Sociedad
Sororidad creativa con sello vallisoletano
El talento femenino se cita en Ladies, Wine & Design Valladolid, primera célula en Castilla y León de un proyecto internacional que busca “crear tejido” y “lazos de colaboración”
Con el objetivo claro de “crear comunidad”, reivindicar el talento femenino y su capacidad de liderazgo, poner en común problemas comunes y establecer vínculos y “lazos de colaboración”, cuatro creadoras vallisoletanas han constituido Ladies, Wine & Design Valladolid, la primera célula en Castilla y León de un proyecto creado en 2015 por la diseñadora neoyorquina Jessica Walsh, que está asentado ya en cerca de 300 ciudades de todo el mundo. Las responsables de la iniciativa son la diseñadora gráfica y creativa publicitaria Laura Asensio, la ilustradora y diseñadora Cinta Arribas, la fotógrafa Miriam Chacón y la directora de arte, diseñadora e ilustradora Ana Moyano, promotoras de un proyecto “autogestionado, colaborativo y abierto”, que busca dar la vuelta al patrón actual, en el cual la representatividad de las mujeres en altos cargos directivos es mínima en el vasto campo de la creatividad.
Los primeros pasos ya están dados, y sus huellas pueden seguirse a través de la web ladieswinedesign.com/valladolid y, principalmente, mediante su cuenta de Instagram lwd_valladolid, donde es posible suscribirse a una newsletter para estar al tanto de sus próximas propuestas y novedades.
Desde que comenzaron a organizarse con el arranque de año, ya han convocado tres encuentros: el primero de ellos para darse a conocer (en febrero), el segundo para reflexionar sobre las desigualdades que cada una ha experimentado en el sector y crear nuevas realidades (con motivo del 8M), y el tercero para poner sobre la mesa los referentes que han acompañado a cada una (a finales de abril). Cada sesión se celebra en espacios que se suman desinteresadamente a la propuesta, como ha sido hasta ahora el caso de VIA LAB Espacio Coworking, Amalgama Coworking & Concept Store y 11 Filas Laboratorio Artístico.
El formato de cada evento son conversaciones “en petit comité” entre profesionales de la industria creativa, salpicadas por un vino de la bodega que se preste a colaborar con ellas en cada ocasión (Cowine y Bodegas Vizar son las primeras que se han animado a colaborar con el proyecto en sus primeras sesiones). En esos encuentros, las participantes, previa inscripción, charlan de forma distendida sobre temas relacionados con la creatividad, los negocios y la vida. “Son sesiones distendidas para reflexionar sobre algo que a todas nos inquieta e intentar compartir recursos o herramientas para que ciertas situaciones no se repitan”, explica Asensio.
La inminente próxima cita es el próximo viernes, 27 de mayo, a partir de las 18.00 horas, en el Espacio Seminci, donde se proyectará el documental de Gràffica ‘El negocio del diseño, Y tú, ¿cuánto cobras?’, antes de una charla a cargo de Sandra López Viana, directora de Pencil Ilustradores. Ya en junio, el día 4, avanzan que tienen previsto organizar a la hora del vermut “un fiestón” de bienvenida al verano en el Coco Café, con música a cargo del colectivo femenino de Djs Shakin’ Piñas.
Ladies
En 2015 se publicó un estudio sobre el sector creativo en Estados Unidos, que desvelaba que el 50 por ciento de los estudiantes de diseño eran mujeres, y que solo la mitad de ellas llegaba a trabajar en lo que había estudiado. En total, solo un 3 por ciento de mujeres ocupaban puestos de dirección en agencias creativas norteamericanas y menos del 1 por ciento eran dueñas de sus empresas. Conocer esos datos, junto a la decepción de recibir las críticas más severas por parte de sus compañeras de profesión, fue lo que impulsó a la ‘niña prodigio’ del diseño Jessica Walsh a poner en marcha Ladies, Wine & Design, todo un ejemplo mundial de trabajo en equipo por el empoderamiento y la sororidad.
En España, de acuerdo con un informe de la plataforma Mujeres Creativas, solo un 14 por ciento de las posiciones directivas en el sector creativo las ocupan mujeres, aunque la mayoría de personas que se licencian en publicidad son mujeres. “Es una situación que todas hemos vivido. Cuando estudié Gráfica Publicitaria en mi clase había muchas mujeres, pero luego en las agencias la representatividad en los puestos de trabajo es mucho menor, y no hablemos ya de los puestos directivos”, señala Laura Asensio.
“Imagínate en Bellas Artes, donde creo que es aún más exagerado. Yo acabé de estudiar en 2006 en Salamanca y los poquitos que han conseguido vivir del arte o ‘ser artistas’ son hombres”, corrobora Cinta, actualmente profesora de la Escuela Superior de Diseño (ESI), donde la ratio de alumnas “ronda el 90 por ciento”.
La experiencia es similar para Ana Moyano, que se licenció en Ingeniería de Diseño Industrial, donde compartió clases con alrededor de un 90 por ciento de chicas. “Ahora, de todas las que éramos en clase, poquísimas están trabajando como diseñadoras, y sin embargo los escasos chicos que estaban, todos están trabajando como diseñadores en oficinas técnicas. Y piensas: ¿cómo puede ser?, si por estadística pura no debería ser así”, reflexiona.
Cuando desde Ical se les pregunta a qué atribuyen esa realidad, Asensio son titubea: “Al patriarcado”, una “losa” que considera “muy difícil de levantar por mucho que se intente”. En su opinión, el hecho de que los cuidados familiares estén tradicionalmente en manos de las mujeres es una realidad. “Si alguien tiene que renunciar a su carrera laboral, en el caso de que de repente quieras tener familia, suele ser la mujer quien da el paso”, recalca Cinta, ante lo cual Ana Moyano reconoce que en alguna entrevista laboral le han preguntado si tiene hijos o si querría tenerlos, antes de decidir si le concedían el puesto, una desagradable experiencia que también han afrontado Cinta y Laura. “Presuponen que al ser mujer no vas a tener esa dedicación total que buscan para el puesto, o si hay un diseñador al frente de un equipo, prefiere no contratar a mujeres porque en realidad no sabe relacionarse con ellas”, abunda.
La siguiente pregunta es clara: ¿Es viable subvertir eso? Y ahí la más contundente es Cinta, que subraya que “por supuesto”. “Ya llevamos mucho trabajo hecho, pero son siglos de una estructura que pesa. Por mucho que te quieras liberar de ella, a veces te pillas a ti misma en renuncios y determinadas reacciones te minan la autoestima. Ese es el objetivo de nuestras reuniones: agilizar ese proceso de cambio”, señala Asensio.
Ana Moyano reconoce que en las dos últimas décadas “se ha avanzado mucho y se están sentando las bases para que eso no se repita en el futuro. Ahora son muchas las mujeres que levantan la voz y que piden salarios igualitarios por realizar el mismo trabajo”. Sin emabrgo, Cinta advierte que “para lograr un cambio real, lo primero que hay que hacer es hablar más del problema, ponerle nombre y cara, y hacer políticas para darle la vuelta a una situación que, si no se aborda como un problema estructural, no se puede cambiar”.
Por ello, uno de los retos que se han marcado al poner en marcha LDW Valladolid es habilitar “un espacio para compartir experiencias”, señala Miriam Chacón, que les permita “conocer el trabajo de otras mujeres y crear lazos de colaboración”. “Yo sí creo en la paridad, en que se pueden hacer cosas mixtas, pero iniciativas como esta permiten crear referencias nuevas de mujeres”, explica la fotógrafa de la Agencia Ical.
“Se trata de crear un lugar en el que desahogarse”, completa Asensio, donde “una compañera te pueda contar algo que le haya pasado y que tú quizá aún no lo has vivido, pero ante lo cual, si te sucede en el futuro, estarás prevenida”. “Muchas veces cuando te pasan determinadas cosas o te hacen determinados comentarios en una reunión te quedas tan perpleja que eres incapaz de responder, y esto te puede ayudar luego a reaccionar o a construir tus propias estrategias”, completa.
Wine
Cuestionadas sobre por qué el vino como pretexto para organizar las reuniones, Asensio subraya que “es una manera de crear un ambiente distendido”. “El vino no es obligatorio”, añade antes de que Moyano explique: “Nos da igual si es té o chocolate”, aunque su compañera reconoce que el vino les viene “muy bien para equilibrar los niveles de ansiedad”. “También permite crear un ambiente no competitivo y que te sueltes un poco”, completa Asensio.
“Y que estamos en la Ribera del Duero, así que a ver si se animan las bodegas a participar”, redunda Chacón, mientras Moyano recalca las ganas de colaborar que están percibiendo de los gestores de espacios relacionados con la creatividad en la ciudad. “Si lo hacen en Nueva York con el vino, aquí pensamos que sería fácil conseguir cuatro o cinco botellas por evento, pero de momento no está siendo tan sencillo. Esperamos que conforme conozcan nuestras actividades se vayan implicando más”, comenta Asensio.
Design
Según reconocen, la etiqueta de ‘Design’ en el título de la propuesta es algo que genera bastantes dudas en algunas de las mujeres que se plantean si asistir a sus encuentros, al temer no encajar en esa categoría. Miriam explica que LWD Valladolid tiene “sus propias peculiaridades”, y que el paraguas del grupo formado en Valladolid engloba “todas las áreas creativas”. En su caso, lo que le animó a sumarse a esta iniciativa fue la posibilidad de “participar en un proyecto donde conocer mujeres con inquietudes creativas”, aunque no fuera dentro de su campo profesional, que es la fotografía.
“Creo que rodearse de creatividad es lo que fomenta la tuya. Más allá del feminismo tengo un interés cada vez mayor por rodearme de mujeres porque me resulta muy enriquecedor”, explica Chacón.
“Hemos recibido muchas consultas al respecto”, señala Asensio, que aclara que LWD Valladolid abarca “toda la industria creativa”, desde diseño de moda, gráfico o industrial, hasta artesanas. “Incluso ha venido una maquilladora y tenemos una psicóloga y una psiquiatra, que siempre vienen muy bien…”, sonríe.
“En realidad el diseño está en todo, es un concepto muy aglutinador”, aclara Ana, que reconoce que cada convocatoria está moviendo a profesionales con un perfil diferente. “Decidimos abrir el abanico porque el número de diseñadoras gráficas que hay en Valladolid es el que es, pero aquí hay un montón de creativas de ortos sectores que nos ha parecido muy interesante que pudieran participar”, completa.
La duda no es baladí, como ella misma explica, uno de los problemas que han detectado en sus primeros encuentros es que, “entre las mujeres, abunda mucho el sentimiento de la impostora”. “Yo creo que en la creatividad juega un papel importante la autoestima también, y estar seguras de nosotras mismas por desgracia a las mujeres nos cuesta bastante más, por cómo han ido todas las cosas”, recalca Moyano.
Y mucho más
Cuestionadas por cómo valoran los primeros pasos que van dando, Cinta señala que el primer evento les “sorprendió”, porque participó más gente de la que esperaban y se palpaba en el ambiente “mucho interés y necesidad de relacionarse y compartir cosas”. “Después de estos últimos años, en los que todos hemos estado muy en casa, había ganas de ver cara a cara a la gente y de hablar de determinados temas. La mayoría de las que nos dedicamos a esto trabajamos como ‘freelance’ solitarias en nuestro estudio. Hay gente que vive muy cerca de ti aunque quizá nunca has tomado un café con ella. Se trata de poder consultar cualquier duda profesional, cómo mandar un correo de trabajo, cómo presentarte a una agencia o cómo hacer un portfolio, cosas de la profesión que en realidad son muy sencillas de las que deberíamos hablar más, pero que realmente no las hablamos mucho”, añade.
Arribas señala que sería “bastante interesante” que estudiantes jóvenes de diferentes ramas creativas participaran en las charlas de LWD Valladolid, ya que “cuando el día de mañana salgan al mercado laboral tendrán millones de dudas sobre las que podrían encontrar ayuda”. En ese sentido, Ana apunta que llegar a las nuevas generaciones “es algo complicado porque parece que hay una cierta ruptura generacional y que cuesta mucho llegar a la gente más joven en determinados ámbitos, incluso en el cultural”.
Sobre la posibilidad de crecer, Asensio destaca que prefieren ir “poco a poco” para evitar “morir de éxito”. “En el futuro nos gustaría hacer eventos más grandes, o traer a conferenciantes potentes de fuera, pero creo que ahora sobre todo tenemos que tejer comunidad y generar redes para luego poder hacer más cosas”, completa.
Una pregunta clave que les planteamos, conforme se anima la charla con las cuatro, es qué se podría hacer en Valladolid o en Castilla y León para potenciar la creatividad, y ahí las propuestas surgen a borbotones. “Hacen falta más becas, ayudas sobre todo al principio, cuando eres más joven, para poder ayudar a empezar a desarrollar tu carrera. Hacen falta espacios que no sean solo los institucionales para exponer, salas de conciertos donde se genere cultura… Hace falta de todo”, sentencia Cinta, que aplaude el esfuerzo que se está realizando en otras ciudades como Burgos, por habilitar espacios donde desarrollar proyectos plásticos o creativos en gran formato.
Asensio recuerda que en Valladolid “ni siquiera existe una asociación mixta de diseñadores, publicistas y creativos”, y apunta que hace tiempo desaparecieron también los Premios de Publicidad de Castilla y León, y que tampoco ayuda la legislación que obliga a los Ayuntamientos a solicitar “tres presupuestos para una campaña gráfica y darle luego el proyecto al más barato”.
Moyano, por su parte, afina el tiro en otra dirección, y reclama que “faltan perfiles, a nivel de gestión, en las administraciones públicas. “En todos los ayuntamientos de Castilla y León yo creo que no hay ni una sola directora de arte, no hay diseñadores en las administraciones públicas ni existen esas plazas”, afirma antes de recalcar que esa figura sería clave para proyectar “imagen de ciudad”, como hacen “en Valencia, País Vasco, Barcelona o hasta en Galicia”. “Aquí el problema creo que es a nivel de Comunidad, por desconocimiento o falta de hábito; los ayuntamientos hacen sus pequeños esfuerzos, aunque yo creo que deberían confiar bastante más en los profesionales”, sentencia antes de invitar a las administraciones a “contratar a técnicos que sepan de lo que estás hablando”. “Así es como se va avanzando, porque la población general conoce lo que hacemos las diseñadoras y sabe valorarlo”, concluye.
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