
Medio Ambiente
El morito comienza a habitar en las lagunas de Castilla y León
Es previsible que esta ave, propia de Doñana y la Albufera, crie próximamente en la Laguna de Villafáfila o en humedales de Valladolid

El morito (plegadis falcinellus), un ave que a mediados del siglo XX estaba a punto de extinguirse, habita ya en los humedales de Castilla y León, gracias a la recuperación de su especie. Es más, los expertos auguran que próximamente podría a criar en la Laguna de Villafáfila en Zamora o en los humedales de Valladolid.
El ave, ya ha sido observada, en la laguna zamorana, en el azud del Riolobos en Salamanca, en algunas lagunas de Valladolid, en el embalse de Montejo de la Vega y en la Laguna de Cantalejo en Segovia y en los embalses de Monteagudo de las Vicarías o de la Cuerda del Pozo en Soria.
El coordinador de Seo Birdlife Soria, Juan Luis Hernández, recuerda a Ical que el morito desapareció como ave reproductora a comienzos del siglo XX, y que era un “habitual” en las marismas de Doñana. Actualmente, puede observarse en cualquier humedal que reúna las condiciones de la Península.
Las nuevas colonias, que crían en la Albufera de Valencia o en las marismas de Doñana, una vez acabada la cría, realizan sus movimientos dispersivos y acaban en Castilla y León. En concreto, Juan Luis Hernández, agrega que de unas pocas parejas que empezaron a criar en las marismas y arrozales inmediatos al parque de Doñana -después de haber desaparecido como nidificante a comienzos del siglo XX-, su población se ha disparado para superar las 4.000 parejas. Desde allí, o desde otros puntos como la Camarga francesa se ha extendido de manera muy amplia a los arrozales del Delta del Ebro, a la Albufera de Valencia y a otros humedales del interior.
“Estas poblaciones son muy nómadas y erráticas. El morito común es el único miembro de la amplia comunidad de ibis existente en el mundo que aparece en Europa. Tiene tamaño medio, plumaje de tonos pardos y rojizos y su largo pico curvado hacia abajo, características que lo hace inconfundible y es habitual verlo fuera del agua, en praderas encharcadas y húmedas, alimentándose de todo tipo de insectos y sus larvas”, indica.
A la recuperación del morito se incorpora otra ave que antes era impensable atisbar en Castilla y León como es el flamenco, una especie que este año se ha podido observar en el embalse de Monteagudo de las Vicarías, según el experto, quien señala que en la laguna de Gallocanta en Zaragoza se han observado 1.500 flamencos con decenas de pollos, cuando en los últimos años no había citas de esta especie.
“Dentro de diez años será normal, quizás, ver flamencos en zonas húmedas cuando realicen determinados movimientos de paso, ya que habitan en zonas salinas”, indica para apostillar que a primeros de agosto se halló un ejemplar de flamenco juvenil en Sotos del Burgo, justo en la carretera que va al Cañón del Río Lobos. El ave que vagaba por Soria, finalmente murió. Además, se han avistado una veintena de flamencos en el embalse del Ebro (Burgos) y otros en la Laguna de la Nava en Palencia y en la de de Villagonzalo de Coca en Segovia.
A esta recuperación del morito se suman otras especies como el aguilucho lagunero, que habita también en zonas húmedas. El censo realizado en la década de los 90 estableció que en Soria había dos parejas reproductoras y actualmente se citan entre 100 y 150 parejas. “La recuperación de esta ave es espectacular y muy visible en toda la Península”, celebra para señalar que las actuaciones realizadas para la recuperación de los humedales han dado resultados.
Este fin de semana se celebra el Día Mundial de las Aves y desde Seo Birdilife se advierte que, a pesar de la recuperación de ciertas especies, hay otras que están en declive, sobre todo las más amenazadas habitan en lugares donde se practica la agricultura intensiva, es decir, donde se utilizan fertilizantes y herbicidas,
Hay varias especies esteparias que están en clarísimo equilibrio: La ganga ortega, la ganga ibérica y el sisón, esta último tenía una zona densidad muy alta en los Campos de Gómara (Soria) y ahora no hay prácticamente ningún ejemplar. Lo mismo ocurre con la ganga ortega, que antes se cazaba por consumir.
“La ganga ortega solo queda en cuatro sitios contados de Soria y en cuatro sitios de Castilla. Y la ganga ibérica, que habita en ambientes más áridos del valle de Ebro o zonas del sur de la Península, en la Comunidad solo quedan 30 ejemplares entre Salamanca, Ávila, Valladolid y Zamora", lamenta.
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