Música
Amaral demuestra en Sonorama Ribera que bailar sentados es bailar
Cientos de asistentes disfrutan de un “atípico” festival marcado por la pandemia
El festival Sonorama Ribera, que se celebra en Aranda de Duero (Burgos), ha recuperado en su segunda jornada la esencia que le ha convertido en uno de los eventos estivales con más arraigo popular en buena medida gracias al tirón de su cabeza de cartel del viernes: los zaragozanos Amaral.
Si no ha colgado el cartel de no hay billetes, cerca habrá estado. La llegada del fin de semana y el inicio del puente en algunas comunidades autónomas ha traído consigo el desembarco de numerosos sonorámicos que han logrado que se roce el tope de aforo, fijado en 5.000 personas.
La jornada ha comenzado con una atípica calma para las fechas en la capital ribereña. Lo que hasta antes de la pandemia había sido un continuo trasiego de festivaleros por las calles de la villa, se ha convertido en esporádicos grupos de asistentes al festival que esperaban al inicio de los conciertos haciendo algo de turismo o terraceando.
Los castigados establecimientos de hostelería arandinos no han ocultado su satisfacción por el incremento de la parroquia. “Se ha notado sobre todo a la hora de las comidas. Tampoco ha sido algo exagerado. Nada que ver con otros años. Pero se agradece que venga más gente”, ha reconocido a EFE el camarero de un céntrico bar de la villa.
Poco a poco, los asistentes al festival se han ido acercando a un recinto ferial en el que se ha reforzado la seguridad para garantizar el control del numeroso público y asegurarse que se cumplen las estrictas normas sanitarias impuestas y que, en líneas generales, se han respetado de forma mayoritaria.
El calor reinante ha provocado algunas de las críticas más recurrentes en las redes sociales, ante la imposibilidad de acceder a la zona de conciertos con bebidas o la escasez de puntos de agua en el recinto.
Pero los sonorámicos que se han ido concentrando se han ido sumergiendo en el ambiente festivo y disfrutando con las actuaciones que se han ido sucediendo en el único escenario habilitado para este año.
Los sevillanos Derby Motoretas’s Burrito Kachimba han abierto las actuaciones con su ‘kinkidelia’, esa mezcla de rock andaluz y psicodelia, mientras los primeros espectadores de la tarde desafiaban el intenso calor.
El indie folk de la malagueña Anni B Sweet ha seguido animando al público con sus melodías pop con toda la fuerrza de su voz en una selección de sus temas en castellano.
Uno de los conciertos que pasará al recuerdo de esta atípica edición de 2021, igual que en la de 2019, fue el de Carlos Tarque, será el de Delaporte.
Desde el primer momento, desde los primeros acordes el público ha conectado con los acordes del dúo italo-español, que ha hecho bailar en sus sillas a los festivaleros que han reconocido a su término que habrá sido una de las mejores actuaciones del año.
Pero el momento culminante ha llegado con la aparición de Amaral en el escenario. Encadenando para arrancar el concierto Señales, de su último disco, ‘Salto al color’ con dos de sus clásicos, ‘Universo’ y ‘Marta y Sebas’ se han ganado a un público deseoso de disfrutar de su impecable directo.
Ha sido el momento aprovechado por Eva Amaral para agradecer la asistencia a su concierto, y asegurar que el último año les ha permitido descubrir “que los ojos de los asistentes a sus actuaciones brillan más que las lluvias de estrellas que se suceden estos días, que bailar sentados es bailar” y que con eventos como este ha llegado “el principio del fin” de lo vivido en los últimos meses.
La alternancia de temas de su último trabajo discográfico con éxitos anteriores se ha sucedido durante todo el concierto. “Nuestro tiempo’, ‘Ruido’ o ‘La marea’ han hecho las delicias de un público que les han seguido coreando cada tema, aplaudiendo y jaleándolos, bailando sin despegarse del asiento asignado y sin retirarse la mascarilla.
Con ‘Entre la multitud’ han hecho un primer amago de finalizar el concierto. Pero nadie se ha movido de sus asientos, deseosos y casi sabedores de que habría algo más.
Una rompedora puesta en escena en la que parte del conjunto ha vuelto al escenario ataviados con máscaras ha precedido a la vuelta al micrófono de Eva, luciendo un vestido rojo, y Juan que han interpretado ‘Kamikaze’ y ‘Salvaje’ antes de que con ‘Halconera’ dieran por cerrada su participación en Sonorama 2021.
Todo un clásico, los acordes de Moonriver, han acompañado al adiós de los zaragozanos, a los que se apreciaba muy satisfechos de poder volver actuar ante tanto público.
Ha sido el momento aprovechado también por muchos de los asistentes para ir a meter algo al estómago. Al fin y al cabo, aún quedaba noche por delante con León Benavente y Arde Bogotá, que han sido los encargados de cerrar la segunda jornada de Sonorama.
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