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Ni frixuelos ni arroz con leche, este el postre más dulce de Asturias
Nació como receta de aprovechamiento y hoy es uno de los postres más codiciados de la región
Asturias es una tierra de sabores, grandes platos y excelente gastronomía y su repostería no es una excepción. Mientras que el arroz con leche, los frixuelos o las casadielles suelen llevarse todo el protagonismo, hay un postre que, aunque menos conocido fuera de la región, es una auténtica joya gastronómica: el tocinillo de cielo.
Este manjar es típico de la villa de Grado y se trata de una delicia que conquista paladares con su textura sedosa y su sabor intensamente dulce. Se trata de una especie de flan elaborado con yemas de huevo, agua y azúcar, una combinación aparentemente sencilla que se transforma en un postre celestial. Por eso su nombre no es casualidad: probarlo es como dar un bocado al cielo. Nació como receta de aprovechamiento y hoy es un manjar muy preciado. Si eres de a los que nunca les amarga un dulce, este es tu postre.
Lo que hace especial al tocinillo es su sabor intenso, pero es que además solo puedes disfrutar del verdadero si lo compras hecho en Grado, una localidad medieval, que es punto de paso del Camino Primitivo de Santiago, y donde puedes encontrar esta delicia en todas sus confiterías.
En los últimos años, el tocinillo de cielo ha evolucionado para adaptarse a los gustos modernos y ahora es común servirlo acompañado de una bola de helado, un contraste perfecto que suaviza su dulzor intenso y añade un toque refrescante.
Al baño maría
En Grado, los artesanos que elaboran el tocinillo, cascan los huevos uno a uno, y caramelizan el azúcar hasta ir integrando los ingredientes con el agua. La mezcla se cuece al baño maría, hasta tener una consistencia tipo flan.
Dicen muchos de sus adeptos que se trata de un postre caído del cielo. Aunque no es común encontrarlo en la mayoría de los restaurantes de Asturias, sí puedes disfrutarlo en localidades como Grado y Candamo. Si te atreves a cocinarlo, seguro que también vas a triunfar.
Si visitas Asturias, y en especial Grado, no puedes irte sin probar este postre. Es más que un dulce; es una tradición, un símbolo de la riqueza gastronómica asturiana y un recuerdo que te llevarás contigo. ¿Te atreves a descubrirlo?