Cultura

El poemario “Servido en frío”, de Manuel Francisco Reina, ganador del XXXII Premio “Gil de Biedma”

El accésit recae en el poeta sevillano Jesús Beades por “Orden de alejamiento”

El presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, junto a los miembros del jurado del Premio Gil de Biedma
El presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, junto a los miembros del jurado del Premio Gil de BiedmaDiputación Segovia

“Servido en frío” es el título con el que el jerezano Manuel Francisco Reina ha entrado en el palmarés del prestigioso Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma, que cada año desde hace treinta y dos otorga la Diputación de Segovia, después de que se diese a conocer en el acto celebrado en el Palacio Provincial y encabezado por el presidente de la institución, Miguel Ángel de Vicente, el fallo de un jurado coordinado por primera vez por Juan Manuel de Prada y María Antonia de Isabel Estrada y compuesto por Luis María Ansón,Carlos Fernández Aganzo, Fermín Herrero, Asunción Escribano, Jesús García –”Chus” Visor-, Raquel Lanseros y Antonio Colinas. Estos dos últimos, ausentes en la cita por motivos laborales y sanitarios respectivamente, emitían su voto de manera telemática y contribuían a que, en su trigésima segunda edición, el Premio tenga el sur como único destino, ya que, instantes antes de que se diese a conocer el nombre de Manuel Francisco Reina como tomador del testigo de Isla Correyero, el secretario del jurado, Emilio Lázaro, nombraba al poemario “Orden de alejamiento”, del sevillano Jesús Beades, como merecedor del accésit del reconocimiento literario.

Un Premio que, como señalaba Miguel Ángel de Vicente, haciendo un guiño a su anterior coordinador y “alma máter” -en palabras de Juan Manuel de Prada-, Gonzalo Santonja, consejero de Cultura, Turismo y Deporte, se ha convertido “en el más importante de cuantos existen en la poesía española y posiblemente también uno de los más relevantes de cuantos existen en la literatura escrita en castellano”.

El presidente de la institución provincial, quien apuntaba que en esta edición han sido recibidos más de 1.400 libros procedentes de más de cuarenta países, destacaba que, entre los centenares de poemarios presentados y los miles de versos que tratan de lograr “lo que sólo es capaz de conseguir la buena poesía: provocar el insomnio en quien la lee. A veces por hacer realidad los sueños y otros por destrozarlos sin piedad”, siempre destacan plumas que, a pesar de complicarle la tarea al jurado, logran alzarse por encima de las demás; como en esta edición lo han hecho la de Manuel Francisco Reina y la de Jesús Beades.

Para el jurado, si por algo ha destacado el poemario ganador, merecedor de 10.000 euros de premio, es por su “profunda unidad temática y estilística”, además de por su fuerza y su ritmo. “Es un magnífico primer Premio”, concluía Asunción Escribano, después de señalar que el libro de Reina, además de reflexionar sobre el mal y su repercusión en el mundo o sobre las palabras y “los términos adecuados para construir el mapa sentimental”, crea “una doble dimensión de alguien que habla a alguien y le reprocha una traición”. “Habla de la memoria de una herida, de la deslealtad”, explicaba la componente del jurado refiriéndose a “Servido en frío” como “un libro de madurez” y a su autor como “una persona culta”, que no duda en incluir a lo largo del poemario citas bíblicas que se aplican al mundo relatado.

Por lo que respecta al ganador del accésit, dotado de 3.000 euros, María Antonia de Isabel Estrada tomaba la palabra para referirse al mismo como un libro equilibrado, que cuenta con “una unidad clara y una reflexión poética y temática” en la que el dolor, la angustia, el desamor, la ruina o el hundimiento están contados “con gran sutileza e ironía”. Además, la nueva coordinadora del Premio, destacaba la calidad de los versos de ‘Orden de alejamiento’ y señalaba como “algo muy importante a tener en cuenta” la técnica poética y clásica de Jesús Beades, de quien destacaba también su “pulsión lírica”.

Así, se ponía punto y seguido a la trigésima segunda edición de un Premio que será entregado el próximo otoño y al que Juan Manuel de Prada ponía punto y final señalando que, entre las virtudes del mismo está que “muchas de las obras que no ganan aquí luego ganan en otros premios”. “Es un gusto siempre poder deliberar y poder discernir sobre obras que tienen una calidad tan notable y, a veces y como en esta ocasión, tan sobresaliente como las que tenemos que juzgar aquí”, concluía el nuevo coordinador.