La increíble colonia de arrecifes de más de 86 millones de años en un pueblo de apenas 30 habitantes

Ubicada a unos 80 kilómetros de Segovia, y situado en lo alto de una peña caliza y rodeado de dos regueros, aparece la localidad de Castrojimeno. Uno de los tantos municipios castellanos y leoneses de la España Vaciada, ya que los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) otorgan apenas 30 habitantes. Un pueblo muy especial pero que esconde una peculiaridad que le hace único, una característica geológica, ya que alberga arrecifes de coral petrificados de hace más de 86 millones de años.

Se trata de un caso único en el mundo, al hallarse en plena meseta castellana, y por ende, a cientos de kilómetros del mar. Se estima que en dicha época, hay que remontarse al Cretácico Superior, cuando esta zona oriental de la provincia segoviana se encontraba sumergida bajo las aguas. Por aquel entonces, el clima subtropical propiciaba la existencia de aguas cálidas que provocaron el desarrollo de un buen número de colonias de corales, y de esta forma se constituían los arrecifes.

Unos arrecifes que con el paso del tiempo se fueron fosilizando, haciendo de Castrojimeno uno de los lugares donde mejor se han conservado estos elementos, despertando el interés de geólogos de todo el mundo y logrando también, la declaración como Lugar de Interés Geológico.

A lo largo de un paseo por el pueblo nos podemos encontrar algas, erizos de mar, moluscos, corales, un buen número de fósiles, que sus vecinos, a lo largo de los años, han ido usando de manera tradicional para adornar las calles del pueblo e incluso sus propias casas.

Con motivo de estas curiosas construcciones, se han puesto en marcha varias rutas geológicas, que parte desde esta localidad a otros lugares cercanos para conocer esta riqueza natural que ha llegado hasta nuestros días y con una sobresaliente conservación, recorriendo las proximidades del arroyo de la Fuente del Prado o el Paraje de El Enebralejo.

Historia

Los orígenes de esta localidad son de principios del siglo XI, cuando cuentan que un personaje llamado Ximeno daba nombre al pueblo. Un municipios que destaca por su interesante localización, rodeado de cañones y construcciones de piedra caliza además de un casco urbano muy bien conservado.

En lo más alto del pueblo nos topamos con la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Esperanza, de origen románico, y en su interior se pueden contemplar tallas interesantes, o el retablo mayor, con pinturas renacentistas atribuidas a Nicolás Greco.

Además de las rutas de corales existentes por la zona se encuentran "La Senda del Fraile", que nos conduce hasta las antiguas minas de yeso y alabastro; los Barrancos del Duratón o la Ruta del Agua, para los amantes de las bicicletas de montaña.

El 6 de agosto celebra su Fiesta Mayor en honor de San Sebastián y el 1 de octubre se rinde homenaje a Nuestra Señora del Rosario. Y entre sus tradiciones se mantienen la de "las senderas" para mejorar el aspecto del pueblo y para los voluntarios se ofrece un almuerzo de vino y escabeche: la Subasta de los Palos de la Virgen y se han dejado por el camino alguna otra. Los efectos de la España Vaciada.