Verano turismo

La 'Guerra de las Hamacas' vuelve a estallar en Canarias: turistas madrugan más que los gallos para conquistar la piscina

Este verano, los turistas se han vuelto a tomar muy en serio el lema “el que madruga, pilla tumbona y hamaca”

La 'Guerra de las Hamacas' vuelve a estallar en Canarias: turistas madrugan más que los gallos para conquistar la piscina
La 'Guerra de las Hamacas' vuelve a estallar en Canarias: turistas madrugan más que los gallos para conquistar la piscinaTiktok

Con el calor apretando, Canarias no solo se convierte en destino de sol y playa, sino también en escenario de una de las competiciones más insólitas (y virales) del año: la ya famosa “guerra de las hamacas”. Sí, la de cada año cuando llega el periodo estival en el Archipiélago.

Este verano, los turistas se han vuelto a tomar muy en serio el lema “el que madruga, pilla tumbona y hamaca” y han llevado esta práctica al siguiente nivel: programan el despertador en plena madrugada, colocan toallas y objetos personales antes del amanecer, y vuelven tranquilamente a la cama o se dan un paseo, todo con tal de marcar territorio junto a la piscina.

La chispa que encendió la mecha este año vino de la mano de Isabelle Hanssen, esquiadora profesional y popular creadora de contenido, que compartió en TikTok una escena digna de documental de naturaleza: huéspedes del Barceló Lanzarote Active Resort desplegando toallas en la oscuridad, como si participaran en una operación secreta de alto riesgo. El vídeo no tardó en hacerse viral, despertando carcajadas y algún que otro facepalm colectivo.

Y no solo pasa en Lanzarote. En Tenerife, las redes sociales están que arden con imágenes de turistas que, literalmente, duermen en el suelo o leen bajo las estrellas, esperando a que el personal del hotel coloque las tumbonas. Ya hay quienes proponen que esta nueva modalidad se incluya en los Juegos Olímpicos: “Resistencia playera al amanecer”.

Ante tal fiebre tumbonera, varios hoteles han dicho basta. Entre las nuevas medidas: asignación de tumbonas al hacer check-in, retirada de toallas solitarias tras cierto tiempo o limitación del número de hamacas por huésped. Todo en aras de la convivencia… y de evitar que la zona de piscina se convierta en un campo de batalla cada mañana.

“Esto ya es parte del folclore turístico”, comenta entre risas un recepcionista de hotel. “Nos falta poner medallas”.

Aunque las nuevas reglas buscan poner orden, la “guerra” aún no ha terminado. Y con agosto a la vuelta de la esquina, no se descarta que surjan nuevas estrategias dignas de estudio sociológico.