Cultura

Ponferrada rescata una pila bautismal del siglo XVI que servía de jardinera en una casa particular

El Museo del Bierzo expone esta pieza procedente de la antigua ermita del Sacramento que pasó desaparecida más de 50 años

Ponferrada rescata la pila bautismal de la desaparecida ermita del Sacramento que durante más de 50 años sirvió como jardinera en una casa particular
Ponferrada rescata la pila bautismal de la desaparecida ermita del Sacramento que durante más de 50 años sirvió como jardinera en una casa particularICALAgencia ICAL

El Museo del Bierzo expone desde hoy una pila bautismal del siglo XVI que, desde hace más de 50 años, servía de jardinera a la entrada de una casa particular. Procedente de la desaparecida ermita del Sacramento, la pieza no cuenta con un especial valor histórico o artístico, aunque sí tiene un importante “carácter simbólico y sentimental” para las gentes del barrio de Las Huertas del Sacramento, según destacó el edil de Medio Rural de la capital berciana, Iván Alonso.

En ese sentido, Alonso agradeció la “perseverancia” de Amalita Ruiz, una vecina que hace ya más de 20 años dio la voz de alerta sobre la existencia de este elemento patrimonial olvidado. “No tiene valor artístico, pero es nuestra historia, ¡caramba! ¿Por qué tenía que estar en una casa haciendo de jardinera?”, explicó Ruiz, que recordó que la pila hacía las veces de pesebre para la imagen de La Borriquilla al término de la tradicional procesión del Domingo de Ramos.

La antigua ermita del Sacramento fue derribada en el año 1970, a raíz de las obras incluidas en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) redactado ese año. Desde su desaparición, se han constituido en la ciudad dos comités con el objetivo de recuperar datos y conseguir financiación para reconstruir la antigua capilla.

El milagro del Sacramento

La leyenda que da origen a esta antigua ermita tiene como protagonista a Juan Benavente, un vecino de la calle del Rañadero que una noche aprovechó la oscuridad para robar el cáliz, la patena y el sagrario de la antigua iglesia de San Pedro y ocultar todos estos bienes en un saco debajo de la cama. Los supuestos destellos que surgían del saco provocaron el arrepentimiento de Benavente, que decidió arrojar el botín robado a un zarzal en la zona de huertas que se extendía a orillas del río Sil.

Con el paso de los días, los vecinos que acudían a trabajar a estos terrenos aseguraron ver salir palomas blancas del zarzal, lo que les llevó a descubrir los enseres robados. En ese lugar, en el año 1618 fue donde se alzó la ermita en honor al Sacramento que había sido robado.