Turismo

Las calas vírgenes de Baleares que no te puedes perder este verano

El archipiélago tiene enclaves naturales que sirven aún para desconectar de los lugares más masificados en verano

Las calas vírgenes de Baleares que no te puedes perder este verano
Las calas vírgenes de Baleares que no te puedes perder este veranoGoogle Maps

Las Baleares, conocidas por su belleza natural, su clima templado y sus aguas cristalinas, albergan auténticos paraísos escondidos. Más allá de las playas urbanizadas y los grandes arenales, el archipiélago guarda un tesoro de calas vírgenes, de difícil acceso pero con recompensas inigualables: tranquilidad y naturaleza en su estado más puro.

Menorca, declarada Reserva de la Biosfera, es posiblemente la isla balear con mayor número de calas vírgenes bien conservadas. Una de las más populares es Cala Macarella, con su hermana pequeña Macarelleta a escasos minutos a pie.

Rodeadas de pinos y acantilados, sus aguas turquesa han convertido esta zona en una de las más fotografiadas de la isla. Eso sí, para disfrutar de su calma hay que madrugar o ir fuera de temporada.

Otro rincón imprescindible es Cala Escorxada, en la costa sur, a la que se accede tras una caminata de más de una hora desde Santo Tomás. Precisamente por eso, su aislamiento garantiza un entorno casi intacto.

Sin chiringuitos ni otros servicios

En Mallorca, la isla más grande del archipiélago, también encontramos joyas escondidas. Una de ellas es Cala Varques, situada en la costa este, entre Porto Cristo y Cales de Mallorca.

No tiene servicios ni chiringuitos, y su acceso requiere una caminata de unos 20-30 minutos, pero su entorno natural, sus cuevas marinas y su ambiente relajado la convierten en un lugar mágico. También en el este se encuentra Cala Mitjana, menos conocida que otras vecinas más turísticas, pero igualmente bella y sin edificaciones a la vista.

Ibiza, famosa por su ambiente festivo, también esconde calas secretas para quienes buscan desconectar. Es el caso de Cala d’en Serra, al norte de la isla, una pequeña bahía con aguas transparentes, rodeada de vegetación y sin grandes construcciones alrededor.

Su acceso es algo complicado, por un camino de tierra, pero vale la pena. Más al oeste, Cala Llentrisca es otro rincón apenas frecuentado, cerca de Es Cubells, ideal para hacer snorkel y ver puestas de sol sin aglomeraciones.

Playas de arena blanca en Formentera

Por último, Formentera presume de playas de arena blanca y aguas turquesa en toda la isla, pero también cuenta con rincones escondidos como Caló d’es Mort, una diminuta cala entre acantilados, o Es Ram, más desconocida aún, situada al sur. Su acceso no es sencillo, pero garantiza una experiencia alejada de multitudes.

En la pitiusa menor también está Cala en Baster, situada cerca de Sant Ferran. Es una playa virgen de roca y arena gruesa y menos frecuentada por turistas. Las paredes rocosas que la rodean dificultan la señal móvil, convirtiéndola en un refugio perfecto para quienes huyen de todo tipo de ruido. Es habitual ver a residentes desconectando de los sitios más transitados.

Todas estas calas vírgenes comparten un elemento común: su difícil acceso es precisamente lo que las protege. No suelen tener servicios, por lo que es imprescindible llevar agua, comida y protegerse del sol. A cambio, la recompensa es un día de desconexión total en uno de los entornos más espectaculares del Mediterráneo.