acudió al oír el altercado.

"Era un poco escurridizo y se escapó. En ese momento, un vecino alertado por sus chillidos le cogió y le pegó un par de 'galletas'". Celia forcejeó con él porque "no sabía si se había llevado algo del local" y le quitó la sudadera, la camiseta y una bandolera que llevaba cruzada. El asaltante, incapaz de mantener su posición, decidió desistir y emprendió la huida, escapando semi-desnudo por la calle y con la nariz sangrando debido a la refriega. El cómplice que actuaba como vigilante también se dio a la fuga.

"Vienes a robar y te robamos"

La clave para el arresto no fue la confrontación, sino las pruebas que el ladrón dejó atrás. Al revisar la bandolera recuperada, Celia y los agentes de la Policía Nacional encontraron una cartera, que resultó ser robada, y un documento crucial: un requerimiento judicial que indicaba que el hombre había sido detenido solo 48 horas antes por un delito previo. Esta evidencia fue suficiente para que la Policía lo identificara rápidamente.

La intervención de Celia permitió que el individuo fuera localizado y detenido nuevamente, confirmando el éxito de su audaz maniobra. La hostelera resume la situación con humor en el citado de medio digital: "Vienes a robar y te robamos", refiriéndose a los objetos que le quitó al frustrado delincuente.