Viajes

Visitar Rabat es genial. Acompañando al Papa, es otro mundo

Visitar Rabat es genial. Acompañando al Papa, es otro mundo
Visitar Rabat es genial. Acompañando al Papa, es otro mundolarazon

El Papa Francisco con el Rey Mohamed VI

La emoción de realizar un viaje empieza cuando lo preparo. Esta vez se trataba de un viaje de Roma a Marruecos, iba a ser un viaje de trabajo volando con el Papa Francisco. Pensaba que encontraría un sol riquísimo y que por fin sentiría el placer de ir sin calcetines, sin botas ni ropa de invierno. Me vi inclusive con gafas de sol y crema protectora solar durante alguna de las visitas de su Santidad en Rabat. Pues no, la sorpresa empezó cuando el avión aterrizó y la lluvia empapó las ventanillas. Dios Santo, y ¡yo vestida de verano! Pensé en ponerme el chubasquero que había metido en la maleta, siempre lo incluyo pensando en el “por el si acaso”, pero se había quedado en la maleta que había facturado...Salimos del avión por la escalerilla trasera bajo una lluvia copiosa. Me vino a la mente en el momento de dejar el avión, si el Papa Francisco llevaría un chubasquero o algo que le cubriera de la lluvia, pero recordé que a Su Santidad le cubren con un enorme paraguas obviamente... Prevenir es el lema de los organizadores de los vuelos papales. Esta vez, el Rey Mohamed VI y su hijo el príncipe “moulay” Hassan, que estaban esperando a pie de escalera a su invitado, llevaban su Djellaba cubriéndose con la capucha que suele ir colgada en la parte posterior del atuendo. Pensé que era por protocolo pero no, confirmamos más tarde que era para mojarse un poco menos. A mi no me preocupa mojarme y aproveché a pesar del clima, para sacar algunas imágenes. No es que haya sido la mejor grabación de mi vida, pero si fue agradable tomar un video del Papa, el Rey de Marruecos y sus respectivas comitivas, caminando a lo largo del pasillo que lo flanqueaban los guardias reales que esperaban impertérritos, a pesar de estar empapados.

Ya en el autobús, intenté grabar algunas imágenes de las avenidas de Rabat y de la gente que esperaba a la comitiva en la calle, pero lamentablemente las ventanas estaban tan empañadas que este video tampoco fue muy acertado. Yo me preguntaba cómo era posible que el chofer no de detuviera para limpiar los cristales, no se veía nada, pero ya se ve que ellos están mas que acostumbrados a conducir en estas condiciones.

Llegamos al hotel, el patio central era precioso y la piscina invitaba a darse un chapuzón, había cesado la lluvia, yo había metido mi traje de baño en la maleta pensando que después del día que ya se anunciaba agotador, me podría meter en plan relax, pero nada, el agua estaba gélida, el jardín estaba desapacible y sinceramente apetecía todo menos mojarse y quedarse helada. Preferí seguir trabajando en la sala de prensa en donde el clima era agradable, éramos mas de 200 periodistas y esto creaba una atmósfera de trabajo con buena temperatura. Dieron las nueve de la noche, el Papa había llegado a la Nunciatura Apostólica a las siete. Envié mi última crónica del primer día. Una de las corresponsales para la prensa española en Rabat, me ofreció ir a cenar con su grupo de amigas. Salir del hotel y patear un poco Rabat por la noche era sugerente, además de tener la ocasión de conocer un sitio en la ciudad. Me sorprendió y agradó que me invitara a ir andando al restaurante. Salimos del hotel y nos dimos un paseo súper agradable, cubiertas con cazadoras, el tiempo era fresco, caminamos pocos minutos, recorrimos la Avenida Chellac, la Rue Mohamed El Jazouli, la Patrice Lumumba hasta llegar a la Rue Ghafsa . El Ty Potes, Restaurante - Epicerie francés, es un punto de encuentro habitual de este grupo de amigas, varias de ellas profesoras de español del Instituto Cervantes en Rabat. Cenamos unas crepes riquísimas y me acompañaron de vuelta al hotel. Volvimos paseando y pasamos delante de la catedral de San Pedro, una iglesia estilo Art Decó, situada en pleno centro de Rabat. El centro de Rabat, es una zona en la ciudad muy agradable y bastante moderna, es tranquila y se puede pasear tranquilamente. Hay restaurantes de moda en la zona. Al día siguiente había poco tiempo para conocer algo mas de la ciudad, pero uno de los empleados del hotel, me acompañó a comprar una tarjeta para el móvil y el periódico, así pude conocer un poco el ambiente de las calles. Es una ciudad con bastante tráfico. Los contrastes son permanentes, se puede ver la entrada de un hotel de lujo y a pocos metros tiendas sencillas estilo colmados y construcciones de casas de solo una planta. A cinco calles del hotel estaba el pequeño negocio en donde venden un poco de todo, el dependiente que solo se comunicaba en árabe con Mohamed el que me acompañaba, está tan habituado a cambiar las SIM de los móviles de sus clientes que lo hace en poquísimo tiempo. También aproveché para comprar la prensa local y charlar con el encargado. Súper simpático aunque algo tímido. Mohamed me ayudó a hacer una foto delante del negocio y volvimos al hotel. Al medio día el autobús nos llevó al Centro Deportivo Príncipe Moulay Abdellah, en donde el Papa celebraría la misa y posteriormente al aeropuerto, en el camino pude grabar algunas imágenes para hacerme una idea de la ciudad de Rabat.

Este ha sido mi tercer viaje a Marruecos y comprobé cuánto le gusta a la gente local hablar con los extranjeros y contarnos sus tradiciones. Esta vez Mohamed, el empleado del hotel comentaba como son la bodas al estilo marroquí, y yo que he vivido una en propia piel, me hizo recordar que sus tradiciones ponen la piel de gallina.