Polémicas
Los vecinos de una cala de Ibiza, hartos de la ocupación de las playas: "Es un espacio público, no queremos piratas"
Muchas comunidades vecinales de la isla están cansados de la ocupación de las playas por parte de piratas o de beach clubs que ocupan toda la línea de costa con precios prohibitivos y dejando sin espacio a los residentes
La paciencia de los vecinos de Ibiza con la apropiación irregular de las playas públicas parece estar llegando a su límite. En los últimos años se ha vuelto habitual que embarcaciones auxiliares de yates desplieguen a primera hora del día hamacas, sombrillas y otros elementos en tramos del litoral, reservándolos para el uso privado de sus clientes.
En ocasiones esas instalaciones ni siquiera llegan a ocuparse, pero permanecen durante horas bloqueando el acceso libre a espacios que son de todos.
En Cala Molí, en el municipio de Sant Josep, esta práctica ha adquirido una nueva variante que ha indignado a los residentes. Desde finales de julio, los vecinos denuncian que una empresa dedicada al alquiler de viviendas de lujo ocupa cada mañana parte de la costa con tumbonas, sombrillas y material de baño, como si se tratara de un servicio exclusivo para quienes contratan sus propiedades.
El montaje, aseguran testigos, se repite a diario: un empleado descarga el material de una furgoneta, lo instala en la playa y lo mantiene durante horas, aunque los clientes aparezcan -cuando lo hacen- generalmente por la tarde.
Al principio, algunos bañistas pensaron que se trataba de mobiliario vinculado a un yate fondeado en las inmediaciones. Sin embargo, pronto comprobaron que era una empresa con intereses en tierra firme la que se atribuía ese espacio, como ha publicado el medio local Noudiari.
El reproche de una vecina
Una vecina que llegó a Ibiza el 28 de julio relata que al advertir al empleado de que esa ocupación era ilegal, este respondió que únicamente cumplía órdenes y que su jefe residía en Es Cubells.
La situación alcanzó un punto de inflexión este fin de semana. Alguien decidió retirar las tumbonas y dejar un mensaje escrito en inglés, pegado a una de las sillas: “The beach is a public space and is not included in the house you have rented. If you want to place your sunbed, come like everyone else and place it where you want. Pirates-free Eivissa!” (“La playa es un espacio público y no está incluida en la casa que habéis alquilado. Si queréis poner vuestra hamaca, venid como todo el mundo y colocadla donde queráis. ¡Eivissa libre de piratas!”).
Además del cartel, quienes intervinieron desmantelaron el improvisado “chiringuito” y amontonaron el material que ocupaba el tramo de litoral. La acción, celebrada por los vecinos, se suma a una denuncia presentada a través de la línea verde del Ayuntamiento, aunque hasta el momento no ha habido respuesta oficial.
Una tensión in crescendo
“Estamos cansados de la gente que se cree que todo es suyo, de la falta de respeto hacia la isla y de la impunidad con la que actúan algunos”, afirma otra vecina de Cala Molí. Y añade: “El carácter ibicenco es tranquilo y pacífico, hasta que le tensan las cuerdas como esta vez. No sé quién ha puesto el cartel, pero hay que aplaudirle”.
El episodio refleja una tensión creciente en Ibiza: la pugna entre el derecho al uso público de la costa y los intentos de privatización encubierta, alentados por el turismo de lujo. Los residentes advierten que su paciencia se agota. Y que, ante la pasividad de las autoridades, serán ellos mismos quienes se levanten contra los “piratas” de la playa.