La Fiesta de los Jefes y el arrojo de las gentes de Silos como valores a seguir

Fin de semana festivo en la localidad burgalesa de Santo Domingo de Silos, que está celebrando por todo lo alto uno de sus tradiciones más esperadas y ancestrales: La Fiesta de Los Jefes, declarada de interés turístico regional.

Una celebración que se ha podido celebrar con normalidad tras dos años sin poder hacerlo por la pandemia y eso se ha notado en las calles de este municipio situado en un nudo de caminos históricos, cono son la Ruta de la Lana, el Camino del Cid y el de su destierro o el Camino Castellano-Aragonés, con miles de personas disfrutando de esta jornada a pesar del frío reinante.

Una fiesta con la que Silos revive cada año cómo el pueblo se liberó del ataque musulmán simulando un incendio. Y es que de acuerdo a la leyenda, durante la invasión musulmana de la Península, un ejército árabe llegó a la villa burgalesa, con intención de someter a su pueblo. Debido a que se encontraban en situación de desigualdad frente a las fuerzas musulmanas, el los silenses decidieron simular un incendio, con la intención de engañar a sus enemigos.

Para ello, al caer la noche, encendieron varias hogueras, y por todo el pueblo resonaron gritos de alarma, así como cencerros en estampida. Esta estrategia funcionó y desde entonces, el último sábado del mes de enero, Santo Domingo de Silos y sus vecinos recuerdan esta gesta que atrae a muchos curiosos llegados de todas partes de España.

Este año, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL), José Luis Concepción, ha sido el encargado de pregonar la Fiesta de Los Jefes, en un acto que también ha contado con la presencia del consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ataviado también con la capa de la ocasión.

Durante su sermón, Concepción apelaba lo que se esconde detrás de esta gesta de Silos ante los musulmanes, los valores y, sobre todo, el arrojo de las gentes que nunca se rindieron ante la desproporción de fuerzas, como ejemplo de vida que bien se puede aplicar en la sociedad actual.

“El fuego de hoy no es signo de desolación sino manifestación de calor y de amistad”, decía el presidente del Alto Tribunal de Castilla y León, para quien esta leyenda es una “bonita lección” que ha de usarse en la vida cotidiana, en las pequeñas historias de la vida.

“Si somos capaces de plantarle cara a la vida y si presumimos que la adversidad va a poder poner en riesgo nuestra integridad debemos idear una estrategia que nos haga salir victoriosos del envite; solo así nos servirá la lección de nuestros antepasados; solo así merecerá la pena esta conmemoración”, señalaba.

También recordaba en su pregón a Emeterio Martín García, alcalde que fue de esta villa durante catorce años hasta su fallecimiento en 2005, y que fue quien recuperó esta fiesta, y por ello le quiso rendir un “homenaje de gratitud y de cariño”.

Capitán, Cuchillón, Abanderado y Tamborilero

Como cada año, cuatro personas vinculadas a Silos son elegidas para ocupar los cargos de Capitán, Cuchillón, Abanderado y Tamborilero. De acuerdo a la tradición el sorteo de estos puestos se realiza el día de reyes. El cargo de Capitán recayó este año en Carlos Herrera, el Abanderado en Enrique Cámara; el Cuchillo, Luis Delgado; y el Tamborilero en Jesús María Gallo.

Esta tarde se celebraba la Corrida de Gallos o Las Crestas, un ritual en el que Los Jefes, a lomos de caballos, intentan coger los objetos colocados en una cuerda, como puede ser la cabeza de una gallina, o también chorizos y morcillas.

Posteriormente, se llevaba a cabo la tradicional Carrera de San Antón, donde los jinetes, montados en sus caballos, compiten por llegar primeros a la meta, corriendo por un corto tramo.

Con la llegada de la noche, se encenderán hogueras en todos los rincones del pueblo, y los Jefes, portando antorchas invocarán a Jesús y María. La fiesta termina mañana domingo, 29 de enero, con una misa por las ánimas y un pequeño acto de despedida.