Cultura
¿Cuáles son los cascos históricos Patrimonio de la Humanidad que "enamoran" a National Geographic?
Destacan por su valor universal y su riqueza monumental
España cuenta con un total de 15 Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Y la prestigiosa revista "National Geographic" ha decidido darse una vuelta por cada una de ellas, y trasladar a sus lectores, la riqueza cultural e histórica de estos lugares, que año tras año atraen a más visitantes. Alcalá de Henares, Ávila, Baeza, Cáceres, Córdoba, Cuenca, Ibiza, Mérida, Salamanca, San Cristóbal de la Laguna, Santiago de Compostela, Segovia, Tarragona, Toledo y Úbeda forman este Grupo que reúne algunos de los conjuntos monumentales de nuestro país. Por este motivo han recibido este reconocimiento por parte de la UNESCO, que constituye un honor y un reconocimiento internacional para estos municipios y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad al garantizar la protección y conservación de todos esos valores para las generaciones futuras.
Dentro de estas ciudades hay tres que han seducido a la revista por el valor universal y la riqueza monumental de sus cascos históricos. Se trata de las tres capitales castellanos y leonesas que forman parte de este Grupo, y que son Ávila, Salamanca y Segovia.
Casco Histórico de Ávila: Situada junto al curso del río Adaja, Ávila es la capital de provincia más alta de España. Se encuentra a 1.131 metros sobre el nivel del mar, lo que explica las relativamente frecuentes nevadas que sufre su casco urbano en invierno. La ciudad posee los títulos de “Ávila del rey”, “Ávila de los Leales” y “Ávila de los Caballeros”, concedidos por Alfonso VII, Alfonso VIII y Alfonso XI respectivamente y todos ellos están presentes en la bandera de la ciudad. La seña de identidad es su muralla medieval completa, de estilo románico. Considerada tradicionalmente como “ciudad de cantos y de santos”.
Se trata del principal monumental de la capital abulense y constituye una de las mejores representaciones de arquitectura defensiva conservada íntegramente en el mundo. Con 2000 años de existencia ha pervivido a todos los avatares de la historia. Las excavaciones arqueológicas realizadas en la muralla ponen de manifiesto la construcción de la muralla en el siglo I dC., con el mismo trazado y superficie que la actual.
Todos los indicios permiten hablar de la continuidad de la muralla a lo largo de 2.000 años, en mejor o peor estado. Destacando su presencia en los momentos más convulsos de nuestra historia como puede ser la época tardoantigua o su momento más representativo, porque es el que nos ha llegado integro, que es la plena edad media.
Mandada reconstruir por Alfonso VI (1048-1109) tras la conquista de Toledo, tiene una nueva intervención con Alfonso VIII (1155-1214) que es la que ha llegado a nuestros días. Son momentos en los que la defensa era necesaria, pero también de gran esplendor de la ciudad.
En el siglo XVI las antiguas casonas que se encontraban junto a la muralla se transforman en los palacios que se adosan a ella, configurando un doble sistema defensivo, que además contribuyó al mantenimiento de la misma, ya que cada palacio cuidaba de su espacio de muralla. Cimentada sobre roca, supone una potente cerca de mampostería granítica, macizada con piedra y mortero de cal. Tiene una forma de cuadrilátero irregular, casi de rectángulo, orientado longitudinalmente E-O. Se inicia su construcción por los frentes más vulnerables, el Este y el Oeste, por donde se carece de defensa natural. El lienzo Este, al ser más difícil de defender por encontrarse en la parte amesetada del cerro en que se encuentra construida, es el más robusto y grandioso. Con muros de 3 m de espesor y una media de 12 m de altura, aproximadamente cada 20 m se dispone una torre, por lo general semicircular, que sobresale 8 m, disponiendo este lienzo de las puertas mayores y más sólidas de todo el trazado, con influencias islámicas en su configuración.
La muralla tiene unas dimensiones de 33 hectáreas en su interior, 2.516 metros de longitud desde su origen. En origen tuvo 88 cubos o torreones, desapareciendo uno en el siglo XVI para construir la Capilla de San Segundo junto a la Catedral, por lo que en la actualidad cuenta con 87.
En el lienzo septentrional y el poniente las puertas pierden en majestuosidad, observándose en sus torres las huellas de los obreros mudéjares (empleo del ladrillo). El lienzo meridional, quizás por ser el más agreste, presenta torres de menor tamaño, tendiendo a circulares y más espaciadas en la zona más próxima al río
Destacable es observar en el lienzo Este la gran cantidad de materiales de cronología romana reutilizados (estelas, aras, cápsulas de cenizas, cupae, cornisas, verracos, columnas, …) y que procederían del desmantelamiento de una necrópolis altoimperial que se extendería por las inmediaciones.
En el siglo XVI siguió cumpliendo funciones de seguridad sanitaria y control económico, llevándose a cabo reformas encaminadas a su reparación, pero, desaparecido el peligro de enfrentamiento bélico, se decide desmontar algunas defensas complementarias (barbacana, foso, …), que, en realidad, se mostraban ineficaces ante la maquinaria militar de la época.
Las reparaciones y restauraciones realizadas con anterioridad a la declaración de Monumento Nacional (24 de marzo de 1884), se caracterizaron por su carácter puntual. Dos acontecimientos provocarán la continuidad de su función defensiva: la ocupación francesa (1809-1812) y las guerras carlistas (1833-1840).
A finales del siglo XIX algunos círculos intelectuales abogaron por la demolición de la muralla, tal y como se estaba haciendo en otras ciudades europeas al considerarse que eran un freno para el desarrollo urbano. El empeño del Ayuntamiento en su conservación se plasmo en 1884 en la solicitud de declaración de Monumento Nacional y de conservación y restauración. El Ayuntamiento después de la catalogación se la cedió al Estado, que envió A E. M. Repullés y Vargas para que hiciese un levantamiento completo de su estado y se procediese a su restauración. A partir de ese momento las intervenciones que se han llevado a cabo en ella han ido encaminadas a su conservación y conocimiento mediante acciones como la apertura del adarve a la visita pública.
En 1982 la parte antigua de la ciudad es declarada B.I.C, en la categoría de Conjunto Histórico, por Real Decreto 3940/1982, y en 1985 la UNESCO declaró a la ciudad antigua de Ávila y sus iglesias extramuros Patrimonio Mundial, siendo la muralla uno de los valores más destacados de la designación. Visitable en buena parte de su trazado, y accesible a todos los ciudadanos, se puede entrar a ella por la Casa de las Carnicerías, la Puerta del Alcázar y la Puerta del Puente.
Además de las murallas el casco histórico de Ávila
Catedral del Salvador de Ávila
La historia de la Catedral de Ávila comienza junto con los orígenes de la sede episcopal abulense que se remontan, según la tradición, a tiempos de su primer obispo San Segundo, enviado a la Península Ibérica en el año 63 d.C. por sus maestros San Pedro y San Pablo. La primera organización eclesiástica ya era patente en periodo visigodo pero al caer los territorios bajo el dominio moro, a comienzos del siglo VIII, la ciudad quedó prácticamente deshabitada y habrá que esperar a la reconquista de Alfonso VI, a finales del siglo XI, para volver a encontrar actividad cristiana. Este monarca encargó a su yerno Don Raimundo de Borgoña la repoblación del territorio abulense, siendo a este personaje de origen francés a quien se debe la fortificación de la ciudad mediante sus famosas murallas, así como la realización del primer templo dedicado al Salvador. Se asentó entonces la definitiva sede episcopal en Ávila, pero la construcción catedralicia de pleno estilo románico no iba a ser la última, sobre ella se comenzó el actual templo hacia el año 1170, cuyas obras duraron más de trescientos años.
El proyecto inicial y la dirección de las obras en la catedral abulense se atribuyen al Maestro Fruchel, que comenzó el conjunto por la cabecera, con una girola o deambulatorio de nueve capillas y un proyecto de cinco naves. Esta cabecera se incrusta directamente en la muralla, como un magnífico torreón más de la misma, que transmite al conjunto su marcado carácter de fortaleza y le otorga el sobrenombre de Fortior Abulensis. La piedra arenisca ferruginosa utilizada en este espacio supone una de las notas más llamativas de la catedral. Es la denominada Piedra Sangrante, que recibe su nombre por el óxido de hierro que presenta. A la muerte del maestro, las trazas originales se vieron modificadas, realizándose un templo de tres naves, abandonándose el último estilo románico y proyectando el conjunto en el floreciente gótico francés, que hace de esta catedral la primera del estilo en Castilla.
La tercera fase de las obras pertenece a los años de apogeo del gótico, finales del siglo XIII hasta mediados del siglo XIV. Por entonces se reformó el crucero, se realizaron el claustro y las sacristías y se terminaron los muros superiores de la nave central, sustentados por arbotantes sobre gruesos contrafuertes. Durante estas obras, impulsadas principalmente por el obispo Sancho Blázquez Dávila, también se remataron los muros con un cuerpo de ladrillo y el tejado a dos aguas que protegen las bóvedas de piedra, aunque quedó sin concluir la torre derecha de la fachada por falta de medios.
Las últimas intervenciones destacables en la Catedral de Ávila corresponden a finales del siglo XV y mediados del XVI. Hacia 1470 se trasladó la portada occidental al lado norte, realizándose una nueva entrada en el espacio liberado. Posteriormente se levantó un nuevo coro en el centro de la nave para separarlo del altar mayor y se derribó la tribuna románica existente sobre la girola para otorgar una mayor luminosidad al espacio de la cabecera. En 1595 se comenzó la Capilla de San Segundo y se fortificó en granito el exterior de la cabecera, la parte conocida como El Cimorro.
El resultado final de todo este proceso es un templo de 85 metros de largo y 42,5 metros de ancho, una proporción dupla fiel al equilibrio gótico, con un desarrollo vertical de 28 metros en la nave central, de solo 10 metros de ancho. Se aunan en esta catedral muy diferentes estilos e influencias, dando lugar a un conjunto de exterior sobrio y fortificado que al interior da paso a la ligereza gótica con toques de la belleza renacentista.
Convento de Santa Teresa
La iglesia, levantada sobre la casa natal de Teresa de Cepeda y Ahumada, forma conjunto con el convento carmelitano. Por debajo, la gran cripta abovedada de enterramientos, actual museo teresiano y única dentro de la arquitectura religiosa española. Dirigidas las obras por el arquitecto carmelita Fray Alonso de San José, se inician en 1629, inaugurándose el 15 de octubre de 1636.
En el más puro estilo Barroco Carmelitano, la iglesia tiene planta de cruz latina con nave central y capillas laterales, cuatro por banda. Con el Altar mayor al NO, no sigue la orientación litúrgica establecida, alteración que responde al hecho de hacer coincidir el presbiterio con los aposentos donde nacería Teresa de Jesús. En el brazo derecho del crucero se abre el acceso a la capilla de Santa Teresa, coincidente con estancias de la residencia paterna, y, enfrente, la “huertecilla donde la Santa hacía sus ermitas”.
La fachada, planteada a manera de retablo, se organiza en tres cuerpos, destacando la imagen de la Santa, en mármol, y los escudos de los Cepeda y Ahumada, la Orden de los Carmelitas descalzos, el del Conde Duque de Olivares, el de Intendencia y el de Doctora de la Iglesia
En el interior, notorio es el conjunto escultórico, obra de Gregorio Fernández (siglo XVII) y de su taller. En la misma plaza, se encuentra la Sala de las Reliquias y una pequeña tienda de recuerdos En 1886, iglesia y convento son declarados Monumento Histórico.
Los Cuatro Postes de Ávila
En la margen izquierda del río Adaja, dominando la ciudad desde Poniente, se erige el humilladero (pequeña ermita a las afueras de la población) de San Sebastián, popularmente conocido como Los Cuatro Postes. Y es que el conjunto está constituido por cuatro monolíticas columnas dóricas unidas por un arquitrabe, que ostenta el escudo de la ciudad; en el centro una cruz granítica.
Se construye en 1566, habiendo autores que defienden que se levantó donde en época romana se erigiría un pequeño templo. También hay quienes afirman que se construyó para rememorar el lugar en que Francisco de Cepeda, tío de Teresa de Jesús, encontró a la santa y a su hermano Rodrigo cuando estos huyeron para sufrir martirio en tierra de moros. El lugar constituye un mirador único sobre la ciudad amurallada, especialmente al atardecer, cuando el día da paso a la noche y la muralla queda iluminada artificialmente.
Basílica de San Vicente
Extramuros, la basílica de San Vicente, construida en granito “caleño”, se levanta, muy condicionada por la orografía, en el lugar donde la tradición señala fueron martirizados y enterrados Vicente, Sabina y Cristeta. Es el gran modelo del románico en Ávila y sus cuidadas proporciones le convierten en un ejemplo único del románico hispano; receptor de las influencias foráneas y de la fábrica de la catedral, es al mismo tiempo difusor del estilo en la ciudad.
Su planta es de cruz latina con tres naves de seis tramos y un brazo de crucero, presentando la singularidad de contar con un triforio gótico sobre las naves laterales. La esbelta cabecera triabsidiada se levanta sobre una cripta funeraria de carácter litúrgico.
Su construcción se inicia hacia 1120, ejecutándose la caja general, hasta alcanzar la puerta Oeste; hacia mediados de la centuria (1150-1170), se alzaron las torres y el nártex de entrada, cerrándose las naves laterales con bóvedas de cuarto de cañón deprimido y bóvedas nervadas para la central, que ya anuncian el gótico. A mediados del siglo XIII se cubre el cimborrio con bóveda ochavada.
Los capiteles historiados de la capilla mayor, el cenotafio de los santos (obra de Fruchel de mediados del siglo XII), en el que se relata la detención, condena y martirio de los santos Vicente, Cristeta y Sabina, la portada occidental y la cornisa meridional, constituyen lo mejor de la escultura románica del templo y de la ciudad.
La galería porticada, adosada al mediodía, se construye en el siglo XV. San Vicente será el primer edificio español restaurado de acuerdo a criterios historicistas, donde Hernández Callejo, Vicente Miranda y, sobre todo, Repullés y Vargas intervinieron desde mediados del siglo XIX hasta el primer cuarto del siglo XX. En la cripta se encuentra la imagen de la virgen de la Soterraña (S.XV), venerada por Santa Teresa de Jesús. Declarada Monumento Nacional en 1923.
Monasterio de la Encarnación
El Monasterio de la Encarnación se funda en 1478 en el interior de la ciudad amurallada, siendo a principios del siglo XVI cuando el convento carmelita se traslada a las afueras de la ciudad, construyéndose el monasterio sobre unos terrenos adquiridos al Cabildo y que, anteriormente, había sido el cementerio judío.
El 4 de abril de 1515, día en que la Santa fue bautizada, se inaugura, aún sin concluir, el monasterio, configurado con cuatro naves que cierran un patio central, con claustro de dos plantas. A finales del siglo XVI, la celda que ocupó Teresa de Jesús se destina a oratorio, ideándose construir una capilla, la cual no quedará inaugurada hasta 1717. La configuración actual de la capilla de la Transverberación es a base de cuatro arcos torales y cúpula de media naranja.
En el XVIII se transformó el interior de la primitiva iglesia dentro de una estética barroca. La planta es de cruz latina, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula con pechinas y linterna. Altares y retablos pertenecen también al gusto barroco. En la fachada meridional del monasterio destaca la gran espadaña, obra de 1715.
Este Monasterio es uno de los lugares esenciales de la vida de Teresa de Ávila, donde permaneció casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574. Cuando Teresa de Cepeda, sin permiso paterno, ingresa en la Orden del Carmen, el monasterio era uno de los más poblados de la ciudad. Contaba con un número muy elevado de bienes, y al igual que en otros muchos, la vida de convento no era rigurosa, existiendo diferencias sociales muy acusadas entre las monjas. En La Encarnación recibe los consejos de Francisco de Borja, de Juan de la Cruz y de Pedro de Alcántara, y desde aquí se preparará la Reforma del Carmelo.
El Convento alberga un museo teresiano. Una de las obras más sobresalientes es un dibujo realizado por Juan de la Cruz que representa a Cristo en la Cruz. Fue declarado Monumento Nacional en 1983.
Casco Histórico de Salamanca: La ciudad española universitaria por excelencia cuenta con uno de los patrimonios monumentales más grandes de nuestro país.
Su principal atractivo es su Plaza Mayor: Este monumento del siglo XVIII, es una de las más bellas plazas monumentales urbanas de Europa. Comenzó a construirse en 1729 a instancias del corregidor Rodrigo Caballero Llanes. El proyecto fue a cargo del arquitecto Alberto de Churriguera, al que siguió su sobrino Manuel de Lara Churriguera y fue finalizado por Andrés García de Quiñones en 1755.
Situada en el centro de la ciudad, forma un cuadrilátero irregular soportalado, de tres pisos en cada fachada, presidido por el Ayuntamiento. En el Pabellón Real destaca la efigie del rey Fernando III El Santo y los medallones de las enjutas de sus arcos representan a monarcas españoles. En el pabellón sur, o de San Martín en los medallones se ven a ilustres militares o conquistadores, mientras que en el pabellón de petrineros las figuras de los medallones son personajes de la cultura.
La Casa de las Conchas
Se trata de una mansión señorial de la época de los Reyes Católicos en la que se combinan los estilos gótico tardío, mudéjar y renacentista. Su construcción comenzó a finales del siglo XV por orden de Rodrigo Maldonado de Talavera, aunque fue su hijo, Rodrigo Arias Maldonado, el que la terminó y vivió en ella.
Debe su nombre a las más de 300 conchas representadas en su fachada, que están dispuestas a tresbolillo, siguiendo una composición romboidal propia del estilo mudéjar. No se sabe a ciencia cierta por qué motivo se cubrió de esta forma la fachada, pero hay dos teorías: una que dice que fue por pertenecer los Maldonado a la Orden de Santiago y otra que cuenta que fue una muestra de amor de Don Rodrigo a su esposa Juana, cuya familia, los Pimentel, tenía como símbolo nobiliario la concha.
Sobre la puerta principal y las ventanas se halla el escudo de los Maldonado, con cinco flores de lis. Las rejas de las ventanas del piso inferior están consideradas como de lo mejor de la rejería castellana. Destaca también la asimetría existente entre las ventanas de mayor tamaño, algo propio del gótico.
Aunque lo más destacado del edificio sea la fachada, llama también la atención su patio, que cuenta con un pozo en la parte central y en el que se mezclan con una gran armonía las columnas mixtilíneas típicas de Salamanca, la decoración mudéjar y las gárgolas. Desde el piso superior, al que se accede por una escalera de tres tramos, se tiene una vista privilegiada de las Torres de la Clerecía.
La Casa de las Conchas tiene también una torre, aunque originalmente tenía dos. La que falta fue mandada derruir por Carlos I, como castigo a la familia Maldonado porque uno de sus miembros, Pedro Maldonado Pimentel, hijo de Rodrigo y Juana, fue caudillo comunero en la Batalla de Villalar.
La torre que aún se mantiene en pie fue recortada en el siglo XVIII para evitar la ruina del edificio. En la actualidad la Casa de las Conchas alberga la sede de la Biblioteca Pública de Salamanca, dependiente de la Junta de Castilla y León.
Salamanca cuenta con dos catedrales, ubicadas una junto a la otra. La Nueva es de estilo gótico y la Vieja permite disfrutar de un bello monumento románico. Es el "último suspiro del gótico", porque se edificó a las puertas del renacimiento. La Catedral Nueva de Salamanca es una referencia artística de la capital del Tormes y un ejemplo de densa monumentalidad que contrasta con la sobria sencillez de la Catedral románica de la que es vecina. Todo lo que hay en su interior es un cortejo de estilos artísticos: el gótico se funde con el barroco y éste se alimenta del renacimiento para materializarse en piedra, figura y cristal.
Es una catedral grandiosa y, lo más recomendable, es perderse en su interior sin mirar el reloj. Destacan los anchos pilares y la impresionante cúpula barroca que se alza sobre el crucero a 80 metros de altura. El coro, uno de los más importantes del barroco español, es obra de Alberto Churriguera.
La Catedral Vieja es uno de los monumentos románicos más hermosos de Europa, coronado por su famoso cimborrio, o torre del gallo. La ciudad monumental por excelencia no podía carecer de una magnífica catedral románica. Sencilla y austera, su interior está preñado de pequeños detalles escultóricos que la convierten en una referencia gracias a la fuerza expresiva de sus composiciones. Armoniosa en su conjunto, cada rincón sorprende con un detalle, que hace incansable su contemplación desde todos los ángulos.
Alfonso IX de León quiso tener estudios superiores en su reino y por ello creó en 1218 las ‘scholas Salamanticae’, germen de la actual Universidad de Salamanca (USAL) que cumple más de 800 años de historia ininterrumpida creando, promocionando y divulgando el conocimiento.
Alfonso IX fue un hombre ilustrado y adelantado a su tiempo, no solo por haber creado la Universidad de Salamanca, sino también por otras acciones como plantear las primeras Cortes que permitían la participación de diversos sectores de la población además de los habituales nobles.
Este primer Estudio contó, según el decreto de 1254, con un maestro en leyes, otro en decretos, dos de decretales, dos de lógica, dos de gramática, dos de física o medicina, uno de órgano, un apotecario, un bibliotecario y dos conservadores. Así, la Universidad de Salamanca se convirtió, junto con París, Oxford y Bolonia en una de las primeras universidades europeas y hoy en día es la única española que ha mantenido su actividad a través de los siglos.
En la actualidad, la USAL sigue manteniendo su gran capacidad de atracción y tiene un alumnado estable en torno a los 30.000 estudiantes. Cuenta para atenderles con nueve campus distribuidos entre Salamanca, Ávila, Zamora, Béjar y Villamayor entre los que se reparten las 26 facultades y escuelas superiores y todos los centros de investigación que abarcan aspectos tan variados como las biociencias o el láser, pasando por desarrollos agroalimentarios, las neurociencias, los estudios de historia o la investigación básica, entre otros.
Casco Histórico de Segovia: Elevada sobre una alta peña y rodeada por el Eresma y el Clamores, hay mucho que ver en Segovia. Una ciudad Patrimonio de la Humanidad en la que se siente la presencia de Alfonso X "el sabio", Enrique IV ‘el impotente’, su hermanastra Isabel la Católica y el líder comunero Juan Bravo. A comienzos del siglo XX fue un foco internacional de cultura de la mano de los artistas Zuloaga y Antonio Machado.
Fue construido probablemente en la época de los Flavios, entre la segunda mitad del siglo I y comienzos del siglo II, siendo emperadores Vespasiano y Trajano, con el fin de transportar el agua del río Acebeda hasta la ciudad. Esta impresionante obra de ingeniería, en excelente estado de conservación, comienza cerca del Palacio de la Granja con arcos sencillos que conducen el agua hasta la cisterna conocida como el Caserón.
Posteriormente, un canal de sillares la transporta hasta una segunda torre y, al llegar a la plaza de Díaz Sanz, comienzan a formarse dos monumentales filas de arcos superpuestos. Sus 20.400 bloques de piedra no están unidos por masa ni cemento alguno, y se mantienen en un perfecto y sólido equilibrio de fuerzas. La altura máxima de la construcción se alcanza en la Plaza del Azoguejo con 28,10 metros de altura y un total de 167 arcos.
Dejando atrás este fabuloso monumento el visitante se puede sumergirse por varias calles y plazas que te descubrirán monumentos como el Palacio de Mansilla (sede de la Universidad), el Torreón de Arias Dávila, la iglesia románica de San Sebastián o los palacios del Marqués de Lozoya, de Quintanar, del Conde de Cheste, o el de la Diputación Provincial.
Plaza Mayor
La Plaza Mayor de Segovia -corazón de la ciudad- es fruto de la política urbanística del siglo XVII. Vio modificado su aspecto a causa del hundimiento de la iglesia de San Miguel, acaecido en 1523. La iglesia, que estaba situada en el centro de la Plaza, donde se encuentra el quiosco actualmente, daba origen a tres plazuelas. Se reedificó en un lateral de la misma en 1532, lo que ha dado al ágora segoviana su forma actual, sobre todo por la construcción de la Catedral, que se inició en 1525, después de la destrucción de parte del barrio judío. El desplazamiento de la Iglesia de San Miguel completó ese gran cambio. La iglesia, de estilo gótico, conserva elementos románicos del templo primitivo en cuyo atrio se celebró la proclamación de Isabel la Católica como Reina de Castilla en 1474.
La ordenación trazada por Brizuela en 1623 hace que la plaza esté dominada por la presencia del Ayuntamiento (1610), con fachada de granito, torres con chapiteles de pizarra y reloj con campanas. Poco a poco se empezaron a construir las casas a su alrededor, hasta completarse con uno de los edificios más emblemáticos de la plaza, el Teatro Juan Bravo, construido en 1917. Denominada Mayor desde 1461, pasó a llamarse Plaza de la Constitución en tiempos de la Restauración Borbónica. Después de la guerra civil pasó a llamarse plaza de Franco y, con la democracia, Plaza Mayor. Fue a finales del siglo XIX cuando la plaza tomó vida llenándose de fondas, hoteles, cafés y comercios. También se incorporó el quiosco de música en 1896, diseñado por Joaquín de Odriozola
La Judería
La Judería de Segovia está situada en el lado sur del recinto amurallado, en el sector comprendido entre la plaza de Corpus Christi y el barrio de Las Canonjías. El eje principal es la antigua Calle Mayor, hoy llamada Judería Vieja. Esta Aljama (llamada así por poseer cierta independencia económica y jurídica) mantuvo en sí una rica historia, de la que se conservan documentos que se remontan al siglo XIII, momento en el que la población judía vivía diseminada por toda la ciudad. Esta comunidad llegó a poseer cinco sinagogas diferentes, dos escuelas talmúdicas o yeshivás, un mikvé donde se realizaban los baños de purificación y matadero propio.
Durante la mayor parte de su existencia, la Judería vivió un clima de bienestar y apenas se narran episodios violentos contra la población hebrea hasta el siglo XV. La comunidad judía de Segovia estaba integrada por personas de muy diversa índole. Sus actividades profesionales fueron muy variadas, contando esta comunidad con médicos, farmacéuticos, contadores, jueces, artesanos o comerciantes. Las únicas actividades que no aparecen relacionadas a la población hebrea medieval de Segovia son el cuidado de ganado y la labranza.
La creación de un espacio cerrado definitivo acontece a finales del siglo XV, época de cambios drásticos. La aljama quedaba cerrada con ocho puertas propias, utilizando además dos de la muralla. A partir del decreto de expulsión dictado por los Reyes Católicos en 1492, la judería pasó a llamarse Barrio Nuevo.
El entramado urbanístico se conserva prácticamente intacto. Hoy, un paseo por la Judería permite recobrar el pasado, a lo que igualmente contribuye la amplia oferta cultural: visitas guiadas, conferencias, conciertos, cine, talleres, degustaciones de cocina sefardí, presentaciones de libros..
Alcázar de Segovia
El Alcázar de Segovia, declarado Monumento Histórico Artístico en 1931, es una de las construcciones más bellas de la ciudad de Segovia, en 1985 fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Este edificio se asienta sobre una colina situada entre los ríos Clamores y Eresma, un lugar estratégico empleado por los pueblos celtíberos y, posteriormente, por romanos y árabes.
El Alcazar se asienta sobre una colina situada entre los ríos Clamores y Eresma, un lugar estratégico empleado por los pueblos celtíberos y, posteriormente, por romanos y árabes.
El primer documento escrito que hace referencia a la fortaleza es del periodo de Alfonso VII en el siglo XII. Sin embargo, la construcción del palacio, en ese mismo siglo, se atribuye al reinado de Alfonso VIII, monarca que aportaría una decoración claramente hispano-musulmana de aspecto cisterciense.
En la centuria siguiente Fernando III y Alfonso X realizaron varias ampliaciones. El aspecto actual del Alcázar tiene lugar durante los reinados de Juan II y Enrique IV, ya en el siglo XV. to Histórico Artístico en 1931, es una de las construcciones más bellas de la ciudad de Segovia, en 1985 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
En el Alcázar de Segovia han tenido lugar grandes acontecimientos históricos: la celebración de las Cortes Generales en 1256 por parte de Alfonso X; la proclamación como reina de Isabel I en 1474; el matrimonio entre Felipe II y Ana de Austria en 1570; el emplazamiento del Real Colegio de Artillería en 1764. En 1862 se produjo un incendio que arrasó el Alcázar, pero éste fue restaurado y desde 1896 alberga el Archivo General Militar.
El Alcázar de Segovia consta de un gran perímetro de 728 metros que se adapta perfectamente a la compleja orografía del peñasco rocoso sobre el que se asienta. Se accede salvando el foso de 26 metros de altura a través de un puente de piedra realizado en época de Felipe II y que sustituiría al antiguo puente levadizo de madera.
Se sitúa alrededor de dos patios: El Patio de Armas y el Patio del Reloj. En los extremos del complejo se hallan dos torres: La Torre de Juan II, en la zona de acceso, y la Torr del Homenaje, en la zona más exterior del promontorio. Además, en él, está instalada la Academia de Artillería, que se trata de una institución académica militar fundada el 16 de mayo de 1764 como Real Colegio de Artillería, en tiempos del rey Carlos III a iniciativa de Félix Gazzola, su primer director. Se trata de la Acaemia militar más antigua del mundo en activo.
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