Curiosidades

La boda condal que extendió el románico lombardo a Castilla y León

En la Villa del Libro y rodeada de campos de cereal se encuentra una ermita de este estilo típico de Aragón y Cataluña

Imagen de la ermita de La Anunciada (Urueña)
Imagen de la ermita de La Anunciada (Urueña)Dip. ValladolidLa Razón

Castilla y León es una región histórica y monumental, con un patrimonio artístico y cultural sin igual que abarca distintos estilos. El viajero podrá encontrar en esta Comunidad hasta once bellas catedrales de diversos estilos artísticos, sobre todo góticas, repartidas por sus ciudades más importantes. Pero, también, en esta Comunidad, y sobre todo en tierras leonesas, palentinas y zamoranas, hay un estilo que sobresale del resto y que es característico de esta zona de España: el románico, que se desarrolló desde finales del siglo X hasta las primeras décadas del siglo XII.

De hecho, esta Comunidad posee un considerable patrimonio de época románica distribuido por todo su territorio, y que está formado por más de dos mil edificios caracterizado por la representatividad de las diferentes etapas cronológicas, por la diversidad de tipologías, por sus notables monumentos y conjuntos de pinturas murales.

Una arquitectura de piedra sin pulir pero de gran impacto visual que se sustenta en el arco de medio punto y que se caracteriza también por bóvedas de medio cañón sobre fuertes pilares y en cuartos de esfera sobre los semitambores absidiales.

Pero a Castilla y León, además, ha llegado una variante del románico, que es el lombardo, y que tuvo su origen en el norte de la península itálica en las últimas décadas de los siglos XI y XII.

Un estilo que destaca por el uso de un material más pobre, sin abovedamiento y con soportes y muros gruesos. Se trata de templos sobrios y sin apenas decoración escultórica. Un estilo que se extendió por Aragón y Cataluña como paso previo antes de llegar a Castilla y León, en el que destacan los arcos y bandas lombardas, que pueden ser arcos ciegos o abiertos, rodeando las iglesias.

Ermita de La Anunciada de Urueña
Ermita de La Anunciada de UrueñaDip. ValladolidLa Razón

¿Dónde está presente y cómo pudo llegar este estilo a la región castellano y leonesa?

Pues este estilo románico lombardo casi residual en Castilla y León, tiene su principal referencia en un municipio muy especial de la provincia de Valladolid, considerado como el pueblo más culto de España por cuanto en esta localidad sus vecinos, algo menos de 200, pueden presumir de tener más librerías que bares. Se trata de Urueña, denominado como la Villa del Libro, que cuenta también con un espacio cultural con gran actividad, como es el centro e-LEA, que alberga desde una biblioteca especializada, hasta una sala de exposiciones y conferencias, y es el epicentro de la Fundación Joaquín Díaz.

Pues en este bello pueblo de los más visitados de la Comunidad, que cuenta con vestigios prehistóricos y romanos además de medievales tras su fundación como villa hacia el año 1150, se encuentra el primero y mejor ejemplo de románico lombardo de Castilla y León: La ermita de La Anunciada, declarada junto al municipio de Urueña Conjunto Histórico-Artístico hace 48 años.

Una construcción singular que, además, ha dado mucho que hablar en los últimos tiempos por parte de historiadores y expertos en el Románico, a cuenta de sus orígenes y estilos.

Este templo se encuentra fuera de la Villa, a unos dos kilómetros de la misma y rodeada de campos de cereal, típicos de la zona. Existe documentación de que en el año 945 vivían en este lugar miembros de una comunidad mozárabe, muy presente en esta zona de los cercanos Montes Torozos vallisoletanos en los siglos IX y X, con municipios de Wamba, San Cebrián de Mazote o San Román de Hornija como ejemplos. Pus en esta iglesia, en ese año de 945, había una fundación monástica mozárabe que se llamaba San Pedro y San Pablo de Cubillas que se caracterizaba por su arcos de herradura formeros.

La anunciada de Urueña carece completamente de escultura monumental, pues no existen canecillos ni capiteles de columnas o relieves que pudieran servirla de soporte. En su interior, destaca la limpieza y pureza de líneas, cubriéndose las tres naves mediante bóvedas de cañón reforzadas por arcos fajones apeados sobre pilares cruciformes sin semicolumnas. Tiene unos diminutos ventanales a la altura del arranque de la bóveda de medio cañón, mientras que el remate superior del cimborrio en una cúpula sólo aproximadamente semiesférica.

Pero fue en el siglo XII, cuando la infanta doña Sancha, hermana del monarca Alfonso VII el Emperador, cuando se llevó a cabo la reedificación de la mencionada iglesia, para lo cual parece contó con canteros conocedores del estilo románico catalán de influencia lombarda, tal y como se puede observar en su parte exterior, toda ella rematada con arquillos ciegos y bandas lombardas decorativas.

La hipótesis más plausible a la hora de explicar la presencia de este estilo arquitectónico en una comarca tan alejada de Cataluña ha sido atribuida al matrimonio celebrado entre María Pérez Ansúrez (hija del conde Ansúrez, fundador de Valladolid) y Armengol V, conde de Urgel.

Esta "boda condal" generaría una serie de intercambios culturales entre la Corona de Castilla y los Condados Catalanes que, si bien no tuvieron demasiada continuidad, nos dejó como legado esta maravillosa construcción, hermana casi gemela de iglesias y monasterios de Cataluña como Sant Jaume de Frontanyá, San Cugat del Raçó o Sant Ponç de Corbera.

Posteriormente, en el último cuarto del siglo XVII, Antonio de Isla, obispo de Osma, pero natural de Urueña, quiso honrar a su patrona, la Virgen de la Anunciada, trasladándola desde la ermita vieja, donde se encontraba, hasta la ermita de San Pedro, más cercana a la población., y no dudó en hacer profundas reformas en el edificio, muy deteriorado, como por ejemplo la erección de la espadaña en el muro occidental y la construcción de la sacristía al sur. En ese momento surge con fuerza la advocación actual de la ermita en detrimento de la anterior, consagrada a San Pedro.

Más adelante, en concreto en el siglo XVIII, se procedió a la construcción del camarín de la Virgen, adosado al ábside central, que viene a romper el equilibrio de las formas románicas primigenias.

En su interior guarda, en el lado del evangelio, un retablo del siglo XVI con representación en relieve de San Jerónimo Penitente; en el presbiterio, un altar del XVII que contiene la imagen románica de La Anunciada, patrona de esta villa, y dos lienzos laterales dedicados a los Desposorios y la Visitación; y en el lado de la epístola, un altar del mismo siglo que el anterior con representación pictórica de la Anunciación y San Pedro, y una virgen gótica en escultura del siglo XIV, siendo todas las obras anónimas.