
Turismo
El paraíso natural de Baleares donde no vive nadie y que tiene una cantina
Es el Parque Nacional más grande de España y está a tan solo a una hora en barco desde Mallorca

A poco más de una hora en barco desde Mallorca, Cabrera se alza como un pequeño paraíso apenas alterado por el ser humano. Este archipiélago, declarado Parque Nacional en 1991, protege un conjunto de 19 islotes donde la naturaleza sigue marcando el ritmo.
Su historia está llena de episodios sorprendentes. Durante siglos, fue refugio de navegantes y escenario de batallas. En la Guerra de la Independencia, miles de prisioneros franceses fueron abandonados en la isla en condiciones extremas, un episodio que aún resuena en su legado. Hoy, los restos de un castillo del siglo XIV recuerdan aquellos tiempos de piratas y conflictos.
Refugio para especies marinas
Pero lo que realmente enamora de Cabrera es su entorno natural. Sus aguas cristalinas están llenas de vida: delfines mulares, tortugas bobas y meros de gran tamaño encuentran aquí un refugio seguro. Bajo la superficie, las praderas de posidonia oceánica, fundamentales para el ecosistema mediterráneo, siguen intactas.
En tierra firme, la isla principal ofrece senderos que invitan a explorar su flora y fauna. La lagartija balear, una especie endémica, cambia de color según el islote en el que habite, y en el cielo es fácil avistar gaviotas de Audouin o cormoranes moñudos.
Sus tesoros naturales
Uno de los rincones más mágicos de Cabrera es la Cueva Azul, una gruta marina donde la luz del sol tiñe el agua de un azul intenso. Un espectáculo natural que recuerda a la famosa Grotta Azzurra de Capri.
Para preservar su esencia, la actividad humana está muy restringida en Cabrera. No hay hoteles ni urbanizaciones, y el número de visitantes diarios es limitado. Gracias a estas medidas, la isla ha conseguido mantenerse como un santuario natural en pleno Mediterráneo.
Desde 2019, su protección se ha extendido a más de 90.000 hectáreas marinas, convirtiéndolo en el Parque Nacional más grande de España. Esto garantiza la conservación de su biodiversidad y refuerza su papel como un refugio único.
Visitar Cabrera es una experiencia irrepetible para quienes buscan naturaleza en estado puro y un respiro del bullicio. Aquí, la historia y la biodiversidad se entrelazan en un entorno que sigue resistiendo el paso del tiempo y a la masificación.
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