Religión
Arranca la Semana Santa de Valladolid con un emotivo pregón
El obispo de Rotdon, Aurelio García, reivindica la fe y el trabajo de los cofrades, en la catedral vallisoletana
Los cofrades y su fe, la imágenes que hablan y tocan el sentimiento de la gente y el pueblo fiel de Dios figuran entre las claves de la Semana Santa de Valladolid que ha ensalzado este viernes su pregonero, el sacerdote Aurelio García Macías, obispo de Rotdon.
García, natural de Pollos (Valladolid), ha pronunciado el pregón de la Semana de Pasión vallisoletana, en la catedral de Valladolid, donde ha descrito las características fundamentales de cada uno de los siete días.
Ha agrupado bajo un epígrafe las vivencias de cada uno de los siete días, de forma que se ha referido a que el Domingo de Ramos es el de Cristo aclamado; el Lunes santo, ungido; el Martes, traicionado; el Miércoles, delatado; el Jueves, entregado; el Viernes, muerto; el Sábado, sepultado y el Domingo Cristo resucitado.
Con el Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor concluye la Semana Santa. "Quien vive esta maravillosa experiencia en Valladolid se percata claramente de nuestra particular idiosincrasia castellana, también a la hora de vivir y expresar estos santos acontecimientos", ha definido.
Ha elogiado la riqueza y el valor de las cofradías, que están empeñadas, durante todo el año, en prestar su esfuerzo y servicio, a fin de que todos puedan vivir y gozar de esta experiencia artística, cultural y religiosa.
"Hay mucho trabajo oculto de cofrades que nadie ve y reconoce, pero del que disfrutamos todos", ha recalcado, antes de darles las gracias por su labor.
"Lo más importante de las cofradías son sus cofrades; y lo más importante de los cofrades es la fe. Sin fe, no habrá ni verdaderos cofrades ni auténtica Semana Santa; acabará imponiéndose como un mero reclamo turístico y económico. Lo único que salvará la Semana Santa vallisoletana será la fe de sus cofrades, sobre todo, ante las convulsiones políticas y sociales", ha subrayado García Macías.
Prestigio y belleza de las imágenes "únicos"
El obispo de Rotdon ha calificado como "únicos" el valor, prestigio y belleza de las imágenes de las procesiones y ha expresado que, en Valladolid, "las tallas hablan y tocan el sentimiento de la gente".
Además de los cofrades y de las imágenes, el pregonero ha situado como el verdadero protagonista de estos días en Valladolid al pueblo, "el santo pueblo fiel de Dios, como gusta decir al Papa Francisco".
"Esa marea de gente que celebra el misterio central de nuestra fe, acompañando a Cristo en los últimos momentos de su vida", entre ellos creyentes y no creyentes, paisanos y turistas, cofradías y autoridades, trabajadores y servicios del orden público, diáconos, presbíteros y religiosos, y las religiosas de clausura.
Ha expuesto que durante los últimos años, "precisamente por la llamada" recibida como obispo, al servicio del ministerio petrino, ha celebrado estas santas fiestas junto al Papa en la basílica de san Pedro del Vaticano.
Ha definido esas celebraciones como esmeradamente cuidadas, de gran belleza, que manifiestan la riqueza de la liturgia papal y la universalidad de la Iglesia en comunión con el Obispo de Roma.
Nostalgia y recuerdo de la Semana Santa de Valladolid
Al llegar allí el Domingo de Pascua es cuando, durante estos últimos años, "he pensado más en la Semana Santa de Valladolid".
Roma es centro universal de la catolicidad de la Iglesia, es meta de peregrinación a lugares importantes de la fe -sobre todo en este año santo jubilar-, es madre de las iglesias dispersas por el mundo entero, es ejemplo de las celebraciones de los misterios de Jesucristo, ha manifestado.
"Pero en Roma no hay procesiones, no hay tallas policromadas por las calles, no hay cofradías penitenciales ni hachones, no hay balcones engalanados con reposteros, ni hay pueblo que acompañe a Cristo procesionando. Es entonces cuando me invade la nostalgia y el recuerdo de la Semana Santa vivida durante tantos años en esta tierra mística y orante", ha reconocido.
El sacerdote Aurelio García Macías es subsecretario del dicasterio vaticano para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Nacido en 1965, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Salamanca y sacerdote desde su ordenación en 1992.