Campo

“Sin Asaja, los sindicatos agrarios hubieran sido de clase”

Eusebio Orrasco, promotor del Sindicato Jóvenes Agricultores de Valladolid, origen de la actual Asaja en la provincia, cuenta la historia de la organización en un libro que quiere también lavar la imagen dañada tras la Operación Cebada

Eusebio Orrasco, autor del libro sobre la historia de Asaja en Valladolid, y primer presidente del Centro Provincial de Jóvenes Agricultores
Eusebio Orrasco, autor del libro sobre la historia de Asaja en Valladolid, y primer presidente del Centro Provincial de Jóvenes AgricultoresR. OrtegaLa Razón

Más de cuarenta años han pasado ya desde que un 7 de febrero de 1981 se pusiera en funcionamiento, bajo la presidencia de Eusebio Orrasco y con la colaboración de un puñado de inquietas personas que querían modernizar el campo, el Centro Provincial de Jóvenes Agricultores (Cenja) en Valladolid, origen de lo que hoy es la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en la provincia vallisoletana.

Un tiempo en el que se ha producido un gran cambio en la actividad del campo pero también en lo que es la labor y gestión de los sindicatos agrarios. “En aquellos años de finales de los setenta y principios de los ochenta la actividad agraria estaba en pañales y el agricultor trabajaba para subsistir”, señala a este periódico Eusebio Orrasco, autor del libro sobre la historia de Asaja en Valladolid.

Una publicación con 115 páginas que acaba de lanzar con la que, además de contar con pelos y señales el nacimiento y transformación de este sindicato agrario en Valladolid durante estas últimas cuatro décadas, pretende “lavar” la imagen de esta organización “que ha quedado muy dañada”, dice, tras el escándalo de corrupción que la ha salpicado en los últimos tiempos principalmente en la persona de Lino Rodríguez, quien fuera el presidente de Asaja en Valladolid entre 1990 y 2015. Un dirigente agrario que hasido condenado por la Audiencia de Valladolid como autor de un delito de estafa, apropiación indebida y otro de administración desleal y falsedad de documento mercantil, en el caso de la denominadaOperación Cebada’, fruto de la investigación policial a raíz de la denuncia presentada por el tesorero de la organización agraria en 2013, y por la que suma ya más de trece años de cárcel, que podrían ser más ya que tiene otras dos causas pendientes.

“Este caso ha hecho mucho daño a Asaja, pero también y sobre todo al sindicalismo agrario, ya que el agricultor ya no se fía”, lamenta el también promotor del Instituto de Desarrollo Comunitario de Valladolid (I.D.C), natural de la localidad vallisoletana de Cogeces del Monte y ligado siempre al campo por herencia familiar.

En el libro, Orrasco repasa también la Fundación del CNJA a nivel nacional antes de su irrupción en Valladolid, así como la fusión de los Jóvenes Agricultores con la Asociación Unión de Federaciones Agrarias de España (Ufade) y los cambios que supuso. También los comicios comarcales de Asaja y las elecciones a cámaras agrarias en Valladolid pasando por las grandes protestas y manifestaciones masivas en la calle en defensa delsector agrario, con especial hincapié en el remolachero; el cambio en la actividad sindical que supuso la llegada de Lino Rodríguez a la presidencia de Asaja; las empresas filiales de la organización; hasta desembocar en el proceso judicial y la ilusionante llegada de Juan Ramón Alonso “Moncho” a la presidencia del sindicato, que hoy sigue dirigiendo.

Protesta de Asaja en el año 1986 en Valladolid en defensa del campo y el cultivo de la remolacha. En la imagen, Eusebio Orrasco junto a otros sindicalistas como Ricardo Martín, Marcelo Morchón y Francisco L. belloso
Protesta de Asaja en el año 1986 en Valladolid en defensa del campo y el cultivo de la remolacha. En la imagen, Eusebio Orrasco junto a otros sindicalistas como Ricardo Martín, Marcelo Morchón y Francisco L. bellosoHistoria de Asaja ValladolidLa Razón

“El principal objetivo que pretendo con este libro es poner a Asaja en Valladolid en el lugar que le corresponde y donde estaba el sindicato antes de que llegara Lino Rodríguez a la presidencia”, explica Orrasco, mientras recuerda con orgullo la infraestructura que llegó a contar la organización en la provincia de Valladolid en su primera década de la mano de hasta cinco presidentes, con más de 1.500 afiliados y con un saldo económico de más de treinta millones de las antiguas pesetas.

“Todo esto se consiguió sin nada, solo con la ilusión y las ganas de un grupo de personas y en un “ambiente de amigos” que querían que el campo se profesionalizara más y dar respuesta a los graves problemas existentes”, señala, al recordar que en aquella época había una “gran inquietud” por crear asociaciones y apuntar, contundente, que sin la labor de Asaja, los sindicatos agrarios habrían sido de clase”.

De hecho, cuenta Orrasco que en estos cuarenta años los sindicatos agrarios también han cambiado mucho, al pasar de ser solo reivindicativos a convertirse ahora también en organizaciones prestadoras de servicios a las gentes del campo.

“A partir de 1990 se hace cargo de Asaja en Valladolid Lino Rodríguez y todos sabemos cuales han sido los resultados”, lamenta el también autor de “Acor, un sueño hecho realidad”, quien, pese a ello, quiere dejar claro que en esta publicación que acaba de presentar “no va contra nadie”, ni siquiera contra el expresidente condenado, sino que solo quiere contar lo que ha pasado en estos cuarenta años, y dar a conocer el sacrificio, la dedicación y la lucha “por amor al arte” en defensa de los jóvenes agricultores y ganaderos y sus derechos especialmente y contra los viejos problemas existentes, como el de los precios justos por lo que producen, de los que han formado parte de esta organización.

El campo tiene futuro

Eusebio Orrasco señala que ha editado medio millar de ejemplares de este libro sobre la historia de Asaja en Valladolid que se pueden adquirir en cooperativas y espera también que en los quioscos, y avanza que no habrá segunda parte.

El también autor de otras publicaciones como “Costumbres y oficios del ayer” reivindica la actividad agraria como sector estratégico y de futuro en España, en general, y en Castilla y León y Valladolid, en particular, y pone de relieve su importancia en la sociedad, como se ha puesto de manifiesto en pandemia, garantizando alimentos a la población. Además, destaca lo que el campo aporta a los valores del medio rural, y confía en que este se pueda repoblar de la mano también de un rejuvenecimiento del sector agrícola y ganadero,