Cargando...

Sucesos

Hispanofobia en Baleares: pisotean una bandera de España en las fiestas de un pueblo de Mallorca

El pueblo mallorquín ha celebrado estos días su tradicional fiesta de El Cosso por Sant Agustí, con espíritu trasgresor

Bandera de España istock

El municipio mallorquín de Felanitx volvió a vivir este jueves una de sus citas más esperadas del calendario: la festividad de Sant Agustí. Miles de personas tomaron las calles para participar en una jornada en la que se mezclaron tradición, diversión, sátira y reivindicación social.

Sin embargo, la edición de este año quedará recordada no solo por la gran afluencia de público y el ambiente festivo, sino también por un episodio que desató la polémica y encendió el debate entre los asistentes.

Durante la celebración de El Cosso, una de las peñas más numerosas y conocidas por su carácter provocador, un grupo de jóvenes lanzó una bandera de España al suelo y comenzó a pisotearla mientras bailaban encima.

Un gesto recibido con aplausos

El gesto, que fue recibido con aplausos por algunos, también generó rechazo y críticas por parte de otros, abriendo así una discusión sobre los límites de la protesta y la irreverencia en un contexto festivo.

El momento no tardó en convertirse en el más comentado del día. Las imágenes circularon rápidamente entre los asistentes y en redes sociales, donde la acción fue interpretada de distintas maneras: unos la vieron como una muestra más del carácter satírico que distingue a esta fiesta desde hace décadas, mientras que otros consideraron que se había cruzado una línea innecesaria en una celebración popular.

Una fiesta con espíritu transgresor

El Cosso no es un evento cualquiera dentro de las fiestas de Sant Agustí. Desde su nacimiento en los años ochenta, se ha caracterizado por un tono irreverente y contestatario que lo distingue del resto de actos. Su propuesta va más allá del entretenimiento: pretende ser también un espacio de crítica, ironía y parodia social.

Cada edición suele dejar escenas que oscilan entre lo cómico y lo reivindicativo. Uno de los momentos más esperados, por ejemplo, es el paso bajo palio de las autoridades, una representación satírica que parodia tradiciones vinculadas a épocas pasadas del país. Este tipo de gestos forman parte de la identidad del Cosso y han convertido a la cita en un símbolo de expresión popular desenfadada.

Sin embargo, en esta ocasión fue la bandera la que acaparó todo el protagonismo, eclipsando en parte el resto de propuestas. El debate que se generó demuestra que, aunque se trate de una fiesta marcada por la sátira, sus acciones pueden trascender el ámbito local y convertirse en tema de conversación mucho más amplio.

Participación masiva

Más allá de la polémica, la realidad es que la jornada fue un auténtico éxito en cuanto a participación. Miles de felanitxers y visitantes se congregaron en el municipio para vivir una fiesta que combina lo religioso, lo tradicional y lo satírico.

Además de El Cosso, también estuvieron presentes otras agrupaciones como s’Espaseta, los Rezagaos, Dàtil o Sant Agustí, que aportaron su particular estilo y ayudaron a crear un ambiente diverso y festivo en las calles del municipio. Música, disfraces, comparsas y humor volvieron a ser protagonistas en un Sant Agustí que cada año gana notoriedad dentro del calendario festivo de la isla.

Los actos oficiales y religiosos también tuvieron su espacio, aunque la jornada popular y reivindicativa consiguió atraer a la mayor parte de la atención. La mezcla de elementos —desde procesiones solemnes hasta comparsas provocadoras— refleja la riqueza cultural de esta festividad, que combina respeto a la tradición con espacio para la crítica social.

Entre la celebración y la controversia

Concluida la fiesta, el debate sobre lo ocurrido con la bandera continúa abierto. Para muchos, Sant Agustí es mucho más que una celebración patronal: es un escenario en el que la sátira y la protesta encuentran hueco, aunque en ocasiones el resultado sea controvertido.

El episodio vivido este año confirma que el espíritu del Cosso sigue intacto: un espacio irreverente, provocador y lleno de simbolismo, que no teme cruzar fronteras entre lo festivo y lo político. Lo que para unos fue un acto de diversión y reivindicación, para otros supuso una falta de respeto en un marco que debería centrarse en la convivencia y la celebración.

Sea como sea, lo cierto es que Felanitx vivió un Sant Agustí masivo, reivindicativo y polémico, que ha vuelto a poner en el mapa una fiesta que no deja indiferente a nadie. Entre tradición, crítica y desenfado, la cita patronal del municipio ha demostrado una vez más su capacidad para reunir a miles de personas y, al mismo tiempo, abrir un debate social que trasciende lo local.