
Cultura
El impresionante castillo que controlaba la frontera portuguesa y en el que ahora puedes dormir a un módico precio
Declarado Monumento Histórico-Artístico en el año 1949, es uno de los mejores ejemplos de conservación y reutilización del patrimonio español

Hubo una vez en la historia en el que España y Portugal erán la misma nación, más concretamente entre los años 1580 y 1640, bajo la Casa de Austria. Quitando ese momento ambos países no es que hayan sido enemigos, es más en muchas ocasiones, como la actual, las relaciones han sido estupendas, pero existían tensiones entre los territorios por ocupar más terreno, sobre todo en la época medieval. Por este motivo en los pueblos fronterizos los nobles construían fortalezas con el objetivo de defender sus terrenos y vigilar la frontera. No son muchos los ejemplos que han llegado a nuestros días, pero hay un impresiontante Castillo, declarado Monumento Histórico-Artísticos en el año 1949, que está considerado como uno de los mejores ejemplos de conservación y reutilización del patrimonio español, y en el que la actualidad puedes dormir a un módico precio, ya que es un fantástico Parador.
Todo el mundo ya ha podido comprobar que los Paradores de Turismo de España llaman la atención de todos los viajeros. Además de por su comodidad y belleza, estos rincones destacan debido al lugar donde se ubican. En este caso, los alojamientos se sitúan en sitios tan destacables como antiguos palacios, castillos llenos de historia, alcázares e incluso conventos. Asimismo, a través de ellos, se puede descubrir buena parte de la historia de nuestro país. Por otro lado, otra de las características que destaca es su situación geográfica.
El concepto Paradores se remonta al año 1926 cuando el Marqués de la Vega-Inclán impulsó la construcción de un alojamiento en la Sierra abulense de Gredos, que se convertiría en el primer Parador de la red. Tras la inauguración de este primer establecimiento el 9 de octubre de 1928, se constituyó la Junta de Paradores y Hosterías del Reino.
En su origen se quería construir una serie de hoteles en lugares donde la iniciativa privada no llegaba y que tenían condiciones para atraer turismo, como los parajes de gran belleza, o poblaciones con variada riqueza cultural, artística, histórica. A partir del Parador de Gredos, se quiso también aprovechar y rehabilitar algunos de los numerosos monumentos históricos y artísticos abandonados situados en los alrededores.
Este tipo de establecimientos solo se encuentran en España, excepto uno en Portugal, que se puso en marcha en el mes de octubre de 2015. Los paradores están localizados en edificios emblemáticos o emplazamientos destacables que han sido seleccionados por su interés histórico, artístico o cultural. Treinta de sus hoteles están calificados como bienes de interés cultural (BIC) y otros quince se encuentran en conjuntos históricos declarados bienes de interés cultural.
Parador de Ciudad Rodrigo
Pues en esta ocasión vamos a hablar del establecimiento que se encuentra dentro de una fortaleza, y que fue el tercero en ponerse en marcha en España, más concretamente en el año 1929. Éste es el de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, que está situado en lo alto de un tajo que se alza sobre la vega del río Águeda, y ocupa un emblemático castillo reconstruido en 1372 por Enrique II de Castilla, padre del linaje de Isabel la Católica.
El Parador ofrece un inmejorable enclave para admirar la riqueza monumental de Ciudad Rodrigo. En su interior, la reciente reforma de sus habitaciones luce una decoración de diseño, en la que piezas modernas conviven con el mobiliario castellano tradicional del edificio, en un vínculo que preserva la esencia medieval del castillo. Además, el Parador, dotado de parque y zona de juegos privada, es un destino ideal para toda la familia.
El establecimiento hotelero se instala en una fortificación de estilo leonés, destaca por su gran torre del homenaje cuadrada, de 17 metros de lado, y por las almenas y matacanes que se suceden a lo largo de sus impresionantes murallas. Además, su interior cuenta con una nueva muestra de obras de arte, entre la que destacan un tapiz flamenco del siglo XVII-XVIII, una talla de un rey castellano del siglo XVIII y una copia del cuadro expuesto en el Louvre “Las Bodas de Caná”, de Gerard David.
Además de las habitaciones, el parador, por su proximidad a las dehesas salmantinas, ofrece una suculenta oferta gastronómica que tiene en el cerdo ibérico y en la ternera morucha sus productos estrella. Cocina tradicional actualizada a base de ricos embutidos, suculentos asados, sin olvidar la gran enseña mirobrigense: el farinato.
Las arcadas de piedra del comedor de este inexpugnable castillo trasladan al comensal al medievo mientras contemplas los maravillosos paisajes del campo charro. En la mesa, junto al mejor jamón de Guijuelo, algunos de los platos más reconocidos por los clientes son los huevos de corral tapados con jamón ibérico y sus patatas, el farinato con yema asada a baja temperatura con patatas meneás, la pierna de cordero al horno o el solomillo de morucha a la parrilla.
Atractivos turísticos de Ciudad Rodrigo
Para disfrutar al máximo de la experiencia, Ciudad Rodrigo ofrece una serie de propuestas patrimoniales y turísticas de primer nivel, entre las que destacan:
Plaza Mayor y Ayuntamiento
La Plaza Mayor de la localidad salmantina es el epicentro del casco antiguo y el mejor lugar para empezar a descubrir la ciudad. Alrededor de la misma se asoman algunas centenarias casas y el ayuntamiento de la localidad. Este último es una auténtica joya de estilo renacentista que data del siglo XVI, aunque fue reformado en el siglo XX.
La Plaza Mayor es, además, el principal lugar de socialización, ya que está rodeado de cafeterías, restaurantes y terrazas. Y durante las fiestas de carnaval instalan una gigantesca plaza de toros móvil con una capacidad de 3.800 personas. También aquí se ubicaban las mazmorras.
Muralla
Ciudad Rodrigo consta de dos líneas de murallas que forman un cinturón de forma ovalada alrededor de la ciudad, con una longitud de 2.200 metros y alcanzando los 13 metros de altura en algunos lugares, y flanqueadas por cinco torreones. De las ocho puertas que tuvo en origen hoy día se conservan siete, de las cuales destacan la Puerta de Santiago y la Puerta del Sol. Aunque todavía quedan restos de la primitiva muralla del siglo XII, lo que se contempla hoy día fue construido casi todo durante la reforma del siglo XVIII.
Catedral
Se trata de un templo gótico cuya construcción, promovida inicialmente por el rey Fernando II de León en torno a 1168 y continuada por sus sucesores en el trono, se llevó a cabo entre los siglos XII y XIV. Pertenece por su estilo al llamado «grupo de Salamanca», junto con la catedral vieja de Salamanca, la catedral de Zamora y la colegiata de Toro. En su interior posee tres naves escalonadas con bóvedas octopartitas. El edificio ha sufrido distintas reformas como la reedificación de la Capilla Mayor en 1550 gracias al patronazgo del cardenal Tavera.
En 1755 el famoso terremoto de Lisboa causó estragos en la catedral, derribando la torre principal. Por eso, la que se puede ver en la actualidad es del siglo XVIII. En 1810 las tropas napoleónicas sometieron a la catedral a un intenso bombardeo, del que todavía se pueden ver las marcas de cañonazos en su fachada.
El Verraco
Frente al castillo el visitante se encuentro con otro de los emblemas de la ciudad. Se trata de una escultura de piedra de unos dos metros de longitud y que representa un cerdo. Fue realizado por los vetones, un pueblo prerromano de origen celta que se habitó estas tierras desde el siglo V a.C.
Palacio de los Águila
Es el mayor palacio de Ciudad Rodrigo y perteneció a una de las familias con más solera de la ciudad. Fue construido entre los siglos XVI y XVII. Es mayoritariamente renacentista, aunque también presenta influencias góticas. Además, uno de los dos patios interiores es de estilo plateresco. Este patio está rodeado de arcos coronados con escudos de linajes emparentados con los Águila.
En este palacio se llegó a hospedar la mismísima reina de Inglaterra en 1692, en su viaje hacia Portugal. En 2000 fue rehabilitado y en la actualidad alberga un centro de exposiciones.
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