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Historia

Los fósiles revelan la presencia del espinosaurio en Soria hace 125 millones de años

Se trata del terópodo más grande encontrado hasta la fecha en el registro ibérico de edad Cretácico Inferior

A la izquierda, réplica de dinosaurio en el yacimiento soriano de El Frontal, en Bretún larazon

Un reciente estudio paleontológico sobre fósiles de dinosaurios carnívoros hallados en los yacimientos de Soria ha revelado la presencia de un espinosaurio de gran tamaño en la provincia hace 125 millones de años, el terópodo más grande encontrado hasta la fecha en el registro ibérico de edad Cretácico Inferior.

El estudio, publicado recientemente en la revista científica Cretaceous Research, ha sido realizado por investigadores de las universidades del País Vasco y La Rioja y de la Colección de Paleontología y Geología en Baviera para conocer mejor la diversidad de dinosaurios terópodos de la cuenca de Cameros y de toda la península Ibérica durante ese periodo.

El principal resultado de la investigación ha puesto de relieve la presencia de un espinosaurio de gran tamaño en esta zona de Soria mediante la identificación de restos craneales, dientes, vértebras y huesos apendiculares que pertenecerían a un individuo del grupo de los barioniquinos.

Con una longitud corporal estimada de unos 10 a 12 metros, se trataría del terópodo más grande encontrado hasta la fecha en el registro ibérico de edad Cretácico Inferior, concretamente en los yacimientos fosilíferos de Los Caños y Zorralbo I que forman parte del sector soriano de la Cuenca de Cameros.

Los fósiles fueron descubiertos, excavados y restaurados en las últimas décadas por la familia Meijide-Fuentes Vidarte, antes de ser depositados en el Museo Numantino de Soria y provienen de la llamada Formación Golmayo, cuyos depósitos de origen fluvial son de edad Hauteriviense-Barremiense.

Según han explicado los investigadores, en esta formación, se han recuperado restos fósiles pertenecientes a una diversa fauna de vertebrados, incluyendo terópodos y otros dinosaurios como el ornitópodo Magnamanus, el saurópodo Soriatitan o el anquilosaurio Polacanthus.

Además, los yacimientos sorianos han proporcionado varios dientes aislados que corresponderían a un segundo terópodo distinto de los espinosaurios, asignado de forma provisional a un tetanuro indeterminado, junto con otros fósiles que corresponden a moluscos gasterópodos y bivalvos, crustáceos, algas carofitas y restos vegetales.

Una nueva especie exclusiva de Cameros

Los resultados de este estudio son importantes para conocer mejor la diversidad de dinosaurios terópodos de la cuenca de Cameros y de toda la península Ibérica durante el Cretácico Inferior.

Los investigadores han asegurado que, el gran espinosaurio de Soria, podría corresponder a una nueva especie exclusiva de Cameros, aunque es necesario descubrir más restos fósiles para establecer una diagnosis que permita distinguirlo de otras especies ya conocidas.

Hasta la fecha se han descrito 5 espinosaurios diferentes en el Cretácico Inferior de Iberia, siendo Riojavenatrix lacustris de Igea (La Rioja) el único conocido en la cuenca de Cameros.

Por este motivo, en este trabajo se ha logrado diferenciar entre las faunas de espinosaurios de la Cuenca de Cameros, dominadas por barioniquinos -entre los que está Riojavenatrix-, y las faunas de espinosaurios de la rama sureste de la Cuenca Ibérica, con formas de barioniquinos diferentes y la presencia de espinosaurinos.

Los más dominantes y diversos de la península Ibérica

Los espinosaurios fueron los terópodos dominantes y más diversos en la península ibérica hace 120-130 millones de años, con unos caracteres anatómicos muy especializados que permiten distinguirlos de otras especies registradas en la misma zona como el Concavenator o el Pelecanimimus.

Su cráneo bajo y alargado con mandíbulas provistas de dientes cónicos resulta de perfil similar al de los cocodrilos modernos y los brazos son largos y robustos con manos de tres dedos que se terminan en poderosas garras.

Estos dinosaurios vivían cerca de hábitats acuáticos como lagos y ríos, y eran principalmente piscívoros, aunque podían completar su dieta cazando otro tipo de animales.

Esta investigación paleontológica ha sido financiada gracias a un proyecto del del Ministerio de Ciencia, Innovación e Universidades y a un grupo de investigación del Gobierno Vasco.