
Turismo
Escapada de dos días por la capital de provincia más familiar y cercana de España
Situada en la llanura de la Tierra de Campos, a orillas del río Carrión, se encuentra en esta pequeña gran ciudad rica en patrimonio religioso y monumental

Este fin de semana la ciudad de Palencia acoge una de sus citas más importantes y que atrae a miles de personas entre profesionales y público en general: la Feria Nacional de Ganado Ovino Selecto de Raza Churra, que este año cumple su edición número 38. Un evento referente nacional en el sector agroganadero del ovino en España, en general, y de la especie churra, una raza autóctona que cuenta con 300.000 cabezas de ganado de las que el 95 por ciento están en Castilla y León, en particular.
La Feria incluye actividades como la presentación del proyecto Pastores de Emergencia, la proyección del documental Mujeres de viento, tierra y ganado, y una clase magistral de cortes del lechazo churro con degustación, además de un amplia y variada oferta de actividades abiertas al público en la Campa Churra, entre conciertos, basket 3x3 o realidad virtual e incluso se mantiene la exitosa propuesta gastronómica Paquito de Interovic, que reinterpreta el consumo de carne de lechazo en formatos más actuales.
Pero dicho todo esto, para aquellos que estén pensando donde disfrutar de este fin de semana, una vez que la primavera ya está aquí en todo su esplendor invitando a los viajeros a salir y conocerlo todo, en estas líneas de los viernes de LA RAZÓN queremos acercar un poco más las bondades de la capital del Cristo del Otero, aprovechabdo que acoge este certamen agroganadero tan importante en España y que reunirá a miles de personas durante este sábado y el domingo.

¿ Y qué se puede ver en Palencia?
Palencia es una urbe romana, que en la Edad Media gozó de gran esplendor como residencia real y pionero centro universitario. Una ciudad que ofrece espectaculares zonas verdes aprovechando las riberas del Carrión y que cuenta con una gastronomía tradicional suculenta con la menestra palentina como uno de sus platos estrella, al igual que la sopa castellana, el pisto o el lechazo de la raza churra, platos todos ellos que se pueden regar con los vinos de la D.O. Cigales y D. O. Arlanza, que comprenden hasta trece municipios palentinos
Pero como ya lo hemos mencionado antes, empezaremos por el imponente Cristo del Otero , una visita obligada para todo aquél que decida visitar Palencia. Sus más de 20 metros sobrecogen y fascinan al visitante y lo convierten en el más alto de España. Un monumento que se lantó hace casi cien años, concretamente en 1931 sobre un cerro que domina la ciudad. Presenta un estilo que recuerda el art déco, con resonancias cubistas, y ecos del arte del Antiguo Egipto en la hierática postura de la figura. Como curiosidad, pesa 392 toneladas y se construyó en tan solo ocho meses. Y su aura católico le salvó de sus destrucción durante los años de la República, por un ataque anarquista, que afortunadamente falló.
A sus pies, además, hay excavada una ermita, la de Santa María del Otero, donde hay una pequeña explanada y un mirador donde se puede tener una panorámica de la ciudad, así como un pequeño museo donde se encuentran los proyectos de su autor, Victorio Macho, responsable de grandes obras como el monumento a Benito Pérez Galdós y a Ramón y Cajal, ambos en el Parque de El Retiro en Madrid.
Pero Palencia tiene muchas más cosas, sobre todo un rico legado artístico cuyo rastro refleja el transcurrir de los siglos. Las huellas de la historia han modelado uno de sus símbolos más singulares, la Catedral de San Antolín, la tercera Seo más grande de España, jalonada de detalles góticos o renacentistas y de increíbles obras de arte de El Greco, Berruguete y Zurbarán.
La capital palentina cuenta también con templos o conventos que merecen una visita como la Parroquia de San Miguel, con su formidable apariencia de torre defensiva de 70 metros de altura y donde asegura la leyenda contrajo matrimonio El Cid.
Declarado Bien de Interés Cultural en 1992, este templo es ejemplo de esa tipología de construcciones religiosas que mejor constata la transición entre el románico y el incipiente gótico, pero, además, cada 1 de enero acoge una de las tradiciones que mejor definen el acerbo cultural de la ciudad: el "Bautizo del Niño", una curiosa y especial celebración que ostenta el rango de Fiesta de Interés Turístico Nacional.
También son destacables en Palencia dos conventos: el de las Claras, en cuyo interior puede admirarse un formidable Cristo Yacente al que se atribuyen varios milagros, y el de San Francisco, antigua sede de las Cortes de Castilla.

Pero quien visite Palencia, si no quiere cometer un pecado, ha de pasear por la Calle Mayor, lugar de encuentro y conversación donde se reúne el alma de la ciudad. Recorrer sus más de 900 metros de longitud -una de las de mayor recorrido de nuestro país), abrazados por elevados soportales y casi doscientas columnas, brinda al visitante una muestra del mejor patrimonio que la burguesía palentina promovió a inicios del siglo XX.
Y es que esta vía está flanqueada de palacios y lugares sorprendentes, entre los que destaca el Casino o el modernista Colegio Villandrando. Junto a esta calle se asoma la Plaza Mayor y se retira a descansar en el Parque del Salón de Isabel II, un singular espacio verde conocido con el sobrenombre de "El Salón".
En la calle Mayor y en sus calles adyacentes se suceden tiendas y boutiques de moda local, y muy cerca está el Mercado de Abastos, edificio de arquitectura en hierro construido en el siglo XIX, donde se pueden descubrir los mejores productos de la zona, como repostería artesana de la mano de sus espectaculares almendrados y amarguillos o las pisuergüllas, además de embutidos como la cecina de Villarramiel, quesos o cerámica de Paredes de Nava y los tradicionales paños.
Una ciudad, en definitiva, familiar y cercana, muy rica en patrimonio y repleta de zonas verdes como por ejemplo el conocido como El Monte El Viejo, un espacio natural que se sitúa sobre un páramo a tan sólo seis kilómetros del centro de la ciudad muy ligado a la historia de Palencia desde hace al menos ocho siglos, cuando el Ayuntamiento y el cabildo de la Catedral adquirieron sus términos al monarca Alfonso VIII en el año 1191. Con una extensión que alcanza las 1.435 hectáreas, constituye la gran reserva de la biodiversidad palentina, su auténtico pulmón verde, gracias a una amplia vegetación de quejigo y encina que salpican arbustos y plantas aromáticas como el tomillo, la jara o la salvia, y donde es posible disfrutar de una reserva ciervos así como de encantadores rincones como El Refugio, la Casa Grande (un edificio que data del siglo XVI) o la Casa Pequeña, una sencilla edificación que ofrece, probablemente, las mejores vistas panorámicas de la ciudad.

Palencia presume también de disfrutar de una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes realizadas entre los siglos XVIII y XIX en España: el Canal de Castilla, concretamente un fragmento del ramal sur que sortea valiosos ecosistemas de ribera y desvía las aguas del curso para descansar en la Dársena, donde se emplazan antiguos almacenes y lo que en la actualidad es el Museo del Agua, donde se ofrece una experiencia inmersiva y multisensorial en torno a una de las grandes obras de la Ilustración Española.
Palencia es cultura también y en ella puede visitarse el Museo de Arte Contemporáneo que alberga gran parte de la obra del pintor palentino Juan Manuel Díaz-Caneja. Fundado en 1991 expone gran parte de la obra de este universal artista palentino. Una de sus salas alberga la exposición permanente del creador, cuya obra refleja su personal relectura e interpretación del paisaje castellano bajo la influencia de las vanguardias que definieron los principios del siglo XX. La segunda de las salas acoge diversas propuestas y exposiciones temporales de fotografía o artes plásticas.
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