Tribunales
Seis años de cárcel por abusar de una amiga en una casa rural que estaba ebria
La Audiencia Provincial de Ávila impone esta pena a un joven de 23 años por unos hechos ocurridos en verano de 2019 en la localidad abulense de El oso
La Audiencia Provincial de Ávila ha condenado a un joven de 23 años, con iniciales D.G., a seis años de cárcel por abusar de una amiga en una casa rural aprovechando su estado de embriaguez.
Los hechos ocurrieron en julio de 2019 en la localidad abulense de El Oso donde acudieron para pasar el fin de semana. Según la sentencia, tras pasar la tarde y las primeras horas de la noche ingiriendo bebidas alcohólicas y escuchando música, el acusado lanzó a la piscina a la víctima, que cuando ocurrió el suceso tenía 19 años, por lo que ésta hubo de despojarse de la ropa, quedándose en ropa interior y tapada con una toalla.
Seguidamente el grupo siguió consumiendo bebidas alcohólicas, hasta que sobre las dos de la madrugada la víctima comenzó a sentirse mal a causa del alcohol ingerido, por lo que fue trasladada a su habitación que se encontraba en la planta de arriba. Fue llevada en brazos, ya que no podía caminar ella sola, la pusieron la camiseta del pijama y la acostaron en la cama, tapándola con una sábana.
Más tarde, sobre las tres de la madrugada, el acusado subió a la planta de arriba y se metió en la habitación donde se encontraba la víctima y, tras acompañarla a vomitar al cuarto de baño, volvió a la habitación y se metió en la cama con ella. Entonces y aprovechándose de que se encontraba privada de sentido a causa del alcohol ingerido, le desabrochó el sujetador y le bajó el tanga, realizando diversos tocamientos, para finalmente introducirle el pene en la vagina, “con el evidente propósito de satisfacer sus deseos libidinosos y mientras permanecía totalmente ajena a los hechos al hallarse privada de sentido”.
Durante el juicio, celebrado a finales del pasado mes de marzo, tanto la Fiscalía como la acusación particular manifestaron que veían “acreditado” que la víctima no había dado su consentimiento al encontrarse “privada de sentido” por efectos de la ingesta de alcohol y que la naturaleza del abuso había llegado a la “penetración por vía vaginal”, dado el “dolor” en sus partes íntimas que sintió la víctima a la mañana siguiente.
La defensa, por su parte, centró su alegato final en que los hechos que se juzgaban “no han quedado acreditados”, más allá de “una relación sexual” basada “en tocamientos” que el procesado “reconoció y entendió que se estaba produciendo con el consentimiento” de la joven
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