Sociedad

De canto en canto: voces jóvenes para llenar de música la Catedral de Burgos

La pasión por la música anima cada viernes por la tarde a una veintena de chavales en un proyecto cultural que combina la formación artística con la diversión y el compañerismo

Interior de la catedral de Burgos
Interior de la catedral de BurgosCatedral de BurgosLa Razón

La pasión por la música anima cada viernes por la tarde a una veintena de jóvenes que, robándole un par de horas a su ocio, se dan cita en el coro juvenil de la Catedral de Burgos, un proyecto cultural para dar luz al rico patrimonio musical que atesora el templo gótico, y que combina la formación artística con la diversión y el compañerismo.

El coro juvenil nació el pasado enero como puente entre la Escolanía de ‘Pueri Cantores’, de la que sale el tradicional Obispillo que cada 28 de diciembre recorre las calles de Burgos a lomos de un caballo blanco, y la Coral de Santa María la Mayor, para acoger a todos aquellos jóvenes a los que les gusta cantar pero que se sentían algo huérfanos.

“Queríamos crear la coral para dar continuidad a la Escolanía, a esos escolanos que salían con 17 o 18 años y que pedían seguir cantando”, ha explicado a EFE Tania Ortega, la profesora de canto, quien ha insistido en que realmente la idea ha partido de los chavales, de los antiguos escolanos.

Además, la coral juvenil es mixta, acoge a chicos y chicas, adolescentes pero también jóvenes que superan los veinte años, superando el hándicap de la Escolanía de 'Pueri Cantores', que mantiene la tradición de contar únicamente con niños, lo que permite que las chicas “tengan ahora la oportunidad de ser protagonistas”.

El coro juvenil cuenta en este nuevo curso con diecinueve miembros, entre los que se encuentran dos antiguos escolanos, uno que compagina ambos grupos y una madre de 35 años que viene con su hijo, pues se acoge a todo aquel que “se sienta joven”, ha explicado el director, Amador Pérez.

El único requisito es que les guste cantar, no hace falta voz porque la voz se educa, ha insistido Amador, y de ello se encarga Tania que, durante la primera media hora del ensayo semanal se dedica a calentar la voz con los jóvenes, a enseñarles técnica vocal, dicción, respiración…

La siguiente hora y media, con el apoyo de Nerea Cuadrado y bajo la dirección de Amador, ensayan las canciones, un amplio repertorio que cuenta con música sacra, composiciones modernas, melodías comerciales y adaptaciones de grandes clásicos.

Un proyecto cultural ante todo

El director del coro juvenil, también de la Esconalía de 'Pueri Cantores', ha insistido en la “importancia” de contar con estas agrupaciones para dar luz al rico patrimonio musical de la Catedral, que “está llena de música”.

Ha reconocido que es un proyecto ambicioso, pues escolanías y corales han ido despareciendo, y son pocos los casos de nuevas creaciones, como ha ocurrido en Burgos, pero se trata de un proyecto cultural, sin implicaciones religiosas.

“La cultura nunca puede ser mala”, ha afirmado Amador, y el hecho de haber conseguido incorporar a más miembros en el último año, tanto a la Escolanía como al coro juvenil, demuestra que hay interés por cantar y que la iniciativa, que aúna formación musical con diversión, es atrayente.

Risas y toque de magia

“Es muy divertido, hay muy buen ambiente y es una actividad artística, y nosotras otra cosa no, pero artistas somos un rato”, han explicado Eva y Natalia, quienes llegaron de la mano de un compañero, que “estuvo un año entero insistiendo”, pero ahora están encantadas.

Lo mismo que Ruth, Lara, Julia y Noemí, esta última reciente incorporación, quienes se divierten mientras aprenden a controlar sus voces; voces que a veces destacan en la clase, como ocurrió con Alison, Claudia y Valentina, alumnas de Amador Pérez en su colegio, a las que animó a participar, porque “si no te gusta, nadie obliga a nadie a quedarse”.

Y los que prueban, se quedan porque “te lo pasas bien”, ha afirmado Eduardo, escolano también, al que le gusta la música y quien afirma disfrutar cantando, además de haber hecho piña con otros chicos del grupo, de su misma edad, y que también pasaron por la Escolanía en su momento.

Es el caso de Adrián, que fue escolano de los 8 a los 17 años, y uno de esos “apasionados” por la música que tenía muy claro que quería seguir cantando; “estás con amigos, te lo pasas bien… Y cuando estamos cantando todos juntos, esa unión es mágica”, ha comentado.

Luego está su hermana Romina, a la que también le ha gustado siempre cantar, pero como no podía sumarse a la Escolanía se conformaba con acompañar a Adrián a todos sus conciertos, hasta que ahora se ha abierto esta oportunidad y afirma que “la experiencia es muy chula”.

“Los aplausos pican, te alimentan, siempre quieres más. Son la recompensa al trabajo”, ha asegurado el director, quien presume de ser “muy cabezota” y está empeñado en pelar para hacer crecer el coro juvenil y mantener viva la Escolanía de 'Pueri Cantores', que lleva dirigiendo doce años.