Sociedad
Las cinco costumbres que los menorquines heredaron de los británicos y aún perduran
Menorca fue colonia británica entre finales del siglo XVIII y principios del XIX y la tradición de ese periodo aún permanece en la cultura en algunos rasgos de la cultura menorquina
Menorca, la más serena de las Baleares, fue durante buena parte del siglo XVIII una pieza codiciada por las potencias europeas. Entre 1708 y 1802, la isla pasó en varias ocasiones de manos españolas a británicas y viceversa, quedando marcada por una profunda influencia inglesa que aún se deja ver en su arquitectura, gastronomía y formas de vida.
Más allá de los libros de historia, estas huellas británicas siguen vivas en algunas costumbres cotidianas que los menorquines han hecho suyas y que hoy forman parte de su identidad.
1. El gusto por el té
Una de las herencias más visibles de la presencia inglesa es el hábito de tomar té. Aunque en el resto de España el café es la bebida estrella del desayuno y de la sobremesa, en Menorca es común que muchas familias tomen té negro, especialmente por la tarde, en un ritual que recuerda al clásico afternoon tea británico.
A menudo, se acompaña de pastas o dulces típicos como loscarquinyols o el pa de pessic.
Este gusto por el té se remonta al siglo XVIII, cuando las autoridades británicas introdujeron su consumo regular entre la población local. Aunque la tradición se ha adaptado a los ritmos mediterráneos, sigue siendo un guiño claro al legado anglosajón.
2. Las construcciones de boinders y ventanas de guillotina
El estilo arquitectónico menorquín tiene un sello distintivo inglés, especialmente visible en las casas señoriales de Mahón. Los británicos introdujeron elementos hasta entonces desconocidos en la isla, como los bow windows -ventanas salientes redondeadas- y las ventanas de guillotina que aún se conservan en muchas fachadas.
Estos detalles arquitectónicos no solo aportan una estética distinta, sino que también cumplen funciones prácticas, como una mejor ventilación o mayor entrada de luz. En el casco antiguo de Mahón es fácil encontrar ejemplos de esta fusión entre arquitectura menorquina y diseño británico.
3. La ginebra de Menorca
La destilación de ginebra es, sin duda, una de las tradiciones británicas que más arraigo ha tenido en la isla. Durante la ocupación británica, los soldados necesitaban ginebra, y ante la escasa disponibilidad de importaciones, los menorquines comenzaron a destilarla ellos mismos. Así nació la famosa ginebra de Mahón, que hoy sigue produciéndose de forma artesanal, con métodos tradicionales y un sabor muy característico.
El combinado más popular es el pomada, mezcla de ginebra menorquina con limonada, imprescindible en las fiestas patronales. La ginebra ha trascendido su origen foráneo para convertirse en símbolo local.
4. El sistema de medición del tiempo y los horarios
Aunque en toda España se sigue el horario continental, en Menorca es común encontrar una cierta preferencia por la puntualidad británica, especialmente en el entorno profesional o educativo. Este rasgo, poco habitual en otras regiones del país, se atribuye al influjo de la administración y organización británica durante su etapa de gobierno.
Asimismo, ciertas expresiones del inglés antiguo se han colado en el habla coloquial, especialmente en zonas rurales, aunque muchas están en riesgo de desaparición.
5. El mobiliario y estilo de vida rural
En muchas casas de campo menorquinas aún se pueden ver muebles de diseño sobrio y funcional que recuerdan al estilo georgiano británico. Mesas de madera maciza, cómodas sin ornamentos y chimeneas con repisas altas forman parte de un mobiliario que, aunque adaptado a los materiales locales, guarda similitudes con el estilo inglés del siglo XVIII.
Este legado también se refleja en la distribución de las casas, con salones centrales y dormitorios separados, y en la costumbre de mantener jardines cuidados, donde a menudo crecen especies traídas de las islas británicas.