Sociedad
Emprender en tiempos de covid: “Seguimos en mitad del túnel, es imposible hacer cuentas”
Patricia y Darío abrieron el 1 de julio la tienda de ropa deportiva “La despensa muscular de Darío” en La Robla (León), en medio de una pandemia que “ha incentivado el consumo en el pueblo”
Castigada por el cierre de la minería y de su central térmica, con su consiguiente pérdida demográfica, La Robla, una localidad situada a 26 kilómetros de la ciudad de León, no resulta, a simple vista, el lugar más sencillo para emprender un negocio y, mucho menos, después de que la Covid-19 se convirtiera en uno más de sus habitantes.
Sin embargo, dicen que el mundo es de los valientes y, si no, que se lo pregunten a Patricia y Darío, que tenían pensado iniciar en el mes de marzo las obras para arreglar un local y abrir una tienda de ropa de deporte. Con la entrada en vigor del estado de alarma y el confinamiento domiciliario, no fue hasta varios meses después cuando pudieron iniciar la tarea de reforma.
Así, Covid-19 mediante, “La despensa muscular de Darío”, establecimiento de venta de ropa y suplementación deportiva, abrió al público el 1 de julio del pasado año en La Robla, “una zona del Alto Bernesga con una biosfera muy bonita con mucha zona de deporte en la que mucha gente lo practica, desde treking, hasta running o ciclismo”.
Patricia reconoce que la acogida de la tienda “fue muy buena” y da gracias por ello a la gente, “que se portó genial”, ya que “de haber sido del revés, agárrate que vienen curvas”. Además, es consciente de que la situación sanitaria “ha incentivado mucho más que la gente consuma en el pequeño comercio del pueblo en vez de irse a la ciudad a comprar en grandes centros comerciales”, lo que ha hecho que “durante las navidades la gente haya pedido aquí ayuda para comprar los regalos”. Un “gran empujón” que “seguramente si el coronavirus no existiera podría no haberse producido”, ya que “la gente se habría ido a León”.
Otro gran competidor del pequeño comercio es internet, aunque Patricia y Darío decidieron convertirlo “en un aliado” para crear una página web mediante la que “nos hemos sumado al mundo online para poder hacer competencia fuera de La Robla”.
A día de hoy, “tras pasar la navidad y en medio de las rebajas, ya no se puede escarbar más” y, en vez de “poderse ver un poco de luz al final del túnel” porque “seguimos en mitad de él”, Patricia confiesa que “es imposible hacer cuentas”, por lo que “si nos cerrasen quince días ahora mismo, no notaríamos gran cosa”.
“Nos da la risa, pero es muy complicado, la gente tiene mucho miedo y cada vez más, cada ola de la pandemia es peor que la anterior y yo lo noto, la gente no sale a la calle y tiene miedo a venir, tocar las cosas, solo quieren irse al monte y desaparecer”, apunta Patricia.
No obstante, la roblana se autodefine como “masoca” y confiesa que, después de haber tenido “media vida” negocio en La Robla, concretamente un gimnasio durante 14 años, y de haber trabajado para el Ayuntamiento”, la zona “me ha dado mi modo de vida”, motivo que le ha hecho “seguir apostando” por ella, “porque aquí hay recursos suficientes, está León cerca y no es un pueblo muerto, aunque ya bastante lo mataron primero con el tema de la mina y ahora la central térmica”.
Vueltas de tuerca
“El aburrimiento te hace darle muchas vueltas a la cabeza y la vida ahora mismo es muy aburrida”, advierte Patricia, quien asegura que, junto a su pareja, buscan constantemente nuevas fórmulas para darle vueltas de tuerca a su negocio.
“Estamos en una zona de mucho deporte y vendemos mucha suplementación alimentaria”, explica Darío, quien tiene claro que “la suplementación se mantendrá sí o sí en la tienda”, a lo que se suman “pedidos fuera, a Madrid, Valencia, Ponferrada e incluso León”, así como “colaboraciones con gente con profesionales de pádel o la lanzadora de disco Inés Venero y otros deportistas” para hacer ver que “no solo la suplementación es para el culturismo, como la gente piensa”.
En el caso de que la venta de ropa, de varias marcas que tienen en exclusividad, “no vaya como debería ir”, Darío ya tiene en mente vender bajo catálogo, algo que “quitaría la ropa de la tienda y permitiría dar una vuelta para buscar otro estilo de vida, como poner máquinas, hacer entrenamientos personalizados y clases dirigidas o ser puntos de entrega para empresas de paquetería para “tener una fuente de ingresos”.
En definitiva, Darío y Patricia buscar “muchos pocos” para “tratar de hacer un mucho” hasta “tocar la clave que nos lleve a estar estables”, pero siempre “teniendo en cuenta que llevamos seis meses y los inicios cuestan”.
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