
Tribunales
Un sargento condenado a cuatro años de prisión por abusar de una subordinada en Tenerife
También ha sido destituido de su puesto de trabajo y tendrá que abonar a la víctima una cantidad de 10.000 euros a modo de indemnización

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo condenó a un sargento del Ejército de Tierra, destinado inicialmente en Las Palmas de Gran Canaria y posteriormente en Tenerife, a cuatro años de prisión y la pérdida de su empleo por abuso de autoridad, agresión sexual y lesiones a una subordinada, a quien deberá indemnizar con 10.000 euros.
Además, como pena adicional, se le prohíbe acercarse a menos de un kilómetro de la víctima durante cinco años tras cumplir su condena. Sin embargo, ha sido absuelto de cargos similares relacionados con dos agresiones previas: una de tocamientos en un sofá y otra en una cocina.
¿Qué sucedió?
Los hechos ocurrieron a finales de 2020, cuando la soldado asistió al cumpleaños del acusado, con quien compartía un grupo conjunto en WhatsApp y a quien conocía por haber sido su instructor de gimnasia. La celebración se llevó a cabo en un centro comercial de Telde, donde consumieron bebidas alcohólicas.
Ya entrada la tarde-noche, el sargento sugirió que se quedaran a dormir en su casa debido a la hora y para evitar que tuvieran que conducir. En ese momento, el sargento envió mensajes a la cuenta personal de la soldado invitándola a quedarse en su habitación, asegurándole que él dormiría en el sofá. Ella respondió: "No me importa, lo que haga falta, se lo agradezco".
Alrededor de las dos de la madrugada, tras cerrar el segundo local en el que se encontraban, se dirigieron a la casa del acusado en Telde, donde continuaron la celebración bebiendo y bailando. A lo largo de la noche, el acusado comenzó a acercarse cada vez más a la soldado, sentándose a su lado y acariciándole el muslo en una ocasión.
Ante esto, ella decidió cubrirse con un cojín para proteger sus partes íntimas, ya que se sentía incómoda, y finalmente se levantó para dirigirse a la cocina. Mientras estaba en la cocina, el sargento la besó en el cuello, a lo que la soldado respondió apartándose. El hombre, entonces, se retiró y regresó con los demás.
A las cuatro y media de la madrugada, la celebración terminó y todos se dirigieron a dormir. A la víctima le asignaron una habitación, donde recibió un mensaje del militar condenado invitándola a ir a su cuarto, pero ella no respondió.
En lugar de eso, mostró el mensaje a un compañero, quien restó importancia al asunto. En ese momento, el sargento le pidió que entrara en su habitación para hablar con ella. Aunque ella inicialmente se negó, finalmente se acercó, él la tomó por la cintura y la condujo a su habitación.
De golpe cerró la puerta y empezó a darle besos en el cuello, la tiró en la cama, le realizó varios tocamientos, metió la mano de ella dentro de sus pantalones, aunque la mujer intentaba una y otra vez escapar de la situación. Por su parte, el sargento le decía: "Estate tranquila, déjate llevar, no vas a tener otra oportunidad mejor para estar conmigo", si bien, teniendo en cuenta la negativa de la mujer, acabó dejándola salir.
Poco más tarde, mientras estaba dormida le puso el pene en su boca y aprovechó también para tocarle por debajo de la ropa interior. Frente a esto la soldado reaccionó dándole un empujón y salió corriendo, una escena que fue observada por otro militar.
Al día siguiente, el acusado le envió un mensaje diciendo: "Tenemos que hablar", pero ella no respondió ya que estaba dormida. Unos días después, tras solicitarle explicaciones, decidió presentar una denuncia ante la Policía Nacional, ya que no confiaba en realizar el proceso a través de los canales militares.
Consecuencias
Tras todo lo sucedido, la víctima decidió dejar el Ejército y, en la actualidad, trabaja como policía municipal en Telde. Esto ocurrió después de que le diagnosticaran depresión y ansiedad, así como un rechazo a todo lo relacionado con su trabajo anterior.
Por su parte, al acusado lo trasladaron a Tenerife, donde se reunieron todos los detalles del caso y se celebró la vista oral en primera instancia. Terminó con una condena que ahora ha sido confirmada por el Tribunal Supremo.
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