Sociedad

Los obispos de Castilla y León llaman a un “amplio diálogo social, sosegado y racional” en el debate del aborto

“La muerte provocada del ser humano, también en el seno materno mediante esta práctica no puede ser considerada como un derecho”, sostienen

Imagen de recurso de mujer embarazada.
Imagen de recurso de mujer embarazada.UGRUGR

Comunicado conjunto de los diez obispos de Castilla y León, tras el debate suscitado estos días sobre la cuestión del aborto, teniendo a esta Comunidad y a su Gobierno como protagonista. En él desgranan los principios que la Iglesia ha propuesto de modo constante en torno al don de la maternidad y la dignidad de la vida humana naciente, a través de siete puntos donde apuestan por “abordar esta cuestión mediante un amplio diálogo social, sosegado y racional, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología”.

En el texto, los obispos consideran el “compromiso esencial de reconocer, promover y proteger siempre la vida de todo ser humano, desde su inicio en el seno materno hasta su fin natural, custodiando su dignidad como un bien esencial que constituye el fundamento del bien común y de la sociedad”, arguyendo que “la muerte provocada del ser humano, también en el seno materno mediante la práctica del aborto, no puede ser considerada como un derecho, pues niega de raíz la vida”.

Es por ello que consideran que es necesario “ofrecer un periodo de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto permiten a la mujer gestante contar con los elementos necesarios para ponderar sus decisiones” y que “los profesionales sanitarios pueden ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligado a inscribirse en una lista de objetores”.

Asimismo ven necesario el hecho de “proporcionar siempre toda la ayuda y acompañamiento necesarios a aquellas personas que pasan por situaciones de dificultad o vulnerabilidad, como es el caso de mujeres embarazadas en circunstancias no deseadas o difíciles, junto con la acogida y protección del nasciturus, habitualmente ignorado como parte concernida en esta cuestión, y que debe ser considerado como un bien primordial que el ordenamiento jurídico está llamado a reconocer, tutelar y promover”.

También agradecen a las mujeres gestantes que “con su entrega portan con amor en su seno el don precioso de la vida, esperanza y futuro de nuestra sociedad, particularmente en una tierra como la nuestra que se va despoblando y sus habitantes envejeciendo” y recuerdan las palabras del Papa Francisco: “El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso… Cada mujer participa del misterio de la creación, que se renueva en la generación humana… Pensemos cuánto vale ese embrión desde el instante en que es concebido” y que “si un niño llega al mundo en circunstancias no deseadas, los padres, u otros miembros de la familia, deben hacer todo lo posible por aceptarlo como don de Dios y por asumir la responsabilidad de acogerlo con apertura y cariño”.

Por último añaden que es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todos las necesidades de aquellas mujeres embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de otro tipo de índole”.

Un manifiesto que está firmado por los siguientes obispos de la Comunidad:

  • Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos
  • Luis Javier Argüello García, arzobispo de Valladolid
  • César Augusto Franco Martínez, obispo de Segovia
  • Jesús Fernández González, obispo de Astorga
  • Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF, obispo de León
  • Manuel Herrero Fernández, OSA, obispo de Palencia
  • Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria
  • José Luis Retana Gozalo, obispo de Ciudad Rodrigo y obispo de Salamanca
  • Fernando Valera Sánchez, obispo de Zamora
  • Jesús García Burillo, administrador diocesano de Ávila