Patrimonio
¿Dónde se encuentra la Muralla mejor conservada de Europa?
Es de origen Románica y se inició su construcción a finales del siglo XI
España ha sido el escenario del enfrentamiento de civilizaciones, a lo largo de su historia. Muchas son las ciudades y los pueblos protegidos por muros y murallas que hoy todavía son una realidad. En su mayor parte, esas ciudades fortificadas tuvieron su origen en la época de los romanos, que quisieron imponerse así a los pueblos autóctonos de la península Ibérica. Luego llegarían los visigodos y los árabes, que aprovecharon esas piedras para ampliar los mismos recintos amurallados y ponerlos al servicio de sus causas.
Así fue como en la Edad Media se consolidaron las localidades amuralladas que ayudaron a construir la vieja historia de España. Más tarde, en el siglo XIX y XX, muchas fueron derrumbadas, pues se buscaba facilitar la comunicación entre ciudades. Aun así, son muchas las ciudades que conservan sus murallas, habiéndose convertido en un atractivo turístico más.
Muchas de ellas han permanecido en píe casi íntegramente, pero hay en Europa que destaca por encima de todas y está en España. No es otra que la Muralla de Ávila. Se trata de una cerca militar románica que rodea el casco antiguo de la capital abulense.Su construcción se inicia a finales del siglo XI a instancias del rey Alfonso VI de León, el cual encargó al conde Raimundo de Borgoña, marido de su hija la infanta doña Urraca, repoblar los territorios llamados «de nadie» y fortificar las ciudades de Ávila, Segovia y Salamanca. Casandro Romano y Florín de Pituenga se ocuparon de la dirección de las obras que, según la historiografía tradicional, duraron nueve años, de 1090 a 1099.
En el siglo XIV se llevaron a cabo reformas encaminadas a aumentar la eficacia defensiva de los muros. Se arreglaron las puertas y se levantaron los lienzos de algunos lugares hasta la altura de las torres, alcanzando los 15 metros. También se construyó una segunda barrera. Se abrió una poterna en el tramo del Palacio de los Dávila que en 1507 se tapió por orden de la reina Juana I de Castilla. Años más tarde, en 1542 el señor de Villafranca, como revancha, abrió una nueva ventana en la que reza la leyenda "Donde una puerta se cierra otra se abre" y, sobre la puerta del Rastro, abrió un bonito mirador.
Las murallas han sufrido varias modificaciones a lo largo de su historia.De los trabajos de mantenimiento rutinarios que se cubrían con el reparo de los muros a los trabajos de restauración que se emprendieron a principios del siglo XX. En 1907 bajo la dirección de Repullés se llevaron a cabo varios trabajos que cambiaron la fisonomía de algunos puntos del monumento. No fue hasta 1982 cuando se pudo dejar la muralla libre de casas adosadas.El 24 de marzo de 1884 se declaró a las Murallas de Ávila Monumento Nacional lo que permitió que se considerase necesario su conservación. El 15 de diciembre de 1982 Ávila fue declarada Conjunto Histórico Artístico y el 6 de diciembre de 1985 Patrimonio de la Humanidad.
La muralla tiene un perímetro de 2515 metros, 2500 almenas, 87 cubos o torreones y nueve puertas. Ocupa una superficie de 33 hectáreas y conforma un rectángulo orientado de este a oeste. Sus muros tienen tres metros de grosor y 12 de altura. Para su trazado se aprovecharon los desniveles del terreno y no se construyeron ni taludes ni contrafuertes.
La Muralla de Ávila ha sido el marco para todo tipo de acontecimientos acaecidos en la ciudad. Y también el lugar en el que se mezclan lo real con lo imaginario. No son pocas las leyendas que encuentran, en estos contundentes muros, el misterioso escenario para su ambientación. Entre ellas se encuentran: "Mal que os pese la he de ver", "La Princesa Mora", "Monje por desamor", "El Cubo de la Mula", y destacan
- El Rey Niño:Hacia 1109, el belicoso Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, se esposa con Doña Urraca, reina de Castilla. Como era habitual, fue un matrimonio de conveniencia y ellos nunca se llevaron bien: ninguno de los dos cedió poder y territorio al otro y continuaron reinando en sus respectivos territorios. Ella, una mujer de recio carácter, tenía un hijo de su matrimonio previo con Raimundo de Borgoña de nombre Alfonso que, en principio, heredaría el reino de su madre. Y claro, para Alfonso el Batallador el niño representaba un obstáculo para hacerse con el reino castellano así que hostigó a su esposa que huyó con el crío ayudada por algunos nobles afines. El niño es trasladado a la ciudad de Ávila ya que sus dirigentes, encabezados por Blasco Jimeno, son partidarios de que Castilla siguiera siendo independiente y no se anexionase al reino de Aragón. El padrastro aragonés llega a Ávila con fines poco “paternales”, deseando apoderarse del crío que tantos quebraderos de cabeza le está ocasionando y pide que se lo entreguen, que el será su tutor pero, la respuesta desde dentro de la muralla es que ni hablar, que el Niño Rey se queda en Ávila.
Quizás como maniobra dilatoria o porque realmente le surge la duda de si realmente está allí y sigue vivo, el rey pide que se lo muestren y los habitantes de la ciudad se lo enseñan por encima de las almenas de la muralla. Estaba demasiado lejos para poder reconocerlo así que Alfonso I solicita unos rehenes para garantizar su seguridad al acercarse a la muralla. Por la Puerta de la Malaventura salen setenta caballeros que son apresados mientras que el rey se acerca al Cimorro de la Catedral para apreciar como, efectivamente, aquel era su hijastro y estaba vivo. Como el asalto a la ciudad es imposible, decide retirarse de Ávila pero, en un acto de gran crueldad, hace sumergir en grandes ollas de aceite hirviendo a los apresados. Aquel lugar pasó a denominarse y aún sigue nombrándose así, Las Hervencias, al norte de la ciudad.
Fue grande el dolor que provocó semejante acción y los caballeros abulenses “ovieron gran dolor i plañían e mesaban sus barbas e cabelleras”. No podían enfrentarse a aquel ejército en campo abierto así que envían al más valeroso de lo suyos, a Blasco Jimeno y a su escudero que partieron tras el monarca y su séquito que se dirigían a Zamora. Les dieron alcance en un llano entre Fontiveros y Cantiveros. Allí el hidalgo le retó a duelo, diciéndole que era “malo, alevoso y perjuro” pero el rey, indignado, mandó a los lanceros y saeteros acribillarles y descuartizar sus cuerpos. El Concejo de Ávila, orgulloso de su conciudadano, mandó erigir allí una cruz que aún se conserva y que recibe el nombre de La Cruz del Reto.
Tras numerosas vicisitudes y la muerte de Doña Urraca, su hijo fue coronado rey de Castilla como Alfonso VII y en agradecimiento al comportamiento de la ciudad, permitió que en su escudo figurase la leyenda "ÁVILA DEL REY" y apareciese él mismo, de niño, alzado por encima de las murallas como habían hecho para mostrárselo a su padrastro.
Leyenda o realidad, el escudo de la ciudad muestra ambos títulos concedidos, la zona al norte de la capital se denomina "Las Hervencias" y la Cruz del Reto, en Cantiveros, sigue recordando a aquel noble que quiso vengar la afrenta cometida.
- Jiménez Blazquez. una mujer de bandera: La Edad Media en la meseta castellana fue turbulenta en cuanto a la seguridad ya que, a los ataques de los musulmanes que habitaban los reinos del sur, se unían las desavenencias entre el reino de León y el de Castilla.
Las aparentemente inexpugnables murallas de Ávila únicamente podían ser vencidas con un largo asedio o aprovechando un gran descuido de los defensores. Esta fue la ocasión que se les presentó a los batallones musulmanes: las tropas abulenses tuvieron que salir en dirección al Puerto de Menga, necesitando a todos los hombres en edad de luchar, posiblemente esperando sorprender a los atacantes. Sin embargo, éstos les habían engañado y deciden atacar la ciudad por otro frente al encontrarse indefensa.
Sin embargo, antes de partir, se nombró gobernadora a la brava Jimena Blázquez, mujer del alcalde.Sin saber de esta circunstancia, los moros deciden atacar la muralla. Con los primeros movimientos de tropa, Jimena reúne a todas las mujeres y éstas se visten con ropajes de guerreros, disponiéndose en las zonas más visibles de la muralla con teas encendidas, gritando y tocando las trompetas de guerra. Ante la circunstancia de que Ávila se encuentra bien defendida, los árabes ni siquiera intentan el asedio. Jimena había salvado a la ciudad.
La posibilidad de que la ciudad fuera asediada por los musulmanes no está documentada de una forma fehaciente aunque las correrías desde los reinos meridionales si debieron ser constantes y es posible que, de alguna forma, afectasen a Ávila.
Muralla más antigua
La de Ávila es la mejor conservada pero hay otras que son muy famosas en la España autonómica. La muralla más antigua de nuestro país es la de Lugo: Es la única muralla romana del mundo que se conserva entera.Por eso y por su misteriosa belleza es Patrimonio de la Humanidad.
La leyenda dice que los romanos construyeron la muralla para proteger no una ciudad sino un bosque, el "Bosque Sagrado de Augusto", en latín "Lucus Augusti", de ahí el nombre de Lugo. Construida hace más de 17 siglos siguiendo las directrices de las elegantes obras de Vitruvio, la Muralla de Lugo mide más de dos kilómetros y tiene 10 puertas. Caminar por lo alto de la muralla que en algunos tramos alcanza los siete m de ancho, y detenerse en algunas de sus 71 torres que se conservan (de las 85 originales) es sentir de cerca el poder de la Roma Imperial. Y también, disfrutar de las mejores vistas.
Muralla más larga de España
La muralla más larga de España es la de Badajoz. Se trata de una fortificación militar formada por un conjunto de murallas, puertas, puentes, fuertes, torres, baluartes, hornabeques, fosos, galerías y revellines, entre otros elementos defensivos, construidos entre los siglos XVII y XVIII.Cuenta con 5,2 kilómetros de muralla conservada, a los que se suman los 1,2 kilómetros de Alcazaba.
Otras murallas de relevancia
Muralla de Segovia: Las murallas de Segovia son los restos del recinto de origen medieval de la capital segoviana. completarían un circuito de unos 2250 metros de longitud, nueve metros de altura media y 2,50 metros de espesor. Están construidas en toda clase de materiales, con algunas partes de gran antigüedad, si bien según Gila y Fidalgo la mayor parte de su fábrica correspondería a las siglos XI y XII, con remodelaciones importantes en los siglos posteriores. Desde el Alcázar hasta la Puerta de Santiago, Gila y Fidalgo contabilizaba dos torreones circulares y un cubo. La puerta de Santiago, de planta rectangular, tiene un arco de herradura y otro almohadillado. La muralla continúa por el norte del casco histórico, dominando el río Eresma, hasta la puerta de San Cebrián, que tiene a su entrada un crucero.
Desde este punto la muralla, levantada sobre la roca, sigue en dirección este hasta llegar a donde se encontraba la puerta de San Juan, derribada en 1888 por necesidades urbanísticas; era un arco ornamental del siglo xvi. En dirección sur y luego oeste continúa la muralla, en un tramo en el que figuraban el Postigo del Consuelo, el Portillo de la Canaleja y las puertas de San Martín, de la Luna y del Sol, contándose en este numerosos cubos, de los cuales la mayoría sirvieron de cimientos a las casas de la ciudad. Continuando hacia el oeste se llega a la puerta de San Andrés, que cuenta con dos torres, una cuadrada y otra poligonal. Desde ahí la muralla continúa para cerrar su perímetro en el Alcázar.
Frías: Este bello pueblo de la provincia de Burgos, en las Merindades, destaca por sus casas colgadas y clavadas en la roca, su impone su castillo y la iglesia de San Vicente Mártir.
Puebla de Sanabria: Esta provincia zamorana destaca por un castillo sobre una colina y unas casas solariegas que invitan a visitar el pasado. Repleta de posadas reales, las balconadas impactan al igual que su gastronomía.
Ciudad Rodrigo: Una de las localidades más importantes de la provincia de Salamanca cuenta con un impresionante castillo, convertido en parador, además de una solemne catedral, y donde no faltan sus murallas, construidas en la época medieval y que ha sido retocadas posteriormente añadiendo fosos y baluartes.
Urueña: En este pequeño municipio vallisoletano sobresale su muralla que descubre algunas de las vistas más bellas y sorprendentes de España.
Fuera de Castilla y León nadie puede dejar de visitas las murallas de: Albarracín (Teruel), que son son un formidable recinto, fruto de diversas ampliaciones, que rodea completamente el casco histórico de la localidad. La localidad turolense surgió como una pequeña aldea visigótica. Hoy en día cuenta con un espectacular casco histórico, en las que resaltan sus casas de color rojizo, sus balcones corridos en rica forja y de madera tallada. Y con un gran número de monumentos como la la catedral, las iglesias de Santiago y Santa María, la Casa-Museo Noble de la familia Pérez y Toyuela, el Museo Municipal y el Museo Diocesano.
Toledo: Denominada la Ciudad de las Tres Culturas, mantiene su muralla de origen romana, que fue expandida siglos después por los árabes. Rodeada por el río Tajo cuenta con dos de los monumentos patrimoniales más importantes de España, su catedral gótica y el alcázar. Y una recomendación, visitar la iglesia de Santo Tomé para disfrutar del cuadro de “El entierro del Conde de Orgaz” de El Greco.
Trujillo (Cáceres): Ciudad monumental con un extenso patrimonio. Plaza mayor, palacios de Pizarro y Orellana su alcázar y como no, su muralla, construida en el siglo XVII, de la que se conservan algunos tramos ya que parte de ella fue derribada en el siglo XIX.
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